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La amistad

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Nota: En esta transcripción se ha respetado la ortografía original.
LA AMISTAD.


BAJÉ á la tierra un día
Para unir á las almas,
Doliéndome en la mía
El odio, dueño de la humana grey.

Toqué de puerta en puerta,
Pero nadie me abría;
De frío estaba yerta,
Y sola, y no me pude guarecer.

Oí gritar mi nombre
Y me acerqué al momento;
Juraba por mí un hombre,
Pero ese hombre jamas me conoció.

 Invocóme un anciano
Con ademán sincero,
Me tendía la mano
Y le temblaba al pobre el corazón.

Y presurosa acudo
Solícita á su ruego,
Y cuanto más le ayudo
Encuentro al interés en mi lugar.

Dos jóvenes me llaman
Al cumplir quince abriles,
Pero tanto se aman
Que el niño amor me echó sin caridad.

No puedo hallar morada
Y me muero de pena,
Del mundo abandonada
He buscado un albergue por piedad.

De los regios salones
Me lanza la etiqueta,
En duros corazones
No ha podido mi esencia penetrar.

Me hiela la riqueza,
Me destroza el orgullo,
Y callo con presteza
Cuando me insulta el sórdido interés.

Los celos me envenenan,
Me mata la soberbia,
Y de heridas me llenan
El dolo, la perfidia y la doblez.

Yo sigo mustia y triste
Llamando en todas partes
Porque mi fé resiste
Á todo por cumplir con mi misión.

¡Ay del humano bando
¡Ay de la grey precita
Si en día nefando
Vuelve á llamarme á su morada Dios.