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La Pintura: Poema didactico en tres cantos/3

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La Pintura: Poema didactico en tres cantos
de Diego Antonio Rejón de Silva
Canto Tercero
Notas
ARGUMENTO
DEL CANTO TERCERO.


Principios y progresos de la Pintura iguales á los de la música... Necesidad y efeƈto del claro y obscuro... Luces que sirven en la pintura... Error que se comete acerca de esto... Degradacion de la luz segun su distancia... Contraposicion... Se propone á Corregio para la imitacion en la suavidad del claro y obscuro... El Iris es maestro de la harmonía en el colorido... Comparacion de los colores con los tonos musicales... Tono general del color, y leyes principales del colorido... Exemplos... Estu- dio preciso del Natural para el buen colorido... Excelencia en esta parte de algunos pintores Españoles... Definicion de la Gracia... Velo y (Quadrícula... Los pintores han de ser generales en todo... Estudio de flores y animales... Correccion necesaria de las obras...Pintura al fresco...al temple...en miniatura...al pastel...Estudio continuado para alcanzar renombre... Nunca se copia servilmente

el Natural... Instruccion precisa para el buen Pintor... Interés principal de los Profesores... Instituto de la Real Académia de San Fernando...Conclusion.
CANTO TERCERO.
El Colorido.

DE un natural sonido,
Acaso producido
Por el soplo del hombre en tosca avenas,
Se originó aquel Arte que hoy en dia
Tan dulcemente al ánimo enagena,
Siendo el mayor recreo
De un corazon sensible;
Arte que con la plácida harmonía
Sabe atraer (qual verdadero Orfeo)
Aun al mas insensibles,
Avivar con sus ecos la alegria,
Poner en suave calma,

O las pasiones excitar del alma,
Y enfin mover los ímpetus marciales
Inflamando el valor de los mortales.
* Así pues la Pintura
En su principio fue rasgo grosero,
Que señaló el contorno de un semblante
En la sombra , guiando amor sincéro
Aquel perfil primero;
Y de estrecha clausura
La sacó el hombre con afan constante,
Copiando en adelante
No tan solo el color que al cuerpo humano
Dió la naturaleza,
Sino quantos matices la destreza
Del pincél soberano
Repartió sabiamente á lo visible;
Y llegó el Arte á tan excelso grado,
Que con viveza, casi no creible
Imitó la corriente cristalina
Del agua, y las montañas espumosas
Que forma, si halla el curso interceptado;
La claridad del ayre peregrina,
Los que produce el Sol bellos colores

En las nubes vistosas
Quando al ocaso corre acelerado;
Y aun hasta los horrores
De espantosa tormenta.
En la tierra, en el golfo representa.
Si fuesen las cadencias musicales
Del todo siempre iguales
Sin que jamás se oyese algun sonido
Que la modulacion diferenciase,
Uno creciese, y otro se apagase,
Regalando al oído
Semejante contraste harmonioso;
Apenas esta música podria
El nombre conservar de melodía.
Así pues si no encuentra algun reposo
La vista en la pintura
Pasando del color claro y hermoso
Por varios grados á la sombra obscura,
Figura perfilada
Tal vez podrá llamarse, no pintada.
 

El fin que se propone
El Pintor ilustrado

Es fingir un objeto relevado
En superficie plana,
Para lo qual dispone
Que se acerque á la vista lo aclarado,
Y se alexe lo obscuro y sombreado;
Así como del Sol rayo luciente
Hiriendo en la manzana
De una rama pendiente,
En parte la ilumina
Y de la otra sus luces descamina.
 
La lumbre despedida
Por el carro de Febo rutilante;
O la llama encendida,
O en fin la claridad participante
De los rayos solares, lo pintado
Debe alumbrar: objeto iluminado
Por el Sol tiene sombra decidida,
Bien que su inmensa luz jamás el Arte
Imitará; si de una antorcha parte
El mismo efeƈto causa , y son menores
Los claros que las sombras, pues no alcanza
* Luz tan pequeña á esfuerzos superiores.

