La Plazuela de Santa Cruz/Entremés

De Wikisource, la biblioteca libre.
Elenco
​La Plazuela de Santa Cruz​ de Pedro Calderón de la Barca
Entremés

Entremés

(Salen DON GIL y un HOMBRE.)
HOMBRE:

¿A dónde vais tan de mañana?

DON GIL:

Amigo,
voy hacia Santa Cruz.

HOMBRE:

Dios me es testigo
que no he visto hombre que madrugue tanto.

DON GIL:

Yo sí lo he visto.

HOMBRE:

¿Vos? Mucho me espanto;
mas quién es ahora saber quiero.

DON GIL:

¡Que no lo echéis de ver! Vos, majadero,
que si tanto no hubierais madrugado,
fuera imposible haberme aquí encontrado.
 

HOMBRE:

Tenéis razón; mas ir allá ¿qué os mueve?

DON GIL:

Tengo en la cárcel un negocio leve
sobre el averiguar cierto disgusto;
y más, que para mí no hay mayor gusto
que entre cuantos allí ponen sus tiendas
ver cada día cuatro mil contiendas.
Y pues hacia allá vais, no es conveniente
referiros el número de gente
que a todos causa regocijo y risa.

HOMBRE:

Yo lo veré. Venid, que estoy de prisa.

(Vanse.)
(Dentro la FRUTERA.)
FRUTERA:

Sácame aquesa tienda; ¿te haces ganga?
¡Servir y no servir! ¿Es mojiganga?
 

UNO:

Aquí está ya, señora, no des voces.

(Dentro.)
FRUTERA:

Calla, que te daré cuatro mil coces.

(Dentro TODOS.)
PRENDERA:

Desátame esos líos.

FRUTERA:

Pon el peso.

HERBOLARIA:

Llega acá esa banasta. ¡Pierdo el seso!

FRUTERA:

Ten ese garabito, impertinente.

SACAMANCHAS:

Ya por las calles anda mucha gente.
(Salen TODOS con sus tiendas en mesas.)
Pues a vender, y sin hacer extremos,
para ver si hay quien compre, pregonemos.
 

(Cantando.)
FRUTERA:

Por fea, y vender camuesas,
serpiente todos me llaman,
y por ser propio de sierpes
engañar con las manzanas.

SACAMANCHAS:

Yo confieso que en mi oficio
(Representando.)
se encierra virtud muy rara,
pues ya que no quita culpas
por lo menos saca manchas.

PRENDERA:

Yo salgo aquí a vender prendas,
(Representando.)
y hallo en eso mi ganancia,
porque en llegando a venderse
ya están todas rematadas.
 

HERBOLARIA:

[Herbolaria soy, señores],
(Cantando.)
y todos de mí se cansan,
por ver que soy de la hoja,
y ando siempre por las ramas.

ESPADERO:

A comprar espadas vengan,
(Representando.)
pues que son como las damas,
que todas parecen bien
en estando acicaladas.

LIBRERO:

Yo soy librero, señores,
(Representando.)
oficio de virtud rara,
porque todos los libreros
siempre se inclinan a estampas.
 

SACAMANCHAS:

¡Vengan a sacar manchas!

FRUTERA:

¡Ea, chiquillos,
(Pregonando.)
a ocho doy camuesas!

LIBRERO:

¡Cómprenme libros!

PRENDERA:

¡Vayan viniendo todos
a comprar prendas!

HERBOLARIA:

Mis raíces son muebles:
¿quién me los lleva?
 

(Sale la ENTREMETIDA, que es la graciosa, con una mantellina terciada.)
ENTREMETIDA:

Con dos espadas tienen,
si hay quien las compre,
puños, vueltas y puntas,
y guarniciones,
(Canta.)
(Sale DON GIL.)
¡Vive Dios, que cuanto hubiere
hoy he de concertar!

FRUTERA:

Calla,
que no es éste mala pieza.

ENTREMETIDA:

¡Que no haya quien compre nada,
para entrar yo en el concierto
por un lado! ¡Cosa rara!
Amigas, no pienso que hoy
partiremos la ganancia.
 

PRENDERA:

¿Qué busca usté?

DON GIL:

Estas pistolas
(Tómalas y, en viéndolas, las deja.)
quiero ver.

