La última tabla
Apariencia
En el abismo del dolor sumido
la mirada levanto a las alturas,
y desde el hondo valle de amarguras
te invoco ¡oh Dios! con ánimo abatido.
¡De la duda que ofusca mi sentido
disipa Tú las ráfagas oscuras!
No te pido grandezas ni venturas;
¡esperanza, y amor, y fe te pido!
Aunque en sollozos mi dolor exhalo,
de punzante inquietud y angustia lleno,
aún tu bondad a tu poder igualo.
No al odio dejes invadir mi seno:
bueno te juzgo; pero, si eres malo,
¡déjame, por piedad, juzgarte bueno!