Historia de las Indias (Tomo I)

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Nota: Se respeta la ortografía original de la época
HISTORIA
 
DE
 
LAS INDIAS
 
ESCRITA POR
 
FRAY BARTOLOMÉ DE LAS CASAS
 
OBISPO DE CHIAPA
 
AHORA POR PRIMERA VEZ DADA Á LUZ
 
POR
 
EL MARQUÉS DE LA FUENSANTA DEL VALLE
 
Y D. JOSÉ SANCHO RAYON.
 
 
 

TOMO I.

 
 
 
MADRID
IMPRENTA DE MIGUEL GINESTA
calle de Campomanes, núm. 8
1875.

ÍNDICE.


Páginas
.
 Advertencia preliminar........................................................................................................................................................................................................
v
 Dedicatoria........................................................................................................................................................................................................
1
 Prólogo de la historia.—En el cual trata el autor difusamente los diversos motivos y fines que los que historias escriben suelen tener.—Toca la utilidad grande que trae la noticia de las cosas pasadas.—Alega muchos autores y escritores antiguos.—Pone muy largo la causa final é intincion suya que le movió á escribir esta Crónica de las Indias.—Asigna los grandes errores que en muchos, cerca de estas naciones indianas, ha habido, y las causas de donde procedieron.—Señala tambien las otras causas, formal y material y eficiente, que en toda obra suelen concurrir.........................................................................................................................................................................................................
3
 Libro Primero.—Capítulo I.—En este capítulo se toca la creacion del cielo y de la tierra.—Como Dios la concedió, con todas las criaturas inferiores, al señorío del hombre.—Como este señorío se amenguó por el pecado.—El discurso que tuvieron los hombres para se derramar por las tierras.—Cuán singular cuidado tiene de los hombres la Providencia divina.—Como Dios mueve y inclina los hombres á las cosas que determina hacer aquello para que los toma por ministros.—Como tiene sus tiempos y sazon determinados para el llamamiento y salud de sus predestinados.—Como nadie debe murmurar por qué ántes ó por qué despues llamó á unas y dejó á otras naciones, y cómo siempre acostumbró enviar el remedio de las ánimas, cuando más corruptas y más inficionadas en pecados y más olvidadas parecia que estaban del divino favor, puesto que nunca dejó, por diversas vías, con sus influencias generales, de socorrer en todos los tiempos y estados á todos los hombres del mundo.........................................................................................................................................................................................................
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 Cap. II.—Donde se tracta como el descubrimiento destas Indias fué obra maravillosa de Dios.—Como para este efecto parece haber la Providencia divina elegido al Almirante que las descubrió, la cual suele, á los que elige para alguna obra, conceder las virtudes y cualidades necesarias, que han menester.—De la patria, linaje, orígen, padres, nombre y sobrenombre, persona, gesto, aspecto y corporal dispusicion, costumbres, habla, conversacion, religion y cristiandad de Cristóbal Colon.........................................................................................................................................................................................................
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 Cap. III.—En el cual se trata de las gracias que tuvo adquisitas Cristóbal Colon.—Como estudió y alcanzó las ciencias, gramática, aritmética, geometría, historia, cosmografía y astrología.—Cuánto dellas le fué necesario para el ministerio que Dios le elegía, y sobre todo que fué peritísimo en el arte de navegar sobre todos los de su tiempo.—Como en esto se ocupó toda su vida ántes que descubriese las Indias, y no en alguna arte mecánica como quiso decir un Agustin Justiniano.........................................................................................................................................................................................................
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 Cap. IV.—En el cual se trata de la ocasion que se ofreció á Cristóbal Colon para venir á España y cómo se casó en Portugal, y del primer principio del descubrimiento destas Indias, é, incidentemente, de cómo y cuando fueron descubiertas la isla de la Madera y la del Puerto Santo, que está cabe ella, y cómo las descubrió ó ayudó á descubrir el suegro del dicho Cristóbal Colon.........................................................................................................................................................................................................
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 Cap. V.—En el cual se ponen cinco razones que movieron á Cristóbal Colon para intentar su descubrimiento destas Indias, las cuales asignó D. Hernando Colon, hijo del mismo D. Cristóbal Colon.........................................................................................................................................................................................................
55
 Cap. VI.—En el cual se contienen autoridades de grandes y famosos filósofos, que afirmaron ser habitable la tórrida zona, y la cuarta que á ella dista hácia el polo austral y el hemisferio inferior que algunos negaban.—De como hobo noticia de haber en el mundo dos géneros de etiopes, los cuales agora cognoscemos y experimentamos; y otras muchas cosas contiene este capítulo notables.........................................................................................................................................................................................................
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 Cap. VI.—En el cual se ponen otras dos razones naturales y autoridades de Avicena y Aristóteles, y San Anselmo, y de Plinio y Marciano, y de Pedro de Aliaco, Cardenal doctísimo, que prueban haber tierra y poblada en el mar Océano, y en las tierras que están debajo de los polos, y en ellas, diz que, vive gente beatísima, que no muere sino harta de vivir, y ellos se despeñan para matarse por no vivir.........................................................................................................................................................................................................
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 Cap. VIII.—En el cual se hace mención de una isla grandísima, que pone Platon, mayor que Asia y Europa, riquísima y felicísima, y de cuya prosperidad y felicidad dice Platon cosas increibles, pero verdaderas, y apruébanlo otros autores y San Anselmo entre ellos; la cual está cerca de la boca del estrecho de Gibraltar, y, de un terremotu de una noche y un dia, fué hundida.—De como muchas tierras se han perdido, y hecho islas de tierra firme, y otras haber parecido que ántes no eran, y de como muchos Reyes, los tiempos antiguos, enviaron flotas á descubrir, etc.........................................................................................................................................................................................................