Del resplandor del ayre la templanza
Aclara las figuras, mas de suerte
Que entre la luz y sombra no se advierte
Sobrada diferencia.
Conforme á tal principio, claramente
Se advertirá el error y negligencia
Del que pinta en un campo descubierto,
Qual árido desierto
Oculando del Sol resplandeciente
Entre varios celages la luz pura,
De un austéro Heremita la figura,
Y la mancha de obscuro fuertemente,
Porque la luz, que en el estudio ardía
Quando la dibujó por el modélo,
Las sombras y los claros decidía.
Mas no se frustraría su desvelo
Siguiendo del gran Vinci la acertada
Máxîma, pues la luz modificada
Con papel transparente
Hará el claro y obscuro suavizado,
Y con el mismo grado
Que requería el caso exâƈtamente.

En todas las figuras que presente
A la vista una Historia,
Segun estén en término lexano,
La luz ha de mirarse degradada.
Propiedad es á todos bien notoria.
Que el objeto distante
Se vé confusamente, y el cercano
Con toda distincion, como que nada
A la vista se opone por delante.
Por eso la figura desviada
Tendrá su luz y sombra muy templada
Por la gran cantidad que se interpone.
Del ayre mas espeso:
Mas la que en primer término se pone
Claros y obscuros con algun exceso
Ha de mostrar, porque á la vista hiera
De aquel objeto la impresion primera.


Si entre el iluminado y luminoso
Fuese desmesurada la distancia,
Habrá de obscuro menos abundancia.
¿Viste en marcial campaña
Pintado un General de valor lleno

Rigiendo de un caballo poderoso
El espumante freno,
Y confusas esquadras que con saña
Lidiando están en suelo diferente,
Tan reducidas que dificilmente
Se pueden distinguir? De esta manera
Representa el pincél bien dirigido
Objetos de que el ayre, el polvo, el humo
Y la mucha distancia han impedido
La clara percepcion, y no se esmera
En hacer concluídas á lo sumo
Las figuras pequeñas,
Si de claro y obscuro leves señas
Las dá, pues todo bulto muy lexano
Sin relieve parece, y casi plano.


La parte sombreada
fuerza es que siempre insista.
En plaza iluminada
A fin de que resalte así á la vista:
Mas no siendo posible,
Hágase en el obscuro algun reflexo,
(Si la razon del Arte no se opone)

Porque quede el contorno perceptible.


Como de suyo pide gran despejo
La luz para esparcir el rayo hermoso,
Luego que algun estorbo se interpone
Falta la claridad: así de un grupo
Lo interior estár debe mas umbroso,
Porque es dificultoso
Que penetre la luz; y jamás cupo
Claro tan fuerte: como á la cabeza
A la parte inferior de una figura,
Segun el Natural nos lo asegura.
En fin el Jóven que á ocuparse empieza
En manejar colores,
Al fingir los terrazos y celages,
Los ayrosos ropages,
Y del humano rostro los candores,
Procure en lo posible
De Gorregio imitar la gran dulzura,
Aquella gradacion continüada
Y á veces insensible
Con que remata en luz la sombra obscura,
Y en sombra toda parte iluminada;

Así como la cuerda, que bibrada
En músico instrumento,
Causa un fuerte sonido
Que apagándose vá cada momento
Hasta no percibirlo yá el oído.
No de lo muy obscuro
A lo muy aclarado
La vista pase, porque siempre es duro
Vér juntos los extremos; mas no obstante
Tal vez hallarse puede precisado
El Pintor á olvidar la regla dada,
Que tambien suele por algun instante
Escucharse una voz acompañada
Con doble oƈtava, siendo tan distante.
 

