La Sagrada Biblia (III)/Deuteronomio

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​La Sagrada Biblia (Tomo III)​
Deuteronomio
Josué

ADVERTENCIA


SOBRE EL LIBRO DEL DEUTERONOMIO.


 Este libro sagrado, que es el último de los cinco que escribió Moysés, contiene la historia del pueblo de Dios desde el principio del mes undécimo del año 40 de la salida de Egypto, que es donde acabó el libro de los Números, hasta el séptimo dia del mes duodécimo del mismo año. Se llama entre los Hebreos אלה הדברים (Estas las palabras), por comenzar asi el texto original hebreo. Los griegos le llaman Δευτερόνομιον Deuteronomio, nombre adoptado por los latinos, que significa segunda Ley, ó repetición de la Ley; aludiendo á la segunda promulgacion de la ley que hizo Moysés antes de entrar los israélitas en la tierra de promision, en gracia de aquellos que, ó no habian aun nacido, ó no tenian uso de razon la primera vez que fue promulgada; y tambien para imprimirla profundamente en el corazon de los hijos de Israél, antes de separarse de ellos por la muerte que veia cercana. Quiso, pues, que renováran la alianza hecha con Dios, y se obligasen de nuevo á observar los preceptos que les habia dado en el monte Sinai: observancia que habia de ser el principio de su felicidad. A cuyo fin dispuso que luego de haber pasado las tribus el Jordan, seis de ellas subiesen al monte Hebal, y las otras al de Garizim, y que los levitas pronunciasen terribles maldiciones contra los que violasen los Divinos mandamientos, y las mayores bendiciones á favor de los que los observasen. Escribió tambien esta Ley que publicaba nuevamente; ilustrándola y explicándola, segun Dios le inspiraba, y mandando á los sacerdotes que la leyeran al pueblo cada siete años. Compuso por órden de Dios un cántico, que debian aprender de memoria los hijos de Israél en testimonio eterno de la infinita bondad del Señor, y de la infidelidad ó mala correspondencia de su pueblo. Nombra á Josué por succesor suyo en el gobierno: da la bendición á todas las tribus: sube al monte Nebo, donde muere después de haber echado una ojeada sobre la tierra prometida; y enterrado su cuerpo por ministerio de ángeles, le llora todo Israél amargamente. Esto es, en compendio, lo que contiene el libro del Deuteronomio, figura profética, dice San Gerónimo, de la Ley evangélica.

En efecto, en muchos lugares de este libro se ve profetizada la nueva alianza, ó la Ley de gracia, pero mas señaladamente en el cap. XVII. v. 15: lugar que toda la antigua synagoga entendió siempre del Mesías; en lo que convienen aun hoy dia los mas sabios judíos. Moysés, por cuya boca hablaba el Espíritu Santo, dirigia también sus palabras al nuevo pueblo que habia deformar Jesu-Christo; pues, como enseña el Apóstol, lo que sucedia en la Ley antigua era figura de la Ley nueva. Y asi con nosotros hablan también las amenazas y maldiciones de Moysés, siempre que fuéremos rebeldes á la bondad y misericordia de nuestro Divino Legislador; y seremos tanto mas culpables, cuanto son sin comparacion mayores y mas copiosas las gracias que hemos recibido. Heb. X. v.1.28. = I. Cor. X. v. 11.
 

LIBRO DEL DEUTERONOMIO.
CAPÍTULO PRIMERO.

Recapitulacion de los principales sucesos que acontecieron á Israél en el Desierto por espacio de cuarenta años.[1]

1 Estas son las palabras que habló Moysés á todo Israél antes de pasar el Jordan[2], en la campiña desierta, frente del mar Rojo entre Pharan y Thophel y Laban y Hazeroth, donde hay minas de oro[3] en abundancia:

2 á once jornadas de Horeb por el camino del monte Seir hasta Cadesbarne.

3 En el año cuadragésimo de la salida de Egypto, en el mes undécimo, el primer dia del mes anunció Moysés á los hijos de Israél todo lo que le mandó el Señor que les dijera.

