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Introducción (Manuel Reina)

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Introducción
de Manuel Reina


Hijo soy de mi siglo,
y no puedo olvidar que por el triunfo
de la conciencia humana,
desde mis años juveniles lucho.
NÚÑEZ DE ARCE.

    Soy poeta: yo siento en mi cerebro
 hervir la inspiración, vibrar la idea;
 siento irradiar en mi exaltada mente
 imágenes brillantes como estrellas.
    El fuego abrasador de los volcanes
 en mi gigante corazón flamea;
 escalo el cielo, bajo a los abismos,
 rujo en el mar, cabalgo en la tormenta.

    Soy poeta: mi espíritu se escapa
 de la mezquina cárcel de la tierra,
 y sobre otros espacios y otros mundos
 tiende sus alas de águila altanera.
    Bebe la luz en la mansión del rayo;
 «atraviesa las órbitas etéreas»,
 y el penetrante arpón de sus pupilas
 recorre el panorama de la esfera.

    Soy poeta: al rumor de las naciones
 las cuerdas de mi cítara se templan;
 lloro en el negro mundo de las tumbas,
 río en la bacanal, trueno en la guerra.
    El amor y la patria son mi vida;
 el corazón humano, mi poema;
 mi religión, la caridad y el arte;
 la libertad sublime mi bandera.
 
    Soy poeta: yo siento en mi cerebro
 hervir la inspiración, vibrar la idea;
 siento irradiar en mi exaltada mente
 imágenes brillantes: ¡soy poeta!