Si cada miembro ó parte
De todas las figuras, que presenta,
Una Historia compuesta segun arte,
Exige variedad , mayor ostenta
En el claro y obscuro
El Pintor hábil , dando fuerza varia
A las sombras , y forma diferente;
Pues la monotonia es muy contraria

A quien por el camino mas seguro
La Gracia y la Belleza hallar intente.


Quando despues de truenos espantosos
De lluvia y torbellino,
En que vemos amagos pavorosos
Del enojo divino,
Sale el Iris pacífico alegrando
Al ánimo abatido,
Y las opácas nubes desterrando;
* Enseña su agradable colorido
Como han de colocar los Profesores
Los diversos colores.
De que debe ir vestida una pintura,
Porque con variedad haya hermosura.
Blanco, Negro, Encarnado, Azul, Pajizo
* Son los colores con que el Arte imita
La multitud de objetos infinita
Que son del Universo noble ornato;
Y quantas tintas hizo
Del divino pincél lo hermoso y grato,
Con los cinco nombrados ingredientes
Las retrata al instante la Pintura

Haciendo de ellos mezclas diferentes.
Tal es el color verde producido
Del azul y amarillo; y el morado
Que se formó de azul y de encarnado,
A los quales llamar han pretendido
Primitivos colores;
Y así como los Músicos Cantores
Hacen con siete tonos solamente,
Combinados con órden diferente,
Que perciba el oído una harmonía
Con tan varia agradable melodía,
Que al eco que resuena
El alma y los sentidos enagena;
Sábio el pincel las tintas
Del mismo modo ordena
En contraposiciones apacibles,
*(No de las notas músicas distintas;)
Y con degradaciones insensibles
Forma para la vista una harmonía
Que tal vez á la otra desafía.

La luz de que se finge iluminado
Un quadro, habrá de dar precisamente

El tono general de sus colores:
Si la luz es del Sol resplandeciente,
Impreso habrá dexado
Su color encendido en el ambiente,
Tanto que es de sus fuertes resplandores
Participe la sombra en algun modo.
Si de la obra el todo
Estuviese alumbrado
Por el ayre aclarado,
Azul será del quadro la harmonía.
En uno y otro caso es necesario
Ver qué color á ella es mas contrario,
Y quál es el que menos se desvía,
Colocando el opuesto en primer plano
Y el acorde en el término lexano.
De esta suerte los hábiles Pintores
Acercan á la vista una figura,
Quando en el quadro reynan los albores,
Pintándola, teñida
Su mancha general de tinta obscura.
Quanto mas vivos sean los colores,
Se hallan con aptitud mas decidida
Para hacer sensacion mas agradable,

En nuestros ojos: emplearlos debe
(Quando sea el asunto favorable)
El Pintor en el sitio en que desea
La atencion atraer del que lo vea.
Así, pues, si entre aplausos de la plebe
A Alfonso Oƈtavo pintas, coronada
Su frente del laurel incomparable
Que le dió de las Navas la Jornada,
Y por las calles de Toledo entrando;
Del color mas hermoso irá vestido
El Héroe principal, y declarando
En el golpe de luz que le ilumina
Que á su persona sola dirigido
Va el festejo, y la pompa se encamina.


Nunca al azul unido
Se halle el verde color, sino es al lado
Del que tiñe la rosa;
Con el pajizo vaya el violado,
Y á la tinta de azul la mas hermosa
Acompañe el carmin mas acendrado.
Nunca al Héroe famoso
El Pintor vestirá como si fuese

Agraciada doncella,
A quien siempre se adapta lo vistoso
De un color delicado como ella.
Ni tampoco sería
Decente que á un Monarca se pusiese
Trage de mil colores con que exprese
Cosa contraria á su soberanía:
Ni que un Sábio llevase en el vestido
Profano adorno de galan lucido.