4 Después que derrotó á Sehon rey de los amorrheos, que tenia su corte en Hesebon, y á Og rey de Basan, que moró en Astaroth y en Edrai [4],

5 á la otra parte del Jordan, en el pais de Moab, Moysés comenzó á explicarles la Ley del Señor, y á decirles:

6 Dios nuestro Señor nos habló en Horeb, diciendo: Bastante tiempo habeis permanecido junto á este monte:

7 dad la vuelta, y marchad á las montañas de los amorrheos y demas lugares vecinos, extendiéndoos por los llanos, y por los montes y valles que yacen al Mediodia, y á la costa del mar Mediterráneo, por la tierra mas septentrional de los chànaneos y del Líbano, hasta el gran rio Euphrates.

8 Mirad, dijo, que os la tengo dada: entrad y tomad posesión de la tierra, acerca de la cual juró el Señor á vuestros padres Abraham, Isaac, y Jacob, que se la daria á ellos, y despues de ellos á su descendencia.

9 En aquel mismo tiempo os dije:

10 No puedo yo solo gobernaros; porque el Señor Dios vuestro os ha multiplicado, y en el dia de hoy sois en grandísimo número como las estrellas del cielo [5].

11 (El Señor, Dios de vuestros padres, añada aun á este número muchos millares , y os llene de bendiciones como lo tiene dicho.)

12 Yo no puedo solo llevar el peso de vuestros negocios y pleitos.

13 Escoged de entre vosotros varones sabios y experimentados, de una conducta bien acreditada en vuestras tribus, para que os los ponga por caudillos y jueces.

14 Entonces me respondísteis : Acertada cosa es la que quieres hacer.

15 Y asi tomé de vuestras tribus varones inteligentes y esclarecidos, y los constituí por príncipes vuestros , por tribunos y centuriones, y cabos de cincuenta y de diez hombres, que os instruyesen en cada cosa.

16 Y mandéles diciendo : Oidlos y haced justicia : ora sean ciudadanos, ora extranjeros.

17 Ninguna distincion hareis de personas : del mismo modo oireis al pequeño que al grande : ni guardareis miramiento á nadie ; pues que vosotros sois jueces en lugar de Dios [6]. Mas si alguna cosa dificil os ocurriere, dadme parte á mí , yo determinaré.

18 En suma os ordené todo cuanto debíais hacer.

19 Al fin habiendo partido de Horeb, pasamos por aquel grande y espantoso desierto que vísteis camino de la montaña del amorrheo , como Dios nuestro Señor nos habia mandado ; y estando ya en Cadesbarne ,

20 os dije : Habeis llegado á la montaña del amorrheo , de la cual nos ha de dar Dios nuestro Señor la posesión.

21 Mira, oh Israél, la tierra que te da tu Señor Dios : sube y ocúpala como Dios nuestro Señor lo prometió á tus padres : no tienes que temer , ni alarmarte por nada.

22 Y acudísteis á mí todos , y dijisteis : Enviemos personas que reconozcan la tierra, y nos informen por qué camino debemos subir Num. XXI. v.24.</ref>, y á cuales ciudades encaminarnos.

23 Habiéndome parecido bien el pensamiento, despaché doce hombres de entre vosotros , uno de cada tribu.

24 Los cuales puestos en camino , habiendo atravesado las montañas llegaron hasta el valle del Racimo ; y reconocida la tierra ,

25 cogiendo de sus frutos para muestra de la fertilidad , nos los trajeron , y dijeron : Buena es la tierra que el Señor Dios nuestro nos ha de dar.

26 Mas vosotros no quisísteis subir ; antes bien incrédulos á la palabra de Dios nuestro Señor,

27 murmurásteis en vuestras tiendas y dijísteis: El Señor nos aborrece , y por eso nos sacó de la tierra de Egypto , para entregarnos en manos del amorrheo, y acabar con nosotros.

28 ¿A dónde iremos? Los mensageros nos han aterrado , diciendo : Es mucho el gentío que hay en el pais, y de mas alta estatura que nosotros : las ciudades son grandes, y fortificadas con muros que llegan hasta el cielo : y allí hemos visto á los hijos de los Enaceos, ó gigantes.

29 Entonces os dije yo : No temais, ni tengais miedo de ellos.

30 El Señor Dios , el cual es vuestro conductor, él mismo peleará por vosotros, como lo hizo en Egypto á vista de todos.

31 Y en el Desierto (tú mismo ¡oh Israel! lo has visto) el Señor tu Dios te ha traido en brazos por todo el camino que habeis andado hasta llegar á este lugar, á la manera que suele un hombre traer á su hijo chiquito.

