La casa holgona/Entremés

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La casa holgona
de Pedro Calderón de la Barca
Entremés

Entremés

Calle.

(Sale AGUILITA, niña, delante y ANTÓN, capigorrón llamándola, y ella tapada de medio ojo.)
ANTÓN:

Ojitapada niña, que la cara
traes como candilón, con antipara,
y con la nube dese manto eterno
haces a tu hermosura sol de invierno,
dando luz tan escasa, que parece
que estás a si amanece o si no amanece:
descubre ese ojo y pon esotro alerta,
que, vive Dios, que pienso que eres tuerta.

AGUILITA:

Aqueso no, que en la opinión me toca.

ANTÓN:

Por eso tienes un baúl por boca.

AGUILITA:

Yo apostaré que ahora te desdices.

ANTÓN:

Y un lomo de camello por narices.

AGUILITA:

Con ellas te desmiento, majadero.

ANTÓN:

Y las manos parecen de mortero.

AGUILITA:

¿Tan malas son aquestas?

ANTÓN:

Bella ingrata
no trueques en menudos tanta plata.
Descúbrete por junto, niña mía,
y no me escondas la mercadería
ni esperes novedad como otros necios;
que son eternos, juro a Dios, los precios.

AGUILITA:

Abro la tienda, pues.

ANTÓN:

Eso me agrada.
¿Hay color?

AGUILITA:

Sí, señor, y de Granada.

ANTÓN:

¿Hay albayalde?

AGUILITA:

No señor, que no se gasta,
pero habrá solimán.

ANTÓN:

Aqueso basta.
¿Hay miel, aceite, pasas y rasuras,
cerilla, cardenillo y limas frescas,
cabezas de carnero, vino tinto,
calabazas, borrajas, huevos frescos?

AGUILITA:

Hay todo eso y más. Compre sin pena.

ANTÓN:

En el infierno esté tienda tan llena.
¿Cómo te llamas?

AGUILITA:

¿Yo? Aguilita.

ANTÓN:

¡Ay, niña!
El nombre tienes de ave de rapiña.
¡Aguilita! Divórciome, aunque gruñas,
que tras el pico enseñarás las uñas.

AGUILITA:

Licenciado, ¿qué importará enseñarlas,
si no descubro presa donde hincarlas?

ANTÓN:

Yo soy un estudiante pobre y feo.

AGUILITA:

Pase adelante, que eso ya lo veo.
¿De qué nación?

ANTÓN:

Flamenco.

AGUILITA:

¡Ay, manifranco!
Luego lo vide, en viéndole tan blanco.

ANTÓN:

Echáronme en naciendo en escabeche,
y diéronme a mamar tinta por leche.
¿Hay más que preguntar?

AGUILITA:

¿Cómo se llama?

ANTÓN:

Antón, a quien tentó el demonio tanto.

AGUILITA:

[...] Más parece el tentador que el santo.

ANTÓN:

Pues si demonio soy, llevarte quiero.

AGUILITA:

Abrenuncio, Satán. Si no hay dinero,
no tienes parte en mí.

ANTÓN:

¿Ya me conjuras?

AGUILITA:

Pues ¿qué tengo de hacer si veo figuras?

ANTÓN:

Guarda, Aguilita, no te gane el pico
cualque avechucho en forma de aguilico.

AGUILITA:

No hará, que entre las uñas de mi brío
al sol del oro probaré si es mío.

ANTÓN:

¿Y si en dar no descubre algún quilate?

AGUILITA:

Soltarele, y caerá donde se mate.

ANTÓN:

Todo me agrada, el trato y la persona.
¿A dónde vives?

AGUILITA:

En la Casa Holgona.

ANTÓN:

Ésta es otra. ¿Qué dices?

AGUILITA:

Oye, amigo,
sígame si lo duda.

ANTÓN:

Ya la sigo.
¡La Casa Holgona! Vive Dios, que pienso
dejarme buen humor en ella a censo.

AGUILITA:

Esta es la Casa Holgona.

ANTÓN:

¿Entraré dentro?

AGUILITA:

¿Quién se lo impide? Yo estoy en mi casa:
¡Ah de casa, ah de casa!
 (Vase.)

MÚSICOS:

¿Quién es?
(Cantan, dentro.)

ANTÓN:

Otra es aquesta,
en vísperas me vuelven la respuesta.

(Sala.)
 
(Salen los MÚSICOS, por una puerta y por otra.)
MÚSICOS:

 (Cantan.)
¿Quién llama a la puerta,
hallándola abierta?
¿Quién llama? ¿Quién viene
que así se detiene?
¿Qué quiere, qué busca en este lugar?
¿Por qué se retira, pudiéndose entrar?
Entre si quiere, y se podrá holgar.
¡Ay qué elevado y suspenso está!
Que si la casa es holgona,
los dueños que tiene lo son mucho más.
(Vanse y sale una DAMA.)

DAMA 1.ª:

Sea muy bien venido el licenciado:
siéntese luego, que vendrá cansado.
Quítenle ese sombrero y ferreruelo.
Sudando viene: ¿trae algún pañuelo?
Sí, en verdad: limpiarele el rostro bello.
Tráiganle colación, si da para ello.
¿A ver?: un real de a ocho es en conciencia.
¡Hola! Conservas para su excelencia.
Huélguese, huélguese.

ANTÓN:

Así tengas la ventura
como me aliñas, pícara, la holgura.
¡El pañuelo, la capa y el sombrero
con las costas pagadas en dinero
y el caudal hecho (¡ay, triste!) una ceniza!
¿Hay juez pesquisidor que haga tal riza,
cuando opinión y plus ganar intenta?
Esto no es Casa Holgona sino venta.

DAMA 1.ª:

¿Ves que se huelga pues que dice chistes?

ANTÓN:

Voyme; que se me había allá olvidado...

(Sale la DAMA 2.ª)
DAMA 2.ª:

¡Jesús! Pues ¿hase de ir si no se ha holgado?
¡Qué cara, qué hermosura! ¿Qué te pones
para la tez del rostro, don Quijote?

ANTÓN:

Una muda de pez y de cerote.

DAMA 2.ª:

De leche son las manos, y aun la cara
es toda leche.

ANTÓN:

No hay quien me soporte:
soy el mayor lechón que hay en la corte.

DAMA 2.ª:

Enseñe qué es aquello que relumbra.

ANTÓN:

¡La gatatumba! Es cierto diamantejo.

DAMA 2.ª:

Veamos, probarémele.

ANTÓN:

No puedo,
que el oficial me le clavó en el dedo.

DAMA 2.ª:

Yo sabré desclavalle.

ANTÓN:

¡Andando, pavas!
¿No ves que en desclavándole, me clavas?

DAMA 2.