Sobre las calidades
Del color, y sus varias dignidades
El Pintor reflexîvo
Estudio debe hacer comparativo,
Quando la perfeccion busque y procure,
Con que mas sus progresos asegure;
Y advirtiendo que es claro el amarillo,
Le pondrá en el parage en que desea
Tenga la luz mas brillo;
Mas del azul la obscuridad se emplea
En donde haya de estar la luz ausente.
El color encarnado
Es indistintamente,

Segun lo mas ó menos alterado,
Al claro y al obscuro acomodado;
Y el verde es excelente
Para significar la media tinta
Pues de luz y de sombra está formado.
Use del blanco y negro parcamente,
Para acordar con ellos los colores
De una naturaleza muy distinta;
Y nunca eche en olvido
Que mas bien mostrar debe la pintura
Las manchas del obscuro superiores,
Que en los claros pasar de lo debido.
Mas no del mismo modo al dulce Orféo
Se ha de pintar buscando en el Letéo.
A su esposa adorada ;
Que de Diana la belleza pura
Quando de hermosas ninfas rodeada
En el cristal se baña, y escondido
Alimenta Aƈteon su llama impura,
Que empezó gusto y acabó bramido.
 

Dió la Naturaleza
Tanta diversidad al colorido.

Del cuerpo humano, como á las facciones;
Mas á algunos tambien dió tal belleza,
Que no se imitarán sus perfecciones,
Sinó con el estudio mas prolixo.
De mi Musa la débil harmonía
Mal cantará las reglas esenciales
Que diƈtaron Maestros principales:
Y así la voz dirijo
(Pues que mi Numen tanto desconfia)
A tí, immortal Ticiano,
Hechizo de la vista,
El mas fiel, mas sublíme colorista.
Antes que todas enseñó tu mano
De la Pintura la ideal Belleza,
La harmonía de todos los colores,
Y el arte soberano
De dar la misma gracia, y aun viveza
De la luz á los bellos resplandores,
Que aún á la sombra, siempre demostrando
De cada tinta la naturaleza:
¿Quién, como tú, ha sabido
Trasladar á una tabla exâƈtamente,
Dulces y leves sombras acopiando,

La tez mas delicada y trasparente
De la tierna doncella
Envidia del Abril verde y florido?
¿Qué pincel á exceder será bastante
La verdad con que el tuyo de un semblante
Imita la blancura tersa y bella?
Aquella suavidad inexplicable
Con que están los obscuros rematados;
Aprended en su Escuela primorosa,
O Jóvenes amados;
Y el estudio incansable
Del Natural su variedad gustosa
Dará á vuestro pincel , como ha sabido,
Dar por el excelente colorido
Renombre indisputable
A la Flamenca Escuela, y Veneciana.
En él veréis quan insensiblemente
De las mexillas la rosada grana
Pasa en degradacion á la blancura:
El os pondrá presente
La parte que á la vista es azulada
Por ser alli la piel muy transparente,
Y la que en el extremo es encarnada.

En él puede observarse, que aunque herido
Por la luz reflexada,
O en parage en que reyne sombra fuerte
Qualquiera cuerpo esté, siempre se advierte
Si es hermoso ó ingrato el colorido.
El os dirá la grande diferencia
Que se nota entre el cándido semblante
De un niño, y el de un joven ya formado;
Entre el rostro que anuncia la dolencia
De un decrépito débil, y el tostado
De un güerrero arrogante
Que sufre de los tiempos la inclemencia;
Entre la tez de rústica villana,
Y téz de la matrona ciudadana.
El Natural tambien dará lecciones
De la pronta mudanza
Que causan las pasiones
En el color del rostro, y de esta suerte
Pálida pintarás á la venganza '
Por la cólera fuerte,
Y al que recibe susto repentino
Porque impevisto azar le sobrevino:
De la doncella honesta y vergonzosa,

O tal vez amorosa
El semblante será muy encendido;
Pero mas vivo el fuego en que se quema
Quien en furor ardiente ha prorrumpido.
Tiñe en fin el cadaver pavoroso
De cárdeno color, triste, hororoso.