32 Pero ni aun asi creísteis al Señor vuestro Dios,

33 el cual ha ido él mismo delante de vosotros todo el viage, y ha demarcado los sitios en que debíais plantar las tiendas , enseñándoos el camino , de noche con la columna de fuego, y de dia con la de nube [7][8].

34 Y cuando el Señor oyó el rumor de vuestras quejas , indignado juró y dijo :

35 Ninguno de los hombres de esta pésima generacion verá la excelente tierra que tengo prometida con juramento á sus padres [9] ;

36 excepto Caleb hijo de Jephone : ese la verá, y á ese le daré la tierra que pisó , y á sus hijos ; porque ha seguido al Señor.

37 Ni es de maravillar esta su indignación contra el pueblo ; visto que aun contra mí , enojado el Señor por causa vuestra , dijo : Ni tampoco tú entrarás en esa tierra.

38 Mas Josué, hijo de Nun, ministro tuyo, ese entrará por tí : y asi exhórtale y aliéntale , pues él es el que ha de repartir por suertes la tierra de Israél.

39 Vuestros pequeñuelos , de quienes dijísteis que serian llevados cautivos , vuestros niños que hoy no saben discernir el bien del mal , esos son los que entrarán ; y á ellos daré yo la tierra , y la poseerán.

40 Mas vosotros volveos atras , y marchad al Desierto por el camino que conduce ácia el mar Rojo.

41 Entonces me respondísteis : Hemos pecado contra el Señor : subiremos á esa tierra , y pelearemos conforme ha ordenado el Señor Dios nuestro. Y como armados os encamináseis ácia el monte ,

42 me dijo el Señor : Adviérteles que no vayan , ni peleen ; porque yo no estoy con ellos : no sea que queden postrados á los pies de sus enemigos.

43 Os lo dije y no lilcísteis caso ; sino que oponiéndoos al mandamiento del Señor , é hinchados de soberbia subísteis al monte.

44 Entonces habiendo salido á vuestro encuentro el amorrheo , que habitaba en las montañas , os persiguió , como suelen perseguir las abejas al que las inquieta ; y os fue acuchillando desde Seir hasta Horma.

45 Y por mas que llorásteis á la vuelta en presencia del Señor, no quiso escucharos, ni condescender con vuestros ruegos.

46 Por eso estuvísteis de asiento por mucho tiempo en Cadesbarne.

CAPÍTULO II.

Continúa Moysés su plática refiriendo los beneficios hechos por Dios al pueblo de Israel, hasta la conquista del reino de Sehon.


1 Partidos de aquí, fuimos al desierto que guia al mar Rojo , como el Señor me habia dicho ; y anduvimos largo timpo [10] rodeando las montañas de Seir.

2 Y me dijo el Señor :

3 Bastante habeis ido rodeando por estos montes : id ahora ácia el Septentrion :

4 y tú dá esta órden al pueblo , diciéndole : Vosotros pasareis por los confines de vuestros hermanos los hijos de Esaú , que habitan en Seir , y os temerán.

5 Mas guardaos bien de moverles guerra [11] , porque no os daré de su tierra ni siquiera la huella de un pie ; por cuanto dí á Esaú en posesion las montañas de Seir.

6 Comprareis de ellos á dinero contante las vituallas que hubiéreis de comer ; y tambien el agua que sacáreis de sus pozos para beber.

7 El Señor Dios tuyo ha echado su bendicion en todo cuanto has puesto tus manos : ha dirigido [12] tu viage, de manera que has andado cuarenta años por este vasto desierto , acompañándote el Señor Dios tuyo , y nada te ha faltado.

8 Pasado que hubimos los confines de nuestros hermanos los hijos de Esaú , que habitaban en Seir , por el camino llano desde Elath , y desde Asiongaber , llegamos al camino que conduce al desierto de Moab.

9 Aquí me dijo el Señor : No obres hostilmente contra los moabitas , ni trabes batalla con ellos : que no te daré ni un palmo de su tierra , puesto que la posesion de Ar se la he dado á los hijos de Loth.

10 Los Emiméos , ó Terribles , fueron sus primeros pobladores , pueblo numeroso y valiente , y de talla tan alta, que eran tenidos como gigantes de la raza de Enacim ;

11 y en realidad eran semejantes á los enaceos. Finalmente los moabitas los llaman Emim.

12 En Seir asimismo habitaron antes los horrheos ; y arrojados estos y destruidos , entraron en su lugar los hijos de Esaú , como lo hizo Israel en la tierra cuya posesion le dió el Señor.