ENTREMETIDA:

Son muy bizarras.

DON GIL:

¿Cuánto valen?

PRENDERA:

Ocho escudos.

ENTREMETIDA:

Cierto que son bien baratas;
no se ha de ir vusté sin ellas.

DON GIL:

Sí haré tal.
 

ENTREMETIDA:

Ha de llevarlas.

DON GIL:

Yo no quiero.

ENTREMETIDA:

Yo sí quiero.

DON GIL:

Yo no, porque no es ganancia
estar yo sin un sustento
con dos bocas más en casa.

(Llega al puesto.)
ENTREMETIDA:

Pues férieme este brasero.

DON GIL:

Eso de muy buena gana.
Ve aquí vusté caja y bacia.
(Saca una cajuela de tabaco sin nada dentro y dásela.)
 

ENTREMETIDA:

(Aparte.)
(El me pagará la maula
con seguirle.)

PRENDERA:

(Digo, amigas,
el ginovés no es muy rana.

TODAS:

(Aparte.)
(No.)

(Llega al puesto de la FRUTERA y echa frutas en el cesto.)
DON GIL:

Deme de estas camuesas
cuatro libras, y estas malas
no las eche.

FRUTERA:

Enhorabuena;
¿dónde han de ir?
 

DON GIL:

En la capa.

ENTREMETIDA:

Lo que es camuesas, mejores
no han de venir a la plaza.
Sin escrúpulos se pueden
llevar.

DON GIL:

Mujer, ¿eres maza?
Ya no las quiero.

ENTREMETIDA:

¿Por qué,
si comprándolas estaba?

DON GIL:

Porque no había reparado
que era ésta fruta vedada.

FRUTERA:

¡Vuelva otra vez a hacer burla!
¡Oye, seo golilla!
 

ENTREMETIDA:

Calla.
No parece que he salido
hoy con tan buen pie de casa
como otras veces. Mas ya
con una herbolaria habla.

(Llega la HERBOLARIA.)
DON GIL:

¿Tiene usté flor de tomillo?

HERBOLARIA:

Sí, señor.

DON GIL:

¿Y flor de malva?

HERBOLARIA:

También.

DON GIL:

¿Y flor de borrajas?
 

HERBOLARIA:

También.

DON GIL:

¿Y flor de romero?

HERBOLARIA:

Sí, señor; ¿qué es lo que manda?

DON GIL:

Que, pues tiene tantas flores,
se junte con esta dama.

HERBOLARIA:

¿Pues conmigo, que las vendo,
gasta el zamarrilla chanzas?

FRUTERA:

¡A ocho! ¡A ocho camuesas!

(Pregonando.)
LIBRERO:

¡Que no haya vendido blanca!

SACAMANCHAS:

Hacen falta los terceros.
 

PRENDERA:

Los cuartos hacen más falta.

ENTREMETIDA:

(Aparte.)
(Yo tengo de perseguirle.)

DON GIL:

(Aparte.)
(Yo tengo de atormentarla.)
(Llega al ESPADERO.)
Una espadita de lomo
quisiera no muy cargada.

(Toma la espada y mírala.)
DON GIL:

Sí, mas no está bien sacada.

ESPADERO:

Mire usté, que es de las viejas.

DON GIL:

La guarnición lo declara.

ESPADERO:

¿En qué?

DON GIL:

En ser propio de viejas,
el estar avellanadas.
Mas, ¿es vaina abierta, diga?

ESPADERO:

No, ¿por qué lo preguntaba?

DON GIL:

Porque si la traigo abierta,
se verá luego tomada.
 

ENTREMETIDA:

Cómprela, que no ha de hallar
otra tan buena y barata.

DON GIL:

Yo no quiero.

ENTREMETIDA:

Yo sí quiero.

DON GIL:

¿Hay mujer más porfiada?

ENTREMETIDA:

Pues ¿por qué se ha de ir sin ella?

DON GIL:

Porque no quiero comprarla.

ENTREMETIDA:

Pues ¿por qué?
 

DON GIL:

Porque se queda
y yo me voy. Camarada,
óyeme,

(Deja la espada y vase al puesto del SACAMANCHAS.)
SACAMANCHAS:

¿Qué es lo que dice?

