La Franchota

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​La Franchota​
Entremés de Pedro Calderón de la Barca

La Franchota

Personas

La Franchota
Pedro Calderón de la Barca

UNOS FRANCHOTES.

UN ALCALDE.

UN ESCRIBANO.

UNA FRANCHOTA.

Salen el ALCALDE y el ESCRIBANO.
ESCRIBANO:

Señor alcalde...

ALCALDE:

Hombre, ¿qué me quieres?

ESCRIBANO:

Quiérole más que al oro las mujeres.
Señor alcalde...

ALCALDE:

¿Qué me quieres, hombre?

ESCRIBANO:

Quiérole más que título a su nombre.
Señor alcalde...

ALCALDE:

¿Qué me quieres? Dilo...

ESCRIBANO:

Quiérole más que crítico a su estilo.
Señor alcalde...

ALCALDE:

¿Qué quieres?, que me aguas...

ESCRIBANO:

Quiérole más que dama a sus enaguas.
Señor alcalde...

ALCALDE:

¡Al buen Jesús pluguiera
que a ser alcalde nunca yo viniera,
pues que sin mí pudo pasar la villa
así pasara yo sin tarabilla !
Y porque de pasearme
dejes [...] juro a Dios que he de sentarme
aunque sea en el suelo.

ESCRIBANO:

Quédese usted con Dios.

ALCALDE:

Guárdeos el cielo.
Pero volved acá... ¿Para qué ha sido
lo que me habéis corrido y recorrido?

ESCRIBANO:

Vine a sacarle hoy de un gran cuidado.

ALCALDE:

¿Por qué no me sacáis?

ESCRIBANO:

Se me ha olvidado.

ALCALDE:

¿Hay casos semejantes?
¿Pues no se os olvidara un poco antes,
y no después que me tenéis molido?

ESCRIBANO:

¡Ah, sí! ¡Válgame Dios! Ya sé que ha sido...
Señor alcalde...

ALCALDE:

Mira que me caigo,
acaba ya.

ESCRIBANO:

Un soplo que le traigo
de una prisión muy rara.

ALCALDE:

Y el soplo ¿es a traición, o cara a cara?

ESCRIBANO:

No sea mentecato...

ALCALDE:

Decid si lo oleremos de aquí a un rato.

ESCRIBANO:

Al lugar ha venido
sin saber quién ha sido,
una tropa de hombres y mujeres.

ALCALDE:

Pues bien ¿qué importa? Hombre ¿qué me quieres?
¿Será bien que interrompa
un alcalde que jueguen a la trompa?

ESCRIBANO:

Hay muchas opiniones
de que éstos son grandísimos ladrones;
Porque ni [...] son ingleses,
ni alemanes, ni turcos, ni irlandeses,
ni esguízaros, ni medos, ni romanos
ni cantones, ni persas, ni italianos,
ni se les sabe [...] patria, estado y nombre.

ALCALDE:

Pues tanto que mejor. Déjame, hombre.

ESCRIBANO:

Importa mucho...

ALCALDE:

¿Qué?

ESCRIBANO:

Reconocellos
y saber luego dellos;
quién son, y dónde van, y cómo y cuándo;
que no es bien que cantando
anden por el lugar con tanta nota
una lengua franchota
en que tales gabachos
piden limosna, y llámanlos borrachos.

ALCALDE:

¿Eso pasa? [...] Vamos luego al punto
a saber todo junto,
quién son, y dónde van, y cuándo y cómo:
¡Verán si alcalde so de tomo y lomo!

ESCRIBANO:

Helos aquí, que vienen ya cantando.

ALCALDE:

Más parece que vienen rebuznando.

(Salen los FRANCHOTES [cantando].)
FRANCHOTES:

Si yo me vach en Fransa
la sopa de Iesú,
si yo me vach en Fransa
no tornaré ma piú.

ESCRIBANO:

Llegad ya.

ALCALDE:

Sí haré, pero primero...

ESCRIBANO:

¿Qué? [...]

ALCALDE:

Rogaros quiero
que no me den con algo.

ESCRIBANO:

Llegad: yo quedo aquí, que a todo salgo.

ALCALDE:

¡Ay qué bellaco encuentro!
¿Qué importa quedar vos, si yo me entro?

FRANCHOTES:

Si yo me vach en Fransa
la sopa de Iesú,
si yo me vach en Fransa
no tornaré ma piú.

ESCRIBANO:

Llegad [...].

ALCALDE:

¡Jesús, y qué visiones!
Escribano, ¿entendéis estas canciones?

ESCRIBANO:

Yo no.

ALCALDE:

Yo sí.

ESCRIBANO:

Qué dicen ver pretendo.

ALCALDE:

No sé qué dicen, pero bien lo entiendo.

ESCRIBANO:

Llegad ya.

ALCALDE:

¿Ya no llego?
Mis señores chanflones, decí, os ruego,
quién sois, y dónde vais, y cómo y cuándo:
(¡lo que puede un alcalde pescudando !
[Aparte])

FRANCHOTA:

Yo [...] responderé por nostra xente,
mío alcaldo.