Pero no se acobarde el Principiante
A vista de la extrema
Dificultad que reyna en esta parte,
Y de aquella excelencia que admiramos
En la tinta elegante
De Ticiano, Wandick, y otros Autores:
No en solo su pincel reside el Arte
Y del buen Colorido los primores.
Así como observamos
De Murillo en las obras admirables
Y en las del gran Velazquez, que han podido
Igualar en color y en hermosura
Los lienzos estimables.
Con que aquellos renombre han adquirido;
¿Por qué á fuerza de estudio y de desvelo,
Quando en ello su gloria se asegura,

No ha de poder el Joven aplicado
Imitar lo agradable y delicado
De las carnes hermosas,
Quando encuentra su anhelo
Exemplos y lecciones prodigiosas
* En las obras que á luz España ha dado?


Fingieron los antiguos tres Deydades
(Símbolo del agrado)
Que con nombre de Gracias distinguian;
Y en todas facultades
Era tanto el influxo que tenian,
Que á implorarle llegaban, y no en vano,
El Artifice, el Sábio, el Artesano.
Una Gracia en sí tiene la Pintura,
No falsa, sí rëal y verdadera,
Que de la vista luego se apodera;
Pero es tan delicada su hermosura,
Que en faltándola alguna circunstancia,
En rigor tambien falta su substancia.
Del correƈto Dibujo lo elegante,
Del bello Colorido lo adeqüado,
De la sombra y la luz lo consonante

Y lo bien arreglado
De la Composicion, todo esto junto
Con variedad la esencia constituye
De la Gracia, precisa en todo asunto;
Pero si éste carece de una parte,
Toda la Gracia entonces se destruye.
Tú, cuya mano siempre dirigida
Por este Númen fué, Pintor divino,
Que con tal Gracia y arte
Concluiste tus obras excelentes,
Que al verlas queda el alma embelecida,
Corregio peregrino,
A quien debe los mas sobresalientes
Progresos la Pintura,
En tu grande destreza
Para dar á las cosas gentileza
Es preciso medite sabiamente
El que á la edad futura
Llevar su nombre intente,
Y estudie tu manera encantadora
Mas ésta gloria al hombre condecora
Dificilmente: aquel que la pocura
Remonte osado el vuelo

Qual águila que bebe la luz pura
Del Sol resplandeciente,
Pues si siempre camina por el suelo
Quedará con la turba confundido,
Que solo el que está en alto es atendido.
De conseguirla es medio conveniente
Praƈtica de pintar continuada,
Pero no amanerada,
Sinó siguiendo fiel aquel exemplo
Que en sus obras han dado
Los que ya ocupan de la Fama el Templo,
Y haciendo estudio exâƈto y extremado
Del natural modelo
Objeto principal de su desvelo.
A los principios es muy acertado
Porque salgan las copias puntuales
Ir pasando el perfil dificultoso
Por transparente velo:
(Medio para un retrato ventajoso;)
Mas use de este auxilio parcamente.
* Que tal vez los remedios son fatales
Quando se aplican excesivamente.
La quadricula siempre es conducente,

Pues en el laberinto complicado
De una invencion piƈtórica es forzoso
Que de un hilo el pincel vaya guiado.


Los Pintores de Historia
Ser deben en el Arte generales,
Pues la parte accesoria
Como un trozo de bella Arquiteƈtura,
Un país delicioso,
O de flores un ramo naturales,
No es razon que merezca la censura
Quando el quadro se juzga primoroso:
Con la misma soltura y valentía
Arreglará columnas grandiosas,
Que inventará collados y frondosas
Arboledas que causen alegria,
Y en ellas de la luz el occidente:
La variedad y la hermosura aumente.
Ni se desdeñe de estudiar las flores;
Que acaso en sus colores
Le enseñará tal vez Naturaleza
De las tintas de un quadro la harmonía
Si sabe contemplar su lozanía.