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 Cap. IX.—En el cual se ponen algunas auctoridades de Ptolomeo y de Strabo y de Plinio y de Solino, y señaladamente de Aristóteles, que refiere haber los Cartaginenses descubierto cierta tierra, que no parece poder ser otra sino parte de la tierra firme que hoy tenemos hácia el cabo de San Agustin, y de otros navíos de Cáliz que hallaron las hierbas que, en la mar, cuando venimos á estas, Indias hallamos.........................................................................................................................................................................................................
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 Cap. X.—En el cual se tracta de como la Providencia divina nunca consiente venir cosas señaladas para bien del mundo, ni permite para castigo dél, sin que primero, ó por sus siervos los Sanctos, ó por otras personas, aunque sean infieles y malas, y algunas veces por los demonios, las prenuncien y antedigan que ellas acaezcan.—Pónense una autoridad de Séneca que parece verdadera y expresa profecía, y otra de Sant Ambrosio del descubrimiento destas Indias.—Quién fué Tiphis, el que inventó la primera nao.........................................................................................................................................................................................................
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 Cap. XI.—En el cual se trae auctoridad de Pedro de Aliaco, Cardenal, gran teólogo, filósofo, matemático, astrólogo, cosmógrapho, la cual mucho movió con eficacia á Cristóbal Colon y lo confirmó en todo lo pasado.—Donde incidentemente se toca que España se extendia hasta lo que agora se dice África, y llegaba al monte Atlántico, porque antiguamente era todo tierra contínua, y no habia estrecho de agua donde ahora es el de Gibraltar.........................................................................................................................................................................................................
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 Cap. XII.—El cual contiene dos cartas muy notables que escribió un maestre Paulo, florentin, á Cristóbal Colon, informándole de las otras cosas admirables que habia en Oriente, y como por el Occidente podia llegarse allá y descubrir los reinos felicísimos del Gran Khan, que quiere decir Rey de los Reyes, y de una carta de marear que le invió de la provincia de Cipango, etc.........................................................................................................................................................................................................
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 Cap. XIII.—En el cual se contienen muchos y diversos indicios y señales, que por diversas personas Cristóbal Colon era informado, que le hicieron certísimo de haber tierra en aqueste mar Océano, hácia esta parte del Poniente, y entre ellos fué haber visto en los Azores algunos palos labrados, y una canoa, y dos cuerpos de hombres, que los traia la mar y viento de hácia Poniente.—Hácese mencion de la tierra de los Bacallaos y de la isla de Antilla y Siete Ciudades, etc.........................................................................................................................................................................................................
97
 Cap. XIV.—El cual contiene una opinion, que á los principios en esta isla Española teniamos, que Cristóbal Colon fué avisado de un piloto, que con gran tormenta vino á parar forzado á esta isla; para prueba de lo cual se ponen dos argumentos que hacen la dicha opinion aparente, aunque se concluye como cosa dudosa.—Pónense tambien ejemplos antiguos de haberse descubierto tierras, acaso, por la fuerza de las tormentas.........................................................................................................................................................................................................
103
 Cap. XV.—En el cual se impugna cierta nueva opinion que dice, que afirma questas Indias ó parte dellas, en tiempo del rey Hespero XII de España, estuvieron subiectas ó fueron del señorio de España; pónense cuatro razones por las cuales se prueba ser vana y frívola, y lisonjera, y dañosa tal opinion.—Refiérense muchos descubrimientos que antiguamente se hicieron por diversas gentes y por mandados de Reyes diversos.—Contiene cosas antiguas y notables.........................................................................................................................................................................................................
107
 Cap. XVI.—En él se responde á los motivos de los que afirman ser estas Indias las Hespérides, con razones y muchas auctoridades, que no es regla general que todos los reinos, ni tampoco España, se denominasen de los Reyes.—Tráense muchas cosas antiguas y dulces.—Hácese mencion de aquel cabo, nominatísimo por los antiguos, de Buena Esperanza.—Tráense........................................................................................................................................................................................................
 razones muy probables y, suficiente divisione, se concluye que las Hespérides fueron las islas que ahora llamamos de cabo Verde, que son siete, que están 300 leguas de las Canarias, hácia el Austro ó el Sur.—Tambien cuales fueron las islas Gorgonas ó Gorgades.—Que las Hespérides fueron hijas de Hespero, Rey de África, ó de Atlante, su hermano.—Que hobo muchos Hércules y muchos Atlantes.—Qué fueron los puertos y las manzanas de oro, que dellos cogian las nimphas Hespérides, y cuál el dragon que las guardaba de dia y de noche, al cual mató Hércules.—La interpretacion desta fábula, y cómo se reduce á historia, y al cabo que todo lo que se dice de las Hespérides fué dudoso é incierto, y otras cosas agradables para oir, etc.........................................................................................................................................................................................................
118
 Cap. XVII.........................................................................................................................................................................................................
131
 Cap. XVIII.........................................................................................................................................................................................................
137
 Cap. XIX.........................................................................................................................................................................................................
152
 Cap. XX.........................................................................................................................................................................................................
161
 Cap. XXI.........................................................................................................................................................................................................
169
 Cap. XXII.........................................................................................................................................................................................................
172
 Cap. XXIII.........................................................................................................................................................................................................
180
