La abeja y la flor del tomillo
Apariencia
Solicitaba la abeja
la linda flor del tomillo,
empeñada en darla besos
que ésta huía con desvío.
-«Tus esquiveces me matan;
»abre el alma a mi cariño.»-
-«No; -la flor le contestaba,
dando, turbada, un suspiro:-
»si el dulce néctar le robas,
»¿qué le queda al pecho mío?»-
¡Pobre flor! el vil insecto
supo acallar sus gemidos
y al fin perdió su inocencia,
para llorar el olvido.
Niñas que halláis en las flores
tan exacto parecido
por lo débiles y hermosas:
no imitéis la del tomillo.