13 Poniendonos pues en camino para pasar el torrente Zared , arribamos á él.

14 El tiempo que gastamos desde Cadesbarne hasta el paso del torrente Zared , fue de treinta y ochos años ; á fin de que toda aquella generacion de hombres aptos para la guerra , alistados al salir de Egypto , feneciese en los campamentos , como lo tenia jurado el Señor :

15 cuya mano descargó contra ellos, haciendo que muriesen en los campamentos.

16 Muertos finalmente todos aquellos guerreros,

17 me habló el Señor diciendo :

18 Tú vas á pasar hoy por las fronteras de Moab , y de una ciudad que tiene por nombre Ar :

19 mas en llegando á las cercanías de los hijos de Ammon , guárdate de moverles guerra , ni pelear contra ellos : que nada te daré de la tierra de los hijos de Ammon, por cuanto la di en posesión á los hijos de Loth.

20 Tierra que fue considerada como pais de gigantes; pues en ella moraron antiguamente unos gigantes que los ammonitas llaman Zomzommim [13],

21 pueblo grande y numeroso, y de altura descomunal, á semejanza de los enaceos. El señor los exterminó por mano de los ammonitas, é hizo que estos poblasen la tierra en su lugar;

22 como lo habia hecho con ios hijos de Esaú que habitan en Seir, destruyendo á los horrheos y entregándoles su tierra, la cual poseen hasta el dia de hoy.

23 Del mismo modo á los heveos, que habitaban en Haserim hasta Gaza, los expelieron los cappadocios, que salidos de la Cappadocia acabaron con ellos, y habitaron en su lugar.

24 Ea pues preveníos [14], os dijo entonces el Señor, y pasad el torrente de Arnon: Sábete, oh Israél, que yo he puesto en tu mano á Sehon rey de Hesebon, el amorrheo: empieza desde luego á ocupar su tierra y hacerle la guerra.

25 Hoy comenzaré yo á infundir tu terror y

espanto sobre los pueblos que habitan debajo de cualquier parte del cielo : de suerte que al oir tu nombre tiemblen , y como las mugeres que están de parto se estremezcan , y queden penetrados de dolor.

26 Envié pues mensageros desde el desierto de Cademoth á Selion , rey de Hesebon, con proposiciones pacíficas . diciendo [15] :

27 Pasaremos por tu tierra yendo por el camino real, sin torcer ni á la derecha ni á la izquierda.

28 Véndenos por su valor los víveres para nuestro sustento , y danos por nuestro dinero el agua que bebamos. Permítenos solamente el paso ,

29 como lo hicieron los hijos de Esaú que ha- bitan en Seir , y los moabitas que moran en Ar ; hasta que arribemos al Jordán , y entremos en la tierra que nos ha de dar el Señor Dios nuestro.

30 Mas no quiso Sehon, rey de Hesobon , concedernos el paso , por haber el Señor tu Dios permitido que tuviese endurecido su ánimo , y obstinado su corazon , á fin de entregarle en tus manos , como ahora ves.

31 Entonces me dijo el Señor : He aquí que he comenzado á entregarte á Sehon y su tierra : empieza tú á poseerla.[16]

32 Salió pues Sehon con toda su gente á presentarnos batalla en Jasa.

33 Y el Señor Dios nuestro nos le entregó; y le matamos á él, á sus hijos, y á toda su gente.

34 Al mismo tiempo tomamos todas las ciudades, quitando la vida á sus habitantes, hombres, mugeres y niños, sin perdonar cosa alguna,

35 salvo las bestias, que fueron parte del botin, como los despojos de las ciudades que ocupamos, desde Aroer, ciudad situada en un valle sobre la ribera del torrente Arnon, hasta Galaad.

36 No hubo aldea ni ciudad que escapara de ser presa nuestra: todas nos las entregró el Señor Dios nuestro,

37 menos la tierra de los hijos de Ammon, á que no tocamos, y todo el pais de la orilla del torrente Jeboc, y las ciudades de las montañas, y todos los demas lugares que nos vedó el Señor Dios nuestro.

CAPÍTULO III


Sigue la relación anterior: derrota del rey Og: reparticion de tierra á las tribus de Rubén y Gad y media de Manasés; y de como negó el Señor á Moysés el entrar en la tierra de Promision.

