Historia XVIII:Las Ciencias Naturales

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Historia XVIII:La Química
Capítulo 18 – Movimiento intelectual en Europa en el siglo XVII
Las Ciencias Naturales​
 de Charles Seignobos


Ya en el siglo XVI, se habían observado y descrito las plantas y tratado de clasificarlas, pero no se había encontrado un buen principio de clasificación. En el siglo XVII un francés, Tournefort, discípulo de la escuela de Montpellier, después de haber estudiado las plantas de todas las comarcas de Europa, llegó a una clasificación que ha subsistido durante una parte del siglo XVIII. Un italiano, Malpighi, disecó las diversas partes de las plantas y publicó una obra en que describió la estructura de los vegetales. Se empezó en Inglaterra a servirse del microscopio para estudiar las plantas.

En el siglo XVI se había empezado, sobre todo en Italia, a disecar los cadáveres, por lo común los de los ajusticiados. Un italiano, Vesale, establecido en Bélgica, fundó así la Anatomía humana. Otro italiano, Fallope, había estudiado el interior del oído y el del cuerpo humano. Otros estudiaron los huesos. Uno de ellos dió su nombre al conducto que hay entre el oído y el gaznate, la «trompa de Eustaquio». Luego se hizo la anatomía de algunos animales, un hipopótamo, un caballo.

Un inglés, Harvey, descubrió la circulación de la sangre (1628), lo cual trastornó todas las ideas relativas al cuerpo humano. Un italiano, profesor en Pavía, disecando un perro vivo, descubrió los vasos por que circula el quilo.

No se había observado en un principio más que el cuerpo humano, por razones prácticas, porque se quería aplicar las observaciones a la Medicina o a la Cirugía. El italiano Malpighi (1628-1694) estudió la organización de los animales de especies diferentes, para compararlos entre sí con espíritu científico puro, e inició así la Anatomía comparada.

La invención del microscopio cambió las condiciones de la observación. De igual modo que el telescopio permitía ver los fenómenos muy alejados, el microscopio hizo visibles los demasiado pequeños para ser percibidos a simple vista. Un holandés, Swammerdam, estudió las metamorfosis de los insectos, y vió que se desarrollan según las mismas leyes que todos los demás animales. Otro holandés, Leeuwenhoek, hizo él mismo microscopios con los cuales pudo ver los seres llamados más tarde «microscópicos», los infusorios, los glóbulos de la sangre. Estudió las arterias y las venas.

La Medicina obtuvo poco provecho de estas observaciones. Los médicos, organizados en cuerpo, no querían renunciar a las doctrinas de los griegos, y se negaron mucho tiempo a admitir la circulación de la sangre demostrada por Harvey. En Francia explicaban las enfermedades por los humores, y seguían aplicando los antiguos tratamientos de que se burló Molière, la sangría, la lavativa, los purgantes. Se empezó, no obstante, en otros países, a emplear contra la fiebre la quinina, planta venida de América del Sur. Un inglés, Sydenham, preparó el láudano (que lleva todavía su nombre).