 Cap. XXIV.........................................................................................................................................................................................................
185
 Cap. XXV.........................................................................................................................................................................................................
195
 Cap. XXVI.........................................................................................................................................................................................................
201
 Cap. XXVII.........................................................................................................................................................................................................
207
 Cap. XXVIII.—En el cual se torna á la historia de como Cristóbal Colon deliberó de ofrecerse á descubrir otro mundo, cuasi como certificado que lo habia de hallar.—Ofreció al rey de Portugal primero la empresa.—Las cosas que proponia hacer é riquezas descubrir; las mercedes que pedia por ello.—Mofaron, el Rey y sus consejeros, dél, teniendo por burla lo que prometia; estuvo catorce años en esto con el rey de Portugal.—Por la informacion que el Rey le oia envió una carabela, secretamente, que tornó medio perdida; sabida la burla determinó dejar á Portugal y venir á los reyes de Castilla.—Asígnanse algunas causas, por qué el Rey de Portugal dejarla de aceptar esta negociacion.........................................................................................................................................................................................................
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 Cap. XXIX.—Como determinó Cristóbal Colon que su hermano Bartolomé Colon fuese á ofrecer la empresa al rey de Inglaterra.—De........................................................................................................................................................................................................
 las condiciones deste Bartolomé Colon.—Como hizo ciertos versos en latin al rey de Inglaterra, y una figura.—Salió Cristóbal Colon secretamente de Portugal, vino á la villa de Palos.—Dejó su hijo chiquito, Diego Colon, en el monesterio de la Rábida.—Fuése á la corte.—Comenzó á informar á personas grandes.—Fué oido de los Reyes; cometieron el negocio al Prior de Prado y á otros.—Pusieron muchos argumentos, segun entónces podian poner, harto débiles.—No fué creido, ántes juzgadas sus promesas por vanas é imposibles.—Asígnanse algunas razones desto.—Padeció grandes trabajos por cinco años, y en fin fué despedido sin nada.........................................................................................................................................................................................................
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 Cap. XXX.—En el cual se contiene, como Cristóbal Colon vino á la ciudad de Sevilla y propuso su demanda al Duque de Medina Sidonia, el cual, puesto que muy magnánimo y que habia mostrado su generosidad en grandes hechos, ó porque no la creyó, ó porque no la entendió, no quiso acetarla.—Como de allí se fué al Duque de Medinaceli, que al presente residia en el Puerto de Santa María; entendido el negocio lo aceptó y se dispuso para favorecerlo, y, sabido por la reina Doña Isabel, mandó al Duque que no entendiese en ello que ella lo queria hacer, etc.........................................................................................................................................................................................................
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 Cap. XXXI.—En el cual se contiene otra vía, diversa de la del precedente capítulo, que algunos tuvieron para quel Cristóbal Colon fuese de los reyes de Castilla admitido y favorecido, conviene á saber, que visto que el Duque de Medina Sidonia no le favorecia, que se fué á la Rábida de Palos, donde habia dejado su hijo, con determinacion de irse al rey de Francia, y que un guardian del dicho monesterio de La Rábida, que se llamaba fray Juan Perez, le rogó que no se fuese hasta que él escribiese á la Reina; envió la Reina á llamar al guardian y despues á Cristóbal Colon y envióle dineros.—Llegado, hobo muchas disputas.—Tórnase á tener por locura.—Despiden totalmente á Cristóbal Colon.—Nótase la gran constancia y fortaleza de ánimo de Cristóbal Colon, etc.—Da el autor, ántes desto, alguna conformidad de tres vías, que parecen diversas, como esto al cabo se concluyó.........................................................................................................................................................................................................
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 Cap. XXXII.—En el cual se trata como segunda vez absolutamente........................................................................................................................................................................................................
 fué Cristóbal Colon de los Reyes despedido y se partió de Granada desconsolado, y como un Luis de Santangel, escribano de las raciones, privado de los Reyes, á quien pesaba gravemente no aceptar la Reina la empresa de Cristóbal Colon, entró á la Reina y le hizo una notable habla, tanto, que la persuadió eficazmente, y prestó un cuento de maravedís á la Reina para el negocio, y la Reina envió luego á hacer volver á Cristóbal Colon, y otras cosas notables que aquí se contienen.........................................................................................................................................................................................................
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 Cap. XXXIII.—En el cual se trata como se hicieron los despachos de Cristóbal Colon, segun él supo y quiso pedir, con la capitulacion de las mercedes que los Reyes le hacian, de lo cual luego en Granada se le dió privilegio real.—Ésta se pone á la letra porque se vea la forma y estilo de aquellos tiempos; como, despachado, se fué á la villa de Palos á se despachar.........................................................................................................................................................................................................
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 Cap. XXXIV.—Vínose despachado Cristóbal Colon á la villa de Palos; entendió con gran presteza en su despacho y puso medio cuento de maravedís que fueron necesarios.—Un Martin Alonso y sus hermanos Pinzones ayudaron mucho á se despachar, y fueron con él á descubrir.—Tócase del pleito que hobo entre el Fiscal y el Almirante.—Detráese de cosas no dignas que el Fiscal movió en favor del Martin Alonso, deshaciendo los grandes servicios del Almirante, porque los hermanos del Martin Alonso decian que ellos habian sido causa principal del descubrimiento destas Indias.—Pónense razones por las cuales se convencen de la falsedad.—Armó tres navíos, dos pequeños y otro mayor.—Juntó noventa personas.—Hizo Capitanes á Martin Alonso y á su hermano Vicente Yañez, y al tercero Maestre del uno; él tomó la nao ó navío grande, etc.........................................................................................................................................................................................................
