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La Tigra: 05

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Escena II

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VIGILANTE. -¿Qué hablabas con ese señor, vos?

LUNFARDO. -Yo... yo... Nada, es que... (Confidencial.) El viejo me llamó pa preguntarme si se había retirado ya una camarera de aquel cafetín.

VIGILANTE. -¡Hum! Está bueno. Seguí no más. Pero andá con mucho ojo en mi parada, sino querés que te retiren el paso.

LUNFARDO. -Pierda cuidado, agente. Lo que es ahora llevo una conducta que ni el ministro de hacienda. (Vase derecha a izquierda. Salen los MARINEROS borrachos del café, y se alejan tomados del brazo, cantando cualquier cosa en inglés. Los papanatas van desapareciendo. Aparece OLIVERA y se detiene a observar el café. A poco salen LA TIGRA y LUIS, se dan el brazo y se encaminan hacia la derecha, pasando por delante de OLIVERA, como si no lo vieran. Éste los deja pasar y luego, de atrás, le toma el brazo a LA TIGRA y la detiene con alguna violencia. LUIS se dispone a agredirlo.)

LA TIGRA. -(Sujetando a LUIS.) Dejame hablarle primero. Luego intervendrás si hace falta.

LUIS. -Es que le voy a dar una lección a ese compadre; dejame.

LA TIGRA. -¡Retirate, te he dicho!...

LUIS. -(Conteniéndose.) ¡Compadre inmundo!

LA TIGRA. -(Aparte a OLIVERA.) ¿Qué se te ofrece?

OLIVERA. -Te dije que salieras sola.

LA TIGRA. -Pues he salido acompañada.

OLIVERA. -Pero te irás conmigo.

LA TIGRA. -Me iré con él.

OLIVERA. -¿Sí? Vamos a verlo.

LUIS. -(Abalanzándose.) Sí que lo vamos a ver.

LA TIGRA. -(Imponente, sujetándolo y alejándolo algunos pasos.) ¡Retírese, mocoso!

LUIS. -(Debatiéndose furioso.) ¡Soltame!... ¡Soltame!... ¡Soltame!...

LA TIGRA. -Vení, cobarde, vení; aquí te lo tengo. Acercate. Hacé la prueba. No le tengas miedo. ¡Atrevete!... ¡Pegale! ¡Tocale un cabello, un cabello siquiera!...

LUIS. -¡Oh, qué vergüenza!

LA TIGRA. -¡Un cabello siquiera!... ¡Ven, ven ven!...

OLIVERA. -Largalo, pues, largalo... No castigo gente indefensa...

LA TIGRA. -¿Por qué, cobarde, no sacas tu daga? Él no tiene armas, ni yo. Atrevete, pues. ¿Por qué no vienes a pegarle una puñalada de las tuyas, ladrón?

LUIS. -¡Por favor! ¡Por favor! ¡Soltame!...

OLIVERA. -Hacele el gusto al muchachito. Te prometo no lastimarlo mucho.

LA TIGRA. -¿Ah, sí? ¡Pues ahí está suelto! (Le suelta. LUIS se abalanza contra OLIVERA. En este instante aparece el VIGILANTE y algunos curiosos, que se interponen.)