Iglesia y mezquita

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IGLESIA Y MEZQUITA
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 Bajo este título inserta en El Telegrama del Rif un artículo Cándido Lobera, comentando otro de un periódico carlista de Madrid.

 El Sr. Lobera critica los motivos de alarma que deduce el diario madrileño al pensar que del establecimiento de una escuela indígena en Nador se puede pasar á «reparar y construir mezquitas rifeñas con dinero de los católicos españoles». Doy fe al señor Lobera de tal noticia. Digo que doy fe, porque desconozco el artículo á que se refiere.

 Lo único que no está conforme con mi razón, ni con la mayoría de las inteligencias y corazones españoles, son ciertas afirmaciones ofensivas á las creencias católicas de mi Patria, y abiertamente opuestos á la ética natural y á la moral religiosa y política de los buenos pensadores.

 Dice que no hay motivos de alarma para los católicos españoles «si se reparan las mezquitas rifeñas y se levantan otras nuevas»; la razón que expone á continuación es «porque todavía hay en España quien desconoce la idiosincrasia musulmana y la base fundamental de la colonización en los terrenos conquistados; esta base es el respeto absoluto á las costumbres, religión y leyes indígenas». He aquí un fragmento suyo:

 «... Se oculta (en el establecimiento de la escuela indígena) el proyecto de construir y reparar mezquitas rifeñas con dinero de los católicos españoles.

 No existe tal pretexto. Si las mezquitas se reparan y se levantan otras nuevas, no hay por qué ocultarlo, ni motivos de alarma para les católicos españoles.

 Sin duda todavía tenemos en España quienes desean ver evangelizado el Rif, desconociendo por completo la idiosincrasia musulmana y las bases fundamentales de la colonización de los terrenos conquistados. Respeto absoluto á las costumbres, á la religión y á las leyes indígenas.

 ¿Quiérese que perdure en África la calumniosa leyenda que nuestros enemigos han extendido por el mundo, de ser los españoles incorregibles representantes de la más brutal intransigencia religiosa? ...............................................................................................................................................»

 Parece mentira que tales afirmaciones salgan de la pluma de un español enterado de las traiciones marroquíes y deduzca la necesidad de construir una mezquita en Melilla del mismo modo que el templo católico en construcción.

 Esto se deja para las naciones indiferentes en absoluto en creencias y transigentes de todas las religiones, pero cuando se trata de naciones católicas como España, donde se profesa como Religión única verdadera, la católica, es imposible, es un absurdo religioso y político. España es católica, y por eso en la Península y sus posesiones está obligada á tener esta Religión y de ningún modo favorecer religiones falsas y extrañas que no estén en armonía con sus sentimientos.

 No me oponga la circunstancia de que esto pueda hacerse en la Península, porque lo mismo son de España los territorios de Zeluán, Nador, Melilla y los demás conquistados con heroísmo y sangre de nuestro Ejército valiente, que la España que empieza en Málaga y termina en el Cantábrico.

 De modo, Sr. Lobera, que á lo más pudiera España tolerar tales mezquitas, donde actualmente las hay, reparándolas los mismos rifeños, hasta que la acción salvítica del Cristianismo logre convencer, sin coacción ni brutalmente, sino con cariño y amabilidad, como sabe, á los amantes de Mahoma, que usted cree infranqueables en Religión católica.

 Pero de ningún modo reparar por nuestra cuenta ni edificar nuevas mezquitas para cultivar su espíritu en materia de creencias; eso sería regalarles municiones y pertrechos de guerra para que nos asesinasen del mismo modo que lo hicieron en el barranco del Lobo y en las proximidades de Zeluán, y esto no es patriótico ni humanitario.

 El respeto absoluto á sus costumbres, religión y leyes es imposible, es un crimen. Nosotros no debemos pasar de la tolerancia cuando sean las ideas malas para nosotros y nuestros semejantes las crean buenas ó indiferentes.

 Pero ¿cómo vamos á respetar costumbres brutales, religiones sin salvación y leyes que ni ellos mismos han sabido respetar, porque antes de nuestra acción civilizadora no se veía en ellos más que atentados, venganzas, crímenes, y hacer únicamente lo que su fantasía loca veía y lo que su corazón fanático les impulsaba?

 ¿Dónde están las costumbres buenas, la religión veneranda y las leyes razonables y justas que respetar? ¿Qué tenían los rifeños antes de ser sometidos por los españoles? Orgullo grande, soberbia refinada y ningún respeto, porque nadie hasta la fecha logró autoridad sobre ellos, y todavía se ceban en el pobre soldado que se descuida, cuando cumple con su deber, sirviendo á la Patria.

 En Melilla, pues, no deben convivir todas las religiones, como afirma el Sr. Lobera; España en Melilla tiene obligación de dar vida á sus creencias perpetuas, únicas y verdaderas; tolerar en el campo exterior de nuestro dominio las utopías musulmanas, porque los vicios grandes no pueden desaparecer de golpe, de raíz, en el momento, y poco á poco sembrar semilla sana de nuestras ideas, para que los tiempos futuros vean lozana vitalidad de civilización, riqueza y doctrinas, como lo hemos visto en los terrenos conquistados desde muy antiguo por ella.

 Todo lo contrario será anarquía para nuestras leyes, injuria para nuestro Ejército valiente y desprecio de la grande España, que con su política y leyes antiguas dió siempre al mundo destellos d» civilización, honradez y bravura.

 Tal doctrina la aprueba la historia de mi Patria, la aprendí de nuestros sabios y la defiende el Rey de mi Patria lo mismo que este soldado sin galones.—Fabiano Rodríguez Santamaría.


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