Improvisación (DEIE)
Arte de componer sin preparación y de repente un discurso, versos, música, &c. Esta palabra que significa también la composición improvisada se ha tomado de los italianos que improvisan mucho.
El talento de la improvisación es particularmente necesario en el foro y en la tribuna, donde se trata de combatir en el momento argumentos, proposiciones imprevistas, ó emitirlas por la necesidad de la causa ó el objeto de que se trata.
Todo lo que pudiera decirse sobre la hermosura y utilidad de la improvisación se reduce á esta regla: poseer á fondo el objeto de que se ha de hablar.
Para penetrarse bien del objeto, es necesario haberle meditado mucho, haberle examinado bajo todas sus fases, en todos sus pormenores.
Es de la mayor importancia, que la división que se ha hecho mentalmente sea sencilla, clara y graduada de manera que cada punto importante se presente como por si solo á la imaginación del orador. No se puede improvisar con buen éxito una contestación si no se ha prestado una grande atención á la argumentación del contrario, anotando los principales razonamientos que exigen contestación.
El atrevimiento, la sangre fría y sobre todo la costumbre son tres elementos necesarios para completar una improvisación ventajosa.
Mr. Villemain, en su curso de literatura, cuenta sobre la improvisación la anécdota siguiente que nos ha parecido tan curiosa como instructiva.
"Disputaba un florentino con un profesor de Oxford sobre los méritos de Osian, y dijo que no era tan difícil como se creía imitar el estilo de este poema. Tengo un poco de eso que se llama improvisatori y creo que hablaría ocho días seguidos en verso en ese estilo oriental sin que me costase mucho trabajo, pues es muy fácil presentarse pomposo en versos desaliñados, llenos de epítetos que son siempre los mismos, amontonar combate sobre combate y pintar quimeras.
Quién? vos! le dijo el profesor, haríais un poema épico de repente ? - No un poema en buenos versos como Virgilio, repuso el italiano, pero si una composición en que me abandonaría á todas mis ideas sin cuidarme de su regularidad.
— Yo os desafío, dijo el de Oxford.
— Pues bien! dadme un objeto, replicó el florentino. "Milord Chesterfield, que presenciaba esta discusión, le indicó el objeto del príncipe Negro, que fué vencedor en la jornada de Poitiers, y consiguió la paz con la victoria.
El improvisador meditó un instante y empezó así:
"Musa de Albion, genio que presides á los héroes, canta conmigo no la cólera ociosa de un hombre implacable para con sus amigos y enemigos, no los héroes que los dioses favorecen sin razón alguna para ello, no las hazañas estravagantes del fabuloso Fingal, y sí las verdaderas victorias de un héroe tan modesto como valiente, que puso cadenas á los reyes y respetó á sus enemigos vencidos.
"Ya Jorge, el Marte de Inglaterra, había bajado del empíreo, montado en el caballo inmortal ante el cual los fieros corceles del Limousin huyen como tímidas ovejas, y sus tiernos corderos se precipitan unos sobre otros para ocultarse en el establo á la vista de un lobo hambriento, que sale del fondo de los bosques con los ojos centelleantes, la melena herizada, la boca espumosa, amenazando al pastor y al rebaño con el furor de sus dientes ávidos de carnicería.
"Martín, el célebre protector de la fértil Turena, Genoveva, dulce divinidad de los pueblos que beben las aguas del Sena, temblaban al ver al soberbio Jorge atravesar el vasto seno de los aires, &c."
El florentino, añade Mr. Villemain, continuó en este tono mas de un cuarto de hora. Las palabras salían de su boca, como dice Homero, con mas abundancia que la nieve que cae en un riguroso invierno; sin embargo sus palabras no eran frías, parecían mas bien á las chispas que salen de una fragua encendida cuando los Cíclopes trabajaban sobre el sonoro yunque los rayos de Júpiter.
Su antagonista se vió obligado á hacerle callar, confesándole que era mas fácil que lo que el había creído prodigar imágenes gigantescas, y llamar al cielo, á la tierra y á los infiernos en su socorro.
En un género opuesto y por consiguiente mucho más difícil han sobresalido otros muchos.
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