Quando quiera juntarlas
En un ramo vistoso,
Observe al dibujarlas
La ley que en las figuras ha guardado;
Si la rosa se mira allí de frente,
Estár el tulipan debe de lado,
Y porque forme un todo mas gustoso,
Al clavel y azucena refulgente
Acompañen junquillos, violetas,
Manutisas, anémones, mosquetas,
Poniendo en el parage iluminado
La mas blanca, ó la mas sobresal iente,
Si quizá es su color de mas agrado.
No extrañe su pincel, (si se ofreciese,)
Ni la dificultosa simetria
De un animal quadrúpedo qualquiera,
Ni del ave ligera
La varía la admirable bizarría.


Estampas y dibujos repasando
Fecundarse podrá la fantasía,
Pero jamás copiando
Lo que otro discurrió, que esto sería

Fingiéndose inventor, dar en plagiario.
Rematada una obra es necesario
Ocultarla á la vista algunos dias,
Y mirando despues en un espejo
La imagen que retrata, notarías
Defeƈtos que no hallaste en el bosquexo,
Los que por ti notados, acreditan
Tu fama, y al contrario te la quitan.
El verso no perfeƈto,
Dejó Horacio advertido
Que al yunque vuelva; y quando la figura
Sin proporcion se advierte, ó sin efeƈto,
Es fuerza quede Horacio obedecido.
Pero no con afán escrupuloso.
Mas y mas se retoque la pintura,
Pues muchas veces siéndola dañoso,
Su primer fuego el Numen aventura.
Ni conviene que esté tan concluida
La que en alto retablo colocada
Se ha de ver, como aquella
En donde no hay obstáculo que impida
El acercarse á ella.
Así, pues, en la bóveda adornada

* De una Pintura al fresco, no al cuidado
De la brocha se fia lo acabado,
Que lo que en una tabla el pincel hace,
Lo consigue allá el ayre y la distancia.
Aquella valentia,
Invencion caprichosa y abundancia
Que á los espeƈtadores satisface
Propia de aquestas obras, bien podria
Si estudia con empeño
El Joven, á este ramo dedicado,
Aprender de Jordan y de Carreño:
Mas si en sus obras se ha de hallar agrado
* Huya el abuso de la Alegoría,
Porque no siendo clara y perceptible
Mal podrá ser plausible.


O tú, que manejando los pinceles
Con rasgo apresurado
Maravillosamente coöperas
Al teatral engaño, ya con arte
Pintes arquiteƈtónicos dinteles,
O ya del mar las plácidas riberas,
O bien de algun jardin lo delicioso,

Procura gobernarte
Por las seguras reglas que ha diƈtado
La Perspeƈtiva, aunque es tambien forzoso
* Separarse tal vez del documento
Par dar á los ojos mas contento.


Aquel que á breve espacio de vitela,
O de marfil á un óvalo pequeño,
Con meros puntos reducir anhela
Lo que se representa en la Pintura,
Siendo su afán, parezcan aun mayores
Quanto mas diminutos, los primores,
Imite en el diseño,
En la grandiosidad, en la hermosura
Y suavidad de tintas y colores
Quanto al olio pintaron
Los que el pincel con arte dominaron.
El mismo fin y anhelo
Tendrán el Profesor, y Aficionado,
Quando, para que sirva de modelo
En obra grande que haya proyeƈtado,
O por gozar de artístico recréo,
Aliviando cuidados enfadosos

Con estudios loables virtuosos,
En pintar se divierte una Cabeza,
Y usan ya en el tantéo,
Y ya en el colorido
Del clarión deleznable, que apresura
La execucion, copiando su belleza
De la humana hermosura
La ninguna firmeza.
*Este modo, de todos conocido
Con nombre de Pastel, es un remedo
De la Pintura al olio, y sirve el dedo
De pincel que deshace
Una tinta con otra suavemente
Quando está la figura bosquexada.
Y puesto que jamás el pincel hace
Con leve plumeada
Que parezca la carne transparente,
Nunca definirá de esta manera
El clarión las carnes, quando espera
Parecer no del olio direrente.
 

