L... a E...
Apariencia
No siempre triste al contemplarme y serio
en los verdores de mi edad florida,
intentes, bella joven, de mi vida
penetrar el tristísimo misterio.
De horrendos males cuyo antiguo imperio
padece un alma que jamás olvida
sólo me ha de librar la apetecida
profunda eterna paz del cementerio.
Sí, soy bien desgraciado; más no quieras
tan extraños pesares roedores
y desventuras conocer tan fieras:
es bien que para siempre las ignores,
ni de ellas consolarme tú pudieras,
que consuelo no admiten mis dolores.
(1857)
Esta poesía forma parte del libro Obras poéticas (1872)