ALCALDE:

¡Ay, señores, qué franchota!
En el alma me bulle la chicota
turbar hiciera a Bartolo y Baldo:
¡mire allí con la sal, que por alcalde dijo alcalde!

FRANCHOTA:

Y yo, y los peregrinos compañeros
andamo ura pobres Estranxeros,
vedendo Monserratos e San Iaco.

ALCALDE:

Vos sois un grandísimo bellaco.
[Al ESCRIBANO.]
pues decís que ladrones
son, y van a rezar sus devociones,
y sin ningún desgarro
monos herrados beben en su jarro.

FRANCHOTA:

¡Bene mío, el mío cor...!

ALCALDE:

¡Ay mentecato
de mí!

FRANCHOTA:

Vos sois el mío cor asucarato.

ALCALDE:

Tan triste estó, que de contento lloro;
en fin ¿Yo so su cucharón y coro?

FRANCHOTA:

E ¿qué vulite de me?

ALCALDE:

Franchota hermosa,
¿bollos de miel decís?, ¡qué linda cosa!

ESCRIBANO:

Preguntad de qué vive.

ALCALDE:

El diablo os tome:
¿No es forzoso vivir de lo que come?
Mas por volver a hablalla sin dar nota,
se le he de pescudar. ¡Ay, qué Franchota!
¿De qué vivís? Decid...

FRANCHOTE:

No entender niente.

ALCALDE:

¿Veis? ¿No lo dije yo? De untar el diente,
¿De qué pasáis la vida?

FRANCHOTA:

¡Oh bagatela!
De cantare cantiña tarantela.

ALCALDE:

Sois un pícaro vos...
[Al ESCRIBANO.]

ESCRIBANO:

¿Qué os alborota?

ALCALDE:

En decir que es ladrona. ¡Ay qué Franchota!
Tan vertuosa niña,
y tarantola, y cántaro con tiña.

FRANCHOTA:

¡Ay, que no me hay entiso!
Que no es aquiso, frate, sino aquiso:
Adote música y la tarantela,
desota la polé de la Gonela.
A lo mar, y a lo mar,
que salta tú si vui saltar.
A lo mar chico dexoya
folla capucha cocucetona.

ALCALDE:

Basta, que la cabeza tengo rota.

FRANCHOTA:

Que ésta es la tarantela.

ALCALDE:

¡Ay, qué Franchota!

FRANCHOTA:

Si vole Vuseñoría
cualque altra cousa de la vita mía,
diga cualque parola.

ALCALDE:

¿Quién se vio en semejante carambola?
¿qué me quieres decir?

FRANCHOTA:

Que aquesta dona
de la vostra persona
esquiava es, esquiavuza y esquiavota,
y esquiavaza tambén.

ALCALDE:

¡Ay, qué Franchota!
Pero no ha de salirle muy de balde,
porque ¿so alcalde, o no so alcalde?
¿Qué más tenéis que hacer en esta villa?

FRANCHOTA:

El lantururú.

ALCALDE:

¿Qué es esto, tarabilla?

FRANCHOTA:

Si no me avite entiso
el lantururú es aquiso:
Monsiur de la Valeta,
[Canta y baila.]
¿por qué me mata vuy,
si so tan bon soldat
en la guerra cuanto tú?
Lanturulú, lantantú.

ALCALDE:

Yo he de morir si dura esta chacota.
De aquí todos os id. ¡Ay, qué Franchota!

FRANCHOTA:

Fuchite tuti, que aquisto alcaldo
nos volite matar.
(Vanse los FRANCHOTES.)

ALCALDE:

Vos huís en vano
[Asiéndola.]
teneos a la justicia,
que no os ha de valer vuestra malicia.
Y vos id a seguillos, tarabilla,
nenguno se nos vaya de la villa.

FRANCHOTA:

Core mio belo, mia vita, bene mio;
decame ir libre,
sinacho culpa,
¿empender si te gano?

ALCALDE:

¡Ay, que Franchota!
aunque más os remilguéis
con franchotes arrumacos,
vos no os habéis de ir de aquí,
presa habéis de estar en tanto
que yo entienda vuessa lengua,
y que sepa cómo y cuándo.

FRANCHOTA:

¿Cómo qué? Alcalde, alcaldillo,
alcaldote, y alcaldazo.
Vos no sabéis quién soy yo
pues que os atrevéis a tanto.
No hagáis que llame un gigante
de los que conmigo traigo,
que sin qué ni para qué
os mate a coces, y a palos.

[Sale el ESCRIBANO.]
ESCRIBANO:

Señor alcalde, ya todos
los franchotes han volado.

ALCALDE:

¡Pues vos pagaréis por todos!

FRANCHOTA:

¡Pietá, pietá, per Dio Santo!

ALCALDE:

No hay pietá, que no es bien
me deis en tan breve espacio
en irlandés los favores,
las coces en castellano.

FRANCHOTA:

Pues si aquesto no volite,
por el aire iré volando.

ALCALDE:

No harás, que primero yo
te sabré tener del faldo,
si aquí no me desenojas,
haciendo un baile extremado.

FRANCHOTA:

Tenga, que yo lo haré así,
pues ya salen a ayudarnos.