1 Tomando pues otro camino, nos dirigimos ácia Basan, donde nos salió al encuentro Og, rey de Basan , con toda su gente para darnos la batalla en Edrai [17].

2 Y me dijo el Señor : No le temas , porque asi él como todo su pueblo y pais están entregados en tus manos : y harás con este lo mismo que hiciste con Sebón , rey de los araorrheos , que habitaba en Hesebon [18]

3 Asi pues entregó también Dios nuestro Señor en nuestras manos á Og , rey de Basan , y á todo su pueblo ; y á todos los pasamos á cuchillo , sin dejar uno ,

4 devastando á un mismo tiempo todas sus ciudades : no hubo población que se nos escapara : nos apoderamos de sesenta ciudades , y de toda la comarca de Argob del reino de Og en Basan.

5 Las ciudades todas estaban guarnecidas de muros altísimos , y con puertas , y trancas ó rastrillos ; sin contar los innumerables pueblos que no tenían murallas.

6 Y exterminamos aquella gente , como habíamos hecho con Sebón , rey de Hesebon , acabando con todas las ciudades , con hombres , mugeres y niños ;

7 y cogimos los ganados , y los despojos de las ciudades.

8 Con lo que nos hicimos entonces dueños de la tierra ocupada por los dos reyes amorrheos que habitaban de este lado del Jordán, desde el torrente de Arnon , hasta el monte Hermon ,

9 que los sidonios llaman Sarion , y los amorrheos Sanir ;

10 y tomamos todas las ciudades de la llanura, y la tierra toda de Galaad y de Basan basta Selcha y Edraí , ciudades del reino de Og en Basan.

11 Es de saber que Og , rey de Basan , era el único que babia quedado en esta tierra de la casta de los gigantes. Se muestra su cama de hierro en Rabbath , ciudad de los hijos de Ammon , la cual tiene nueve codos de largo y cuatro de ancho , segun la medida del codo ordinario de un hombre.

12 Tomamos pues entonces posesión de la tierra desde Aroer , situada sobre la ribera del torrente Arnon , hasta la mitad de la montaña de Galaad [19] ; y dí sus ciudades á las tribus de Rubén y de Gad.

13 La otra mitad del pais de Galaad , y todo el de Basan , del reino de Og-, con toda la comarca de Argob , lo entregué á la media tribu de Manassés. Todo este pais de Basan es llamado tierra de los gigantes.[20]

14 Jair , hijo ó descendiente de Manassés , entró en posesión de todo el territorio de Argob hasta los términos de Gessuri y de Machati. Y puso su nombre á Basan, llamándole Havoth Jair, es decir , Aldeas de Jair , hasta el día de hoy.

15 Di también á la familia de Machír parte de Galaad.

16 y á las tribus de Rubén y de Gad les di del país de Galaad hasta el torrente Arnon , con la mitad del torrente , y sus tierras hasta el arroyo Jeboc , que parte términos con los hijos de Ammon ;

17 y la llanura del desierto, y ribera del Jordán , y los confines de Cenereth ó Genesareth hasta el mar del desierto , llamado mar Salado ó muerto , hasta la raiz del monte Phasga ácia el Oriente.

18 Entonces os di esta órden , diciendo á los de estas tres tribus : El Señor Dios vuestro os da esta tierra por heredad : todos los hombres robustos habéis de ir armados á la ligera á la frente de vuestros hermanos los hijos de Israel,

19 dejando las mugeres , y los niños , y las bestias : que ya sé que tenéis muchos ganados , y deberán quedar en las ciudades que os he dado ,

20 hasta tanto que conceda el Señor á vuestros hermanos descanso , como os le ha concedido á vosotros ; y posean ellos también la tierra que les ha de dar á la otra parte del Jordán : entonces se volverá cada uno de vosotros á la posesión propia que os he dado.

21 A Josué también le previne en aquel tiempo , diciendo : Bien han visto tus ojos lo que ha hecho el Señor Dios vuestro con estos dos reyes ; pues asi lo hará con todos los reinos á que has de pasar [21].

22 No los temas : porque el Señor Dios vuestro peleará por vosotros.

23 Al mismo tiempo supliqué al Señor , diciendo :

24Señor Dios , tu has empezado á mostrar á tu siervo tu grandeza , y el poder excelso de tu brazo : como que no hay otro Dios en el cielo ni en la tierra que pueda hacer lo que tu haces , ni compararse contigo en fortaleza.

