Historia XVIII:La Academia
Algunos hombres de letras tenían la costumbre de reunirse en casa de uno de ellos, Conrart, para hablar de literatura. Richelieu les propuso que se constituyeran en corporación regular y eligieran nuevos miembros, y así hubo primero 12, luego 28, por último 40. Su reunión llegó a ser una corporación oficial reconocida por el rey, la Academia Francesa (1636). Richelieu adoptó el título de protector de ella, más tarde Luis XIV lo fué también, y la Academia celebró sus reuniones en el Louvre.
Los académicos no eran todos escritores, hubo siempre entre ellos señores y aficionados que se interesaban por la literatura, sin que escribieran.
Richelieu encargó a la Academia que trabajara a fin de «dar reglas seguras a nuestra lengua», para hacerla «capaz de tratar las ciencias y las artes». La Academia debía hacer un diccionario, una gramática, una retórica. En realidad no trabajó más que en el diccionario, y muy lentamente. La primera edición no apareció hasta 1674.
Pero uno de sus miembros, Vaugelas, encargado de dirigir el trabajo, publicó en 1647 las Observaciones sobre la lengua francesa. Vaugelas no tenía la pretensión de trazar reglas. «No hay, decía, más que un maestro de las lenguas, que es su rey y el tirano, y es el uso». Intentaba solamente «dar a conocer el buen uso de las palabras». Lo que él llamaba buen uso era el «de la parte más sana de la Corte y de los escritores de la época». Su libro sirvió de regla para el uso del francés.