La araucana primera parte/II
II
Pónese la discordia que entre los caciques de Arauco hubo sobre |
Esto verse podrá por esta historia, |
De algunos que en la junta se hallaron |
Tras éste a la consulta Ongolmo viene, |
Así creció el furor, que derribando |
«Alto, sús, que yo acepto el desafío |
¿Qué furor es el vuestro, ¡oh araucanos!, |
En la virtud de vuestro brazo espero |
Cayocupil al tronco aguija presto, |
No se vio allí persona en tanta gente |
Ya la rosada Aurora comenzaba |
El carro de Faetón sale corriendo |
Es cosa en que mil gentes han parado |
Tres castillos los nuestros ocupados |
Sordos a las demandas y preguntas |
Viéndose en tanto estrecho los cristianos, |
No porque tantos vengan temor tiene |
Los españoles, sin poder sufrillo, |
Valdivia, perezoso y negligente, |