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La boda misteriosa II

De Wikisource, la biblioteca libre.
El Museo Universal (1869)
La boda misteriosa II


ALBUM POETICO.

 

LA BODA MISTERIOSA.


(Continuación.)


Alegro despunta el alba
en el dia de San Juan;
los nobles visten la cota,
las damas rico cendal,
el pastor rudo pellico,
la zagala humilde ajuar.
Hácia el castillo de Azara
alegres todos se van,
que ya Anarda la princesa
vestida de boda está,
y el conde de Rosa mora
la espera al pie del altar.
Si garrida está la novia,
el conde arrogante está;
las perlas de sus cabellos,
nadie las puede contar;
las joyas que el conde lleva
diz que forman un caudal.
Doncellas siguen á Anarda,
tras del conde pajes van;
las unas visten de lino
que envidia á la nieve da;
los otros de rica seda
del cielo en color rival.
El júbilo reina en todos,
el gozo pintado está
en la dichosa pareja
que la suerte va á juntar.
Mas, ¡ay! que entre tanta dicha,
mezclada desdicha va,
y entre tantos como rien,
no lejos quien llora está.
Sentada al pie de un arroyo
junto á un marchito rosal,
los pies pequeños desnudos,
los cabellos sin peinar,
triste y pálido el semblando,
llorando una hermosa está.
Cristiano que la mirara
se moviera á caridad
que no hay pecho que no sienta
ver una hermosa llorar.
Los pastores y zagalas
que al castillo alegres van
se tornan al verla tristes,
lloran al verla llorar,
y compasivos sus pechos
estos consuelos le dan:

Peregrina, peregrina,
por la Santa Trinidad,
que enjugues tu amargo llanto
que Dios dichosa te hará;
tan jóven y tan hermosa
Dios habrá de tí piedad.
La doncella les responde
sin cesar de suspirar:
pasad, pasad adelante,
no tiene alivio mi mal:
es mas fácil que se torne
en dulce el agua del mar.

— Peregrina, peregrina,
que buscas la soledad,
no enturbies las dulces aguas
con ese amargo raudal.
Enjuga tus bellos ojos
qUe hoy no es dia de llorar,
que el conde de Rosamora
sube al tálamo nupcial.

— Traidor y falso es el conde,
y Dios le castigará,
la triste exclama, y al punto
paróse el rostro mortal.

— ¿Quién eres, pobre doncella
que del conde no has piedad?

— Zoraida soy, la infelice,
si la escuchasteis nombrar.

Palabra de ser mi esposo
me dio el conde desleal,
hoy llegará el fementido,
dichoso al pie del altar,
y la fiel desventurada,
á la tumba bajará.
Cantad al pérfido conde
el himno alegre nupcial,
y á Zoráida la infehce
él de la muerte cantad.

Oid amigas mi historia,
asi os quiera Dios librar
de labio que miente amores,
de pecho que helado está,
de lengua que mucho ofrece,
de mano que poca da.
Las dichas se tornan humo,
las penas son realidad.
Los cielos están muy lejos,
las lágrimas cerca están.
Era yo niña, muy niña,
apenas sé recordar,
que de los bienes del mundo
no sé bien sino del mal,
por un campo caminaba
de la tarde al declinar.

Allí me vió el falso conde,
que en él andaba á cazar.
Pidióme fuera su esposa,
juréle yo lealtad
que aunque era niña, muy niña,
la fe le supe guardar.
Y aunque. mora, y él cristiano,
mi conciencia vale mas.
Dejárame por ser pobre,
y huyó como el criminal,
después que roba el tesoro
que ansioso logra alcanzar,
y hoy se casa con princesa
de estirpe noble y real.
Llevadme, llevadme, amigas,
ante el ara del altar,

La vida me va faltando,
helada me siento ya.
Ponedme coronas fúnebres,
vestidme negro sayal,
y en tálamo de la muerte
ál castillo me llevad.
Llevaréisme, y mi cadáver
será allí un testigo más.

En medio de tantos vivos,
Zoráida muerta estará;
el conde en dosel vistoso,
yo en el lecho funeral;
el conde en trage de boda,
yo en trage de amortajar;
el falso cotí ricas galas,
con un sudario el leal;
para él alegres canciones,
para mí el triste doblar.
Esto diciendo, un suspiro
profundo exhala, y la faz
tomándose cadavérica,
sobre el polvo viene á dar.

       ____

Los pastores y zagalas
de espanto mudos están,
sobre el polvo se arrodillan
la su alma á encomendar
y murmuran entre dientes
mirando el cuerpo glacial:
Traidor y falso es el conde
y Dios le castigará.

(Se continuará.)