25 Permíteme pues[22] pasar adelante , y ver esa bellísima tierra de la otra parte del Jordán , y aquel incomparable monte de Sion , y el Líbano.

26 Mas el Señor enojado contra mí por causa de vosotros , no quiso oírme ; antes me dijo : Basta ya de eso : no me bables mas de tal cosa.

27 Sube á la cumbre del Phasga , y tiende la vista á la redonda , al Poniente y al Norte , al Página:La Sagrada Biblia (III).djvu/29 Página:La Sagrada Biblia (III).djvu/30 Página:La Sagrada Biblia (III).djvu/31 Página:La Sagrada Biblia (III).djvu/32 Página:La Sagrada Biblia (III).djvu/33 Página:La Sagrada Biblia (III).djvu/34 Página:La Sagrada Biblia (III).djvu/35 Página:La Sagrada Biblia (III).djvu/36 Página:La Sagrada Biblia (III).djvu/37 Página:La Sagrada Biblia (III).djvu/38 Página:La Sagrada Biblia (III).djvu/39 Página:La Sagrada Biblia (III).djvu/40 Página:La Sagrada Biblia (III).djvu/41 Página:La Sagrada Biblia (III).djvu/42 Página:La Sagrada Biblia (III).djvu/43 Página:La Sagrada Biblia (III).djvu/44 Página:La Sagrada Biblia (III).djvu/45 Página:La Sagrada Biblia (III).djvu/46 Página:La Sagrada Biblia (III).djvu/47 Página:La Sagrada Biblia (III).djvu/48 Página:La Sagrada Biblia (III).djvu/49 Página:La Sagrada Biblia (III).djvu/50 Página:La Sagrada Biblia (III).djvu/51 Página:La 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  1. Año del Mundo 2553: antes de Jesu-Christo 1451.
  2. La palabra hebrea בצבר en el paso, que en la Vulgata se traduce trans, es ambigua; y puede traducirse cis: pero como Moysés cuenta aquello que dijo junto al Jordan, y jamas pasó este rio, debe traducirse aquí antes de pasar, etc.
  3. La voz hebrea ריוהב, que la vulgata traduce ubi auri, etc., la creen muchos nombre propio.
  4. Num. XXI. v.24.
  5. Exod. XVIII. v.18.
  6. Joann. VII. v.24Levit. XIX. v.15Cap. XVI. v.19. — Prov. XXIV. v.23. — Eccli. XLII. v.1. — I. Jac. v. 31
  7. Exod. XIII. v.21.
  8. Num.XIV.
  9. Num. XIV. v.23.Ps. XCIV. v.11.
  10. Tal vez el Rey de Edom, movido de los prodigios que obraba el Señor á favor del pueblo de Israél, le concedió el paso por los confines de su reino, que antes le negara. (Num. XX. v. 21.)
  11. El hebreo אל־תתגדר no guerrecis. גרה significa guerra.
  12. Ha tenido cuidado de tu viage : este sentido tiene el verbo nosco en varios textos de la Sagrada Escritura. Ps. I. v. 6. — Véase Conocer.
  13. וםוםיס es lo mismo que abominables, ó malvados: también significa muy altos, famosos, etc. Créese que son los mismos que se llaman Ziisim, Gen, XIV. v. 5.
  14. Surgite, según la frase hebrea כויםי lo mismo que prevenios estad á punto, etc.
  15. Num. XXI. v. 21
  16. Amos II v. 9.
  17. Num. XXI v. 33.Cap.XXIX. v.7.
  18. Num.XXI v.34.
  19. Num. XXXIII. V. 29,
  20. Num. XXI. v. 34.
  21. Num. XXVII. v.18.
  22. Segun la frase hebrea dijo Moysés אצברחינת Permíteme pasar, etc. Creerla tal vez que la sentencia dada por Dios contra él, era solamente conminatoria, y no decisiva; y asi le suplica que le deje ver aquella tierra dichosa que habían habitado los Santos Patriarcas sus ascendientes, por la cual habia suspirado y padecido tantas fatigas durante la peregrinacion : sobre todo el monte Moria , célebre por el sacrificio de Isaac; y por el templo que habia de edificar allí Salomon. El monte Sion se llama á veces Líbano. — III Reg. VII. v. 2. — Zach. XL v. l. — S. Hier. in Ezech. e. XVIII