Julio (Herrera y Reissig)
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¡Frío, frío, frío! Pieles, nostalgias y dolores mudos. Flota sobre el esplín de la campaña una jaqueca sudorosa y fría, y las ramas celebran en la umbría una función de ventriloquia extraña. La Neurastenia gris de la montaña piensa, por singular telepatía, con la adusta y claustral monomanía del convento senil de la Bretaña. Resolviendo una suma de ilusiones, como un Jordán de cándidos vellones, la majada eucarística se integra; y a lo lejos el cuervo pensativo sueña acaso en un Cosmos abstractivo como una luna pavorosa y negra.