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 Cap. XXXV.—Embarcóse, jueves, á 2 de Agosto, y hízose á la vela viernes, á 3, año de 1492.—Pónese aquí un prólogo notable que hizo á los Reyes, Cristóbal Colon, puesto en el principio del libro desta su primera navegacion.—Determinó de hacer dos cuentas de las leguas que andaba, una secreta para sí, que contaba verdad de lo que andaba, y otra pública para con la gente, que decia ménos de lo que andaba, porque, si........................................................................................................................................................................................................
 se dilatase el viaje, la gente no desmayase.—Hobo revés y trabajos hasta llegar á las Canarias, saltando el gobernario de una carabela ó vela de adobar; en gran Canaria.—La sierra desta isla de Tenerife echó de sí gran fuego.—Comenzaba la gente de los navíos á se arrepentir y á murmurar, etc.........................................................................................................................................................................................................
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 Cap. XXXVI.—Fué avisado Cristóbal Colon que andaban ciertos navíos del rey de Portugal por prenderle.—Dióse priesa para salir del Puerto de la Gomera; salió jueves á seis dias de Setiembre del dicho año.—Va contando las leguas, que, cada dia con su noche, conforme á las dos cuentas dichas, andaba, etc. ........................................................................................................................................................................................................
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 Cap. XXXVII.—En el cual se tracta como es ley universal que Dios tiene en su mundo, que las cosas grandes, mayormente las de la fe, tengan muchos contrarios y dificultades, y de la razon desto.—Como la gente desmayaba de ver tan largo viaje sin ver tierra, murmuraban y echaban maldiciones á Cristóbal Colon, diciéndole en la cara injurias porque se tornase, amenazándole que le habian de echar á la mar; y tomaban más recias ocasiones cuanto mejor tiempo llevaban.—Como Cristóbal Colon los consolaba y cumplia con ellos con buenas palabras, y gran modestia y paciencia.—Como Dios le favorecia, vieron algunas aves en señal de estar cerca de tierra.—De los corrillos y pláticas que entre sí tenian contra él.—Como él lo disimulaba, y de las razones que les decia para que perseverasen, y de las esperanzas que les daba.........................................................................................................................................................................................................
272
 Cap. XXXVIII.—En el cual se contiene una carta de marear que llevaba Cristóbal Colon, donde tenia pintadas estas Indias é islas, mayormente esta Española que llamó Cipango, y esta carta dice el autor que la tiene, á lo que cree, en su poder.—Como vieron ciertos celajes que todos afirmaron ser tierra, y hobieron grande alegría, y al cabo no fué.—Como vieron muchas señales, adelante, de tierra.—Como se le quisieron amotinar de no poder ya mas sufrir la dilacion.—Como descubrió Colon ciertos secretos de las alturas.—Como confirieron los puntos de la navegacion.........................................................................................................................................................................................................
278
 Cap. XXXIX.—En el cual se trata de algunos alegrones que tuvieron diciendo algunos que vian tierra, los cuales se les........................................................................................................................................................................................................
 tornaban luego en tristezas y en murmuraciones y desacatos de Cristóbal Colon, y á querérsele amotinar.—Como mudó el camino más al Austro, por las señales de las aves que vian.—Como vieron muchas y ciertas señales de estar cerca de tierra.—Como vieron un junco verde y otras cosas de tierra.—Como jueves, 11 de Octubre, conociendo Cristóbal Colon que estaban cerca de tierra, hizo una habla á todos aquella noche, á primera noche, que velasen bien porque ántes de muchas horas la verian.—Como á las diez de la noche vido él mismo lumbre, y á las dos, despues de media noche, vido tierra.—Y como por haber visto la lumbre, primero, le adjudicaron los Reyes los 10.000 maravedises, aunque otro vido la tierra.........................................................................................................................................................................................................
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 Cap. XL.—En el cual se trata de la cualidad de la isla que tenian delante, y de la gente della.—Como salió en tierra el Almirante y sus Capitanes de los otros dos navíos, con la bandera real y otras banderas de la cruz verde.—Como dieron todos gracias á Dios con gozo inestimable.—Como tomaron posesion solemne y jurídica de aquella tierra por los reyes de Castilla.—Como pedian perdon al Almirante los cristianos de los desacatos que le habian hecho.—De la bondad, humildad, mansedumbre, simplicidad y hospitalidad, disposicion, color, hermosura de los indios.—Como se admiraban de ver los cristianos.—Como se llegaban tan confiadamente á ellos.—Como les dió el Almirante de las cosas de Castilla y ellos dieron de lo que tenian.........................................................................................................................................................................................................
291
 Cap. XLI.—En el cual se contiene como vinieron muchos indios á los navíos, en sus barquillos, que llaman canoas, y otros nadando.—La estimacion que tenian de los cristianos, creyendo por cierto que habian descendido del cielo, y por esto cualquiera cosa que podian haber dellos, aunque fuese un pedazo de una escudilla ó plato, la tenian por reliquias y daban por ello cuanto tenian.—Hincábanse de rodillas y alzaban las manos al cielo, dando gracias á Dios, y convidábanse unos á otros que viniesen á ver los hombres del cielo.—Apúntanse algunas cosas notables, para advertir á los lectores de la simiente y ponzoña de donde procedió la destruicion destas Indias.—Y cómo detuvo el Almirante siete hombres de aquella isla.........................................................................................................................................................................................................
299
 Cap. XLII.—En el cual se tracta de una isla que parecia grande, á la cual puso nombre la Fernandina, y, viniendo á ella, toparon un indio en una canoa; tomáronlo en la nao, y, contento, enviáronlo delante y dió las nuevas en la Fernandina, y como surgieron los navíos ya de noche.—Nunca cesaron en toda la noche de venir canoas y gentes á ver los cristianos y traerles de lo que tenian.—Saltaron en tierra los marineros con barriles por agua.—Con gran alegría se la mostraban los indios y los ayudaban.—La gente era como la pasada, pero, diz que, más doméstica, y más aguda, y más dispuesta.—No les cognoscieron secta alguna.—Tenian paños de algodon, las mujeres casadas cubrian sus vergüenzas, las doncellas no.—La manera de las camas.—De un árbol que contiene diversidad de árboles en sí.—Dáse la razon dél, maravillosa.—De las culebras y perros de aquella isla.—Vieron más gente.—La manera de sus casas, etc.........................................................................................................................................................................................................