DON GIL:

¿Quiere sacarme una mancha?

SACAMANCHAS:

¿Adónde está?

(Mírale de alto abajo.)
DON GIL:

¿No la ve?

SACAMANCHAS:

Yo no la veo en la capa
ni en la ropilla.
 

DON GIL:

Teneos,
que no es ésa; ¡ay cosa rara!

SACAMANCHAS:

¿Pues cuál?

DON GIL:

La desta mujer,
que me ha vendido hasta el alma.

SACAMANCHAS:

Esa, aunque usté eche la hiel,
no quedará bien sacada.

ENTREMETIDA:

Pues ¿cómo me trata así,
diga, señor limpiacapas?

SACAMANCHAS:

Si yo de limpiarlas vivo,
otros comen de cortarlas.
 

PRENDERA:

¡Gran gusto es ver a los dos!
En seguirle está empeñada.

(Llega al puesto del LIBRERO.)
DON GIL:

¿Tendrá usted un libro bueno?

LIBRERO:

Sí: ¿de qué ha de ser?

DON GIL:

De chanzas.

LIBRERO:

Ahí hay infinitos cuerpos
de papel.

(Tómalos y vuélveselos a dejar.)
DON GIL:

No valdrán nada.
Porque cuerpos de papel
tendrán de trapo las almas.
 

(Vanse las mujeres y todos los oficios, y debajo del tablado, como presos, dos hombres en cada ventana con sombrerillos en cañas piden limosna, quedando en el tablado DON GIL y la ENTREMETIDA.)
TODOS:

Den todos a aquestos pobres
encarcelados.

ENTREMETIDA:

¡Santa Ana!
ónde salió esta voz?

DON GIL:

Pues ya que en todo se halla,
vaya en aquel sombrerillo
a meter gorra.

ENTREMETIDA:

¿Yo? ¡Guarda!
¿No ve que éstos son ladrones?

DON GIL:

¿En qué lo ha visto?
 

ENTREMETIDA:

En las cañas
de pescar.

PRESO 1º :

A estos pobres
encarcelados, ¿qué paras?

PRESO 2º :

Den todo el mundo limosna.
Dos cuartos; alza la taba.

PRESO 3º :

A cuarto, y cuarto, y terceras.

PRESO 4º :

Duélales nuestra desgracia.

PRESO 3º :

Una, dos, tres; aquí llamo.

PRESO 4º :

Cuatro, cinco; anda, que encaja.
Den limosna a aquestos pobres.
Seis, siete, ocho.
 

PRESO 1º:

¡Mal haya
la pinta! Dennos limosna.

PRESO 2º:

Voila, porque está rascada
esa taba, y yo no pago.

PRESO 3º:

A cuarto, y cuarto.

PRESO 4º:

Baraja,
que es encuentro. A tres, y tres,
y lo que cayere en cuarta.

ENTREMETIDA:

Jugando están el dinero;
¿quién vio cosa más extraña?
 

(Sale el HOMBRE.)
HOMBRE:

Pues don Gil, ¿cómo tan solo?
Viendo lo poco que falta
para las Carnestolendas,
¿no prevenís mojigangas?

DON GIL:

A eso vine a la Corte.

ENTREMETIDA:

Pues porque a su tierra vaya
con alguna cosa nueva
le cantaré una tonada
al son deste panderillo.

DON GIL:

Si es nueva será bizarra
(Salen TODOS.)
para mi lugar.
 

ENTREMETIDA:

Escuche
porque va de arenga,

FRUTERA:

Vaya,
que todas ayudaremos
a bailar lo que tú cantas.
 

ENTREMETIDA:

Una tonada nueva,
niña, te traigo,
corriendo, volando por el aire.
¡Ay, que si caigo con ella,
la descalabro,
corriendo, volandito, volando!
(Representando.)
Dale, dale, que dale, que dale,
que si el aire lo quiso,
[...] páguelo el aire,
corriendo, volando por el aire.
Si estas chanzas os gustan,
que vaya el baile:
corriendo, volando por el aire.
Vaya, vaya, que vaya, que venga.
Repicad bien, muchachas, las castañetas.
Corriendo, volando, etc.