Por último no creas,
(Sí es que renombre conseguir deseas)

Que llegarás, ó Joven, facilmente
Al grado y opinion que inmortaliza
La llorada ceniza
Del Profesor ilustre, dedicando
Al trabajo y estudio algun momento.
Si merecer elogios es tu intento,
Aun en aquellas horas que explayando
El ánimo, descansas, (porque luego
La mano y aun la vista fatigada
A la taréa vuelvan con mas fuego,)
Los objetos presentes
De estudio han de servir á tu cuidado,
Notando ya la forma, si te agrada,
O el sitio en que se mira colocado
Cada qual de por sí; los accidentes
De la luz que reciben;
O en fin el colorido que perciben
Tus ojos. De este modo,
Lograrás que execute en el momento
La mano, (diestra en imitarlo todo,)
La idea que te ocurra al pensamiento.
Mas nunca servilmente
Se copia el Natural; el pincel sábio

Elige con acierto inteligente
La parte mas hermosa, que es agravio
Del Arte lo demas; de esta manera
Pintó Zéuxîs el rostro peregrino
De una Doncella uniendo en sus facciones
Todas las perfecciones
Que en otras varias reartió el Destino.


El Artífice tosco vitupera
Teóricos estudios, suponiendo
Que solo con pintar se adquiere fama:
Queda este error desvanecido viendo
Que quando una pintura mas nos llama
La atencion, es sin duda, quando en ella
Rasgos de entendimiento
Advertimos, que la hacen aun mas bella.
Pero de este ornamento
Carecerán las obras del que altivo
Como estudio superfluo, y aun nocivo,
La leƈtura desprecia.
¡Cómo pues será dable
Que estén Artes y Ciencias desunidas
Quando aquellas se miran mas lucidas

Con el auxilio de estas! Nunca Grecia,
A no ser el estudio favorable,
Hubiera producido
Maestros de Pintura,
Si Apeles y Timantes en olvido
Echaran del ingenio la cultura.
Este es el interés, con que animados
Han de estár los Pintores;
Con que inmortalizados
Quedarán sus trabaios y sudores,
Y su gloria por ellos acrecienta
La Patria que los cria, y los fomenta.
Este tambien ha sido
El que á mi inculta Musa ha compelido
A cantar los preceptos
(Aunque en baxos conceptos)
Que obedecidos mi aficion admira.
En tantas obras, que del Pátrio suelo
Honor y gloria son, y con que aspira
A adquirir el laurél tan deseado
De nuestros Profesores el desvelo;
De aquellos que hoy en dia
Constituyen el Régio, el ilustrado

Cuerpo de la Academia, á quien se fia
De las tres Nobles Artes el cuidado.
Tribunal que igualmente
Califica severo
Las obras con que aƈttivo y diligente
El Joven Españól de la Pintura
Lo mas dificil alcanzar procura;
Y sin cesar fomenta
Con zelo y patriotismo verdadero
Del pincel los progresos, destinando
Preciosa y honorífica medalla
Al lienzo que mas bello se presenta;
O bien remunerando
Con mensüales dones á quien halla
Del Modelo, ó del Vivo en el traslado
Mas correƈto, y con pruebas de aplicado.
No puede de mi Numen la tibieza,
Bien que aƈtiva aficion le haya inflamado,
Celebrar la belleza
Del Arte mas sublíme y deleytable:
Pero es ya para mí dicha notable
Conseguir que resuenen en la Lira
Elogios del Pincel, que el Sábio admira,

(Por mas que la censura
Merezca en vez de elogio mi osadia.)
Aunque la pulsen mis indoƈtas manos
La Lira y el pincel son siempre hermanos;
Pues siendo la Pintura
De la vista sublíme Poësía,
La Poësía en métrico sonído
Es pintura igualmente del oído.