306
 Cap. XLIII.—En el cual se trata como el Almirante dió vuelta al leste ó Levante, porque le informaron los indios que la isla de Samoeto era más grande que la Fernandina, y quedaba atras, y esto parece que Dios le tornaba porque viese á Cuba y á la Española.—Llegados á Samoeto, sintieron suavísimos olores, y vieron la isla ser graciosísima.—Mataron dos sierpes, que son las iguanas y qué cosa es.—Huyeron los indios sentidos los cristianos.—Tornaron á venir sin miedo.—Estimaron que habian descendido del cielo.—Tuvo relacion, segun él creia que lo entendia, que habia allí minas de oro, y estuvo esperando que el Rey de la isla viniese allí.—Halló lignaloe y mandó cortar dello.—Aquí supo nuevas de la isla de Cuba y de la Española.—Creyó que era la isla de Cipango, donde pensó que hallaria gran suma de oro, y perlas y especería.—Las razones por donde con razon se movió á lo creer y que allí venian naos grandes del Gran Khan.—Puso por nombre á esta isla la Isabela.—Fuese della en demanda de Cuba, etc.........................................................................................................................................................................................................
312
 Cap. XLIV.—En el cual se tracta, como se llegó el Almirante á la tierra de la isla de Cuba y le puso por nombre Juana.—De la órden que tuvo hasta allí en poner los nombres á las tierras........................................................................................................................................................................................................
 que descubria.—Como entró en un rio y puerto muy hermoso.—Saltó en tierra.—Huyeron los indios de dos casas que por allí hallaron.—Loa la hermosura de aquella isla.—Decíanle los indios, que llevaba consigo, que habia minas de oro.—Juzgó que estaba de allí cerca tierra firme.—Llamó aquel rio Sant Salvador.—Salió de allí é descubrió otro rio que llamó de la Luna.—Despues otro que nombró de Mares; maravilloso puerto.—Vido poblaciones y huyeron dellas todos los indios, vistos los navíos.—Saltó en tierra y de las cosas que vido en las casas, las cuales casas eran muy más hermosas que las que habia visto.—De la hermosura de los árboles y templanza de los aires y frescura.—Como Martin Alonso entendia de los indios que llevaba, que estaban en tierra del Gran Khan.—Como se engañaban en no entender los indios.—De la provincia de Cubanacan que está en medio de la isla de Cuba, donde habia minas de oro.—Como tuvo el Almirante á Cuba por tierra firme y por tierra del Gran Khan.—Como salió del rio de Mares en busca de otros rios y pueblos del Gran Khan.—Y, al cabo, como se tornó al rio y puerto de Mares.........................................................................................................................................................................................................
318
 Cap. XLV.—Tracta como, surto en el puerto de Mares, envió las barcas en tierra; no hallaron gente, que era huida.—Invió un indio de los que traia.—Dió voces diciendo que la gente que venia era buena gente, que no hacia mal á nadie.—Asegúranse todos.—Vienen seguramente en los navíos.—Nótase la mansedumbre de los indios, y como con facilidad fueran traidos á la fe y á buenas costumbres, si por amor y mansedumbre fueran tratados y traidos.—Vido el Almirante tener á un indio un poco de plata.—Da testimonio el Almirante muchas veces de la mansa condicion de los indios.—Tiene á Cuba por tierra firme y por los reinos del Gran Khan.—Envió dos cristianos y dos indios la tierra dentro, á saber nuevas.—Dijo hallarse 1.142 leguas de la isla del Hierro.—Alaba mucho el puerto y la tierra.—Puso los navios á monte.—Entendió de algunos indios que el mucho oro estaba en la isla Española.—Halló almástiga, algodon, ajes, batatas y frísoles, etc.........................................................................................................................................................................................................
325
 Cap. XLVI.—En el cual se tracta como tornaron los dos cristianos........................................................................................................................................................................................................
 que habian ido la tierra adentro.—De los recibimentos y reverencia que los indios les hicieron como á venidos del cielo.—De la mansedumbre y bondad natural y simplicidad de los indios.—De los sahumerios que por las narices tomaban, que llamaban tabacos.—De las palabras del Almirante en loa de los indios, diciendo cuán fácilmente le parece que se convertirán.—Determinó de llevar de allí para Castilla algunos indios, y como los tomó.—Como fué y hizo en ello muy culpable hecho.—Aféase mucho y dánse razones de su fealdad, y de como por sola aquella obra mereció que Dios le castigase y aparejase muchas adversidades en lo porvenir, aunque tuviese buena intencion.—Repítense tambien muchas cosas de la bondad y docilidad natural de los indios.........................................................................................................................................................................................................
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 Cap. XLVII.—De como tuvo el Almirante relacion de cierta tierra riquísima de oro, hácia el Levante.—Por esto y por otras causas dió la vuelta hácia el Levante.—Descubrió maravillosos rios y puertos con muchas poblaciones.—Halló una mar de islas dignas de admiracion.—Vido las sierras de la isla Española.—Halló almástiga y lignaloe.—Vido cañas.—Vido pescados y animales diversos.—Halló piedras con manchas doradas, otras que parecian de minas de plata, otras de hierro.—Apartóse de su compañía y obediencia, con su carabela, Martin Alonso Pinzon.........................................................................................................................................................................................................
339
 Cap. XLVIII.—En el cual se contiene como el Almirante salió del puerto de Sancta Catalina y fué descubriendo por la costa arriba.—Vido muchos y maravillosos rios y puertos, unos mejores que otros, y tierras fertilísimas y temperatísimas.—Da testimonio de la bondad y docilidad de los indios.—Confiesa quel fin de su descubrimiento es la gloria y ampliacion de la religion cristiana.—Hallaron poblaciones y un pan de cera.—Dícese que aquella cera vino de Yucatan.—Cuenta el auctor que halló él otro pan de cera en aquella isla, el año de 1514.—Hallaron tambien unas cabezas de hombres, antiguas, guardadas en un cestillo, y lo que dice el Almirante cerca desto.........................................................................................................................................................................................................
348
 Cap. XLIX.—En el cual cuenta las condiciones del Puerto Sancto y de un rio.—Vido en él grandes canoas como fustas.—Salió á tierra el Almirante con ciertos hombres armados.—Subió........................................................................................................................................................................................................
 una montaña, encima llana, tierra muy hermosa.—Halló una poblacion.—Dió de súpito sobre la gente della.—Huyóla toda.—Aseguróla el indio que llevaba.—Dióles cascabeles.—Certificó á los Reyes que 10 hombres hagan huir á 10.000.—Júntase despues mucha gente.—Vienen á las barcas.—Adelántase uno y hace una gran plática, alzando las manos al cielo.—Vino gente como de guerra.—Finalmente se aseguraron todos y daban las azagayas y cuanto tenian.—Creian que los cristianos venian del cielo.—Dice el Almirante que esta gente es de la misma creencia que la otra.—Vido una casa de maravillosa hechura.........................................................................................................................................................................................................
355
 Cap. L.—Salió del Puerto Sancto y fué descubriendo rios grandes, y vido desde léjos la felice isla Española, miércoles, á 5 de Diciembre.—Creyó el Almirante que era Cipango, de que traia relacion, isla riquísima, é creyó tambien que la punta ó cabo de Cuba era tierra y cabo de la tierra del Gran Khan, y tuvo razones para ello en aquellos dias, y créese, que si no hallara atravesadas en el mar estas Indias, que por el camino que llevaba descubriera los reinos del Gran Khan.—Puso al cabo de Cuba, Alpha, y al de Sant Vicente que está en Portogal, Omega, que quiere decir principio y fin.—Tambien convenia este nombre al cabo de Cuba, por respecto del cabo de la Española, que se miran el uno al otro.—Dice que los de Cuba tenian mucho miedo á los indios de la Española.—Los indios de la Española nunca comieron carne humana.........................................................................................................................................................................................................
358
 Cap. LI.—Determinó dejar á la isla de Cuba y ir á la Española.—Puso nombres á ciertos Cabos de la Española que le parecian léjos.—Vido la isla de la Tortuga.—Descubrió ciertos Cabos de léjos á que puso nombres.—Parecia la isla Española, de altísimas sierras, de grandes campiñas, y sembradas como de trigo en la campiña de Córdoba.—Vieron muchos fuegos de noche, y de dia muchos humos.—Vido un puerto, entró en él, Jueves, á 6 de Diciembre, púsole puerto de Sant Nicolás, por honra del Sancto que era aquel dia.—Dice dél maravillas, de su bondad y de la tierra.—Vido grandes almadías ó canoas con mucha gente.—Huian todos viendo los navíos.—Creia, por esto, haber por allí grandes poblaciones.—Creia que las frutas de los árboles debian ser especerías.........................................................................................................................................................................................................
362
 Cap. LII.—Partió del puerto de Sant Nicolás, y, yendo por la costa arriba, via maravillosas tierras sembradas como de cebadas, grandes valles y campiñas, y, á las espaldas dellas, sierras escombradas, altísimas; parecia haber grandes poblaciones.—Halló un puerto grande y hondo, al cual puso nombre de la Concepcion.—Salió á tierra en un rio que viene por unas vegas hermosísimas.—Hizo sacar redes, pescaron muchas lizas y otros pescados de Castilla.—Oyeron cantar el ruiseñor.—Vieron cinco indios que les huyeron.—Halló arrayan.—Puso nombre á la isla, Española.—Envió gente la tierra dentro.—Trajeron almástiga y vieron muchos árboles della.—Hallaron, diz que, las mejores tierras del mundo.........................................................................................................................................................................................................
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 Cap. LIII.—Dábanle á entender los indios, que traia consigo, que la tierra que él creia de Babeque ser isla, que era tierra firme; y torna á rectificarse en su opinion que la gente de Caniba, que oia decir á los indios que debia ser la del Gran Khan.—Hizo poner una gran cruz á la boca del puerto, en señal que la tierra era de los reyes de Castilla.—Tres marineros entráronse por el monte adentro.—Sintieron mucha gente.—Huyó toda.—Alcanzaron una mujer que traia un pedazo de oro en las narices.—Vistióla el Almirante y dióle joyas; tornáronla á enviar.—Envió otro dia nueve cristianos á tierra con un indio de los que traia.—Cuatro leguas hallaron una poblacion de 1.000 casas, y habria 3.000 hombres.—Huyen todos.—Da voces el indio que no teman que es gente buena.—Vuelven todos.—Admíranse de los cristianos.—Lléganles las manos, temblando, á las caras.—Hácenles mil servicios.—Creen haber venido del cielo.—Vino mucha más gente con el marido de la mujer.—Vieron tierras felicísimas.—Induce el autor á cierta consideracion.—Tuvo el Almirante cierta experiencia, etc.........................................................................................................................................................................................................
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 Cap. LIV.—Salió dos veces del puerto de la Concepcion y tornóse á él por el viento contrario.—Visto junto con él la isla de la Tortuga, fué con las barcas á ver un rio y subió por él hácia las poblaciones.—Vido el valle maravilloso, llamóle valle de Paraíso, y al rio, Guadalquivir.—Vino mucha gente y un Rey á ver los cristianos.—Entró en la mar el Rey.—Pasaron........................................................................................................................................................................................................
 cosas.—Encarece el Almirante en gran manera la bondad, mansedumbre y hermosura de los indios, hombres y mujeres, la fertilidad y hermosura de las tierras.—No podian creer que los cristianos fuesen terrestres, sino del cielo.—Dice el Almirante cosas de notar.—Apunta el autor la causa de la destruicion y perdicion destas gentes, conviene á saber, su mucha simplicidad, humildad y buena naturaleza.........................................................................................................................................................................................................
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 Cap. LV.—En el cual se tracta como trujeron oro los indios.—Vino una canoa con 40 hombres, de la Tortuga, á ver los cristianos.—Lo que allí pasó cerca della.—No creia el Almirante quel oro fuese natural desta isla, aunque despues luego supo el contrario.—Dia de Sancta María hizo ataviar los navíos de banderas y tirar tiros, y hacer gran fiesta.—Estando comiendo el Almirante, llegó á la nao un Rey con mucha gente.—Pasaron allí cosas de oir.—Dió joyas de oro al Almirante.—No podian creer sino que eran venidos del cielo.—Despues vino á la nao un hermano del Rey.—Diéronle nuevas que en otras muchas islas ó tierras habia mucha copia de oro.—Dice al cabo el Almirante, que espera en Dios que todas las gentes destas islas han de ser cristianos.........................................................................................................................................................................................................
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 Cap. LVI.—Hízose á la vela.—Descubrió muchas tierras graciosísimas, valles y campiñas labradas.—Entró en un puerto que dice ser el mejor del mundo.—Vido más puertos y poblaciones.—Dice haber andado veinte años por la mar.—Vinieron indios sin número; con grandísima alegría traian de comer á los cristianos y cuanto tenian.—Da testimonio admirable, y repítelo el Almirante muchas veces y con grande encarecimiento, de la bondad y mansedumbre, humildad y liberalidad de los indios.—Envió seis cristianos á un pueblo donde les hicieron mil servicios.—Vinieron canoas de un Rey á rogar al Almirante que fuese á cierta punta de tierra donde lo esperaba.—Fué allá el Almirante.—Dióle con mucha alegría de las cosas que tenia.—Cuando se iban daban voces los indios, chicos y grandes, rogándoles que no se fuesen.—Vinieron muchos más indios á los navíos.—Loa la hermosura y templanza de la tierra.—Llamó aquel puerto admirable de Sancto Tomás.........................................................................................................................................................................................................
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 Cap. LVII.—El rey Guacanagarí, que fué uno de los cinco........................................................................................................................................................................................................
 Grandes de la Española, tenia sus pueblos y casa cerca de allí, envióle á rogar que fuese á su casa por verlo, con un Embajador suyo y con él un presente con oro.—Respondió el Almirante que le placia.—Envió seis cristianos á un pueblo.—Hicieron gran recibimiento y dieron cosas y algunos pedacitos de oro.—Vinieron aqueste dia más de 120 canoas, llenas de gente, á los navíos.—Todas traian que dar y ofrecer á los cristianos, etc.........................................................................................................................................................................................................
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 Cap. LVIII.—Estaban esperando la ida del Almirante allí tres Embajadores del rey Guacanagarí.—No pudiendo partir el Almirante, envióle las barcas con ciertos cristianos para que le desculpasen.—Fué extraño el recibimiento que Guacanagarí con toda su gente les hizo.—Dióles dádivas de cosas de oro y otras.—Tornadas las barcas, levantó las velas para ir allá.—Supo nuevas, ántes que partiese, de las minas de Cibao.—Repite maravillas de la bondad de los indios y de la gravedad y cordura de los señores entre ellos, etc.........................................................................................................................................................................................................
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 Cap. LIX.—Noche de Navidad, echóse á dormir de muy cansado.—Descuidóse el que gobernaba, da en un bajo la nao, cerca del puerto del rey Guacanagarí.—Huyeron con la barca los marineros, desmamparando la nao.—No los quisieron los de la otra carabela recibir, y, sabido por el Rey la pérdida de la nao, fué extraña y admirable la humanidad y virtud que mostró al Almirante y á los cristianos, y el socorro que mandó dar y poner para descargarla toda, y la guarda que hizo poner en todas las cosas, que no faltó agujeta.—Certifica el Almirante á los Reyes, que en el mundo no puede haber mejor gente ni mejor tierra, etc.........................................................................................................................................................................................................
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 Cap. LX.—Visitó el Rey al Almirante con gran tristeza.—Consolólo mucho, diciéndole que su hacienda estaba á buen recaudo, que todo lo demas se desembarcaría luego.—Vinieron canoas de otros pueblos, que traian muchos pedazos de oro para que les diesen cascabeles y cabos de agujetas.—Como vido el Rey que el Almirante se alegraba mucho, le dijo que ahí estaba Cibao, que le daria mucho.—En oyendo Cibao, creia que era Cipango.—Rogóle el Rey que saliese á tierra, veria sus casas.—Hízole hacer gran recibimiento.—Pónele una gran carátula de oro, como corona, en la cabeza,........................................................................................................................................................................................................
 y otras joyas al pescuezo, y á los cristianos reparte pedazos de oro.—Determinó el Almirante hacer allí fortaleza, etc.........................................................................................................................................................................................................
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 Cap. LXI.—Tornó el Rey otro dia á la carabela á visitar al Almirante; comió allí con él.—Pónense argumentos claros de la bondad natural destas gentes.—Asígnanse razones porqué quiso el Almirante dejar en esta isla Española algunos cristianos.—Tuvo nuevas de Martin Alonso.—Envió el Rey una canoa, y el Almirante un cristiano, á buscarle.—Torna sin hallarle.—Dió priesa en hacer la fortaleza, y acabóla en diez dias, por la mucha gente que le ayudó; púsole nombre, La Navidad.—Vido el marinero un Rey que traia unas plastas de oro en la cabeza.........................................................................................................................................................................................................
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 Cap. LXII.—Salió en tierra el Almirante.—Hízosele gran mesura y comedimientos por un hermano del Rey que lo llevó al aposento del Almirante.—Vino luego el Rey apriesa á ver al Almirante, y con grande alegría pónele al pescuezo una gran plasta de oro que traia en la mano.—Comió con él.—Tornado á la carabela, invióle el Rey una gran carátula de oro, rogándole que le enviase una bacineta y un jarro de laton.—Otro dia salió en tierra el Almirante, y halló cinco Reyes vasallos de aquel Guacanagarí, cada uno con su corona de oro en la cabeza, mostrando gran autoridad.—Llevó del brazo el Rey al Almirante á su aposento, y quitóse su corona de oro de la cabeza y púsola al Almirante en la suya.—El Almirante se quitó del pescuezo un collar de cuentas de vidro y púsoselo á él, y un capuz.—Tornándose á la carabela, dos de aquellos Reyes acompañaron al Almirante al embarcadero, y cada uno dió una gran plasta de oro al Almirante, etc.........................................................................................................................................................................................................
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 Cap. LXIII.—Dándose priesa para partirse á dar nuevas á los Reyes de su felice viaje, aunque quisiera descubrir más, determinó dejar 39 hombres allí con su Capitan, y señalados otros dos para si aquel muriese.—Háceles una muynotable plática, que contenia muy necesarios avisos para lo que les convenia, prometiéndoles su vuelta hacerla presto, y traerles mercedes de los Reyes.—Dejóles mucho bizcocho y vino, y todos los rescates, y todo cuanto pudo.—El Rey le mandó proveer para su viaje de todo cuanto él quiso y él pudo darle, etc.........................................................................................................................................................................................................
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 Cap. LXIV.—Salió, miércoles, en tierra para se despedir del........................................................................................................................................................................................................
 Rey.—Comieron juntos.—Encomendóle mucho los cristianos que allí dejaba.—Prométeselo con señales de mucho amor, mostrando tristeza porque se iba.—Hizo hacer el Almirante una escaramuza y tirar tiros de artillería.—Abrazó al Rey y á los 39 cristianos que dejaba, y todos, llorando, se despartieron.—Hízose á la vela, viernes, á 4 de Enero de 1493.—Descubrió el cerro que puso por nombre Monte-Christi.—Llegó á la isleta que está cabe él; halló fuego.—Vido por allí grandes y graciosas sierras y descubria mucha tierra, la tierra dentro.—Está frontero de las minas de Cibao.........................................................................................................................................................................................................
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 Cap. LXV.—Salió del Monte-Christi é vieron venir la carabela de Martin Alonso.—Tornóse al puerto.—Vino en la barca Martin Alonso á se desculpar.—Disimuló el Almirante por la necesidad que tenia.—Muéstrase la falsedad de los que quisieron detraer de la gloria y merecimiento del Almirante por el descubrimiento destas islas y aplicarlos á sólo Martin Alonso, por el mismo proceso que se hizo entre el Fiscal del Rey y el Almirante, para lo cual se ponen á la letra algunas preguntas y dichos de los testigos.........................................................................................................................................................................................................
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 Cap. LXVI.—De un poderoso rio que sale al Monte-Christi; entró en él con la barca; halló mucho oro en el arena, á su parecer.—Partió de Monte-Christi.—Vido tres serenas.—Llegó al rio donde Martin Alonso habia estado y rescatado oro, y habia tomado por fuerza cuatro indios y dos mozas.—Mandólas restituir todas el Almirante.........................................................................................................................................................................................................
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 Cap. LXVII.—Descubrió el monte y puerto que se llamó de Plata.—Vido muchas campiñas y Cabos muy hermosos.—Pónese argumento aquí de ser el Almirante astrólogo.—Llegó á una gran bahía; surgió en ella.—Fueron á tierra con la barca, hallaron indios, vino uno á la carabela.—Trata de las gentes que llamaron Ciguayos.—Tuvo nuevas de isla poblada de solas mujeres.—Qué cosa es macana.—Pelearon con los indios y fué la primera pelea de las indias.—Nótase esto.—Vinieron muchos de paz y un Rey prometió de enviar y envió una corona de oro.—Tomó el Almirante cuatro mancebos para llevar á Castilla.—Hízolo muy mal.........................................................................................................................................................................................................
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 Cap. LXVIII.—Llamó aquella bahía el Golfo de las Flechas.—Partió........................................................................................................................................................................................................
 de allí para Castilla, y, de camino, descubrir islas.—Estimaba prudentemente haber gran renclero de islas, y no estar léjos de las Canarias.—Porque hacian mucha agua las carabelas, determina de tomar su camino derecho para Castilla y no descubrir más islas, etc.........................................................................................................................................................................................................
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 Cap. LXIX.—Hallábanse los pilotos 150 leguas delanteros quel Almirante, pero el Almirante andaba más cierto.—Comenzó á tener malos tiempos y tormentas terribles, donde muchas veces pensó perecer.—Desapareció la Pinta, donde iba Pinzon.—Vido señales de mayor tormenta.........................................................................................................................................................................................................
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 Cap. LXX.........................................................................................................................................................................................................
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 Cap. LXXI.........................................................................................................................................................................................................
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 Cap. LXXII.........................................................................................................................................................................................................
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 Cap. LXXIII.........................................................................................................................................................................................................
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 Cap. LXXIV.........................................................................................................................................................................................................
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 Cap. LXXV.........................................................................................................................................................................................................
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 Cap. LXXVI.........................................................................................................................................................................................................
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 Cap. LXXVII.........................................................................................................................................................................................................
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 Cap. LXXVIII.........................................................................................................................................................................................................
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 Cap. LXXIX.........................................................................................................................................................................................................
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 Cap. LXXX.........................................................................................................................................................................................................
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 Cap. LXXXI.........................................................................................................................................................................................................
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 Cap. LXXXII.........................................................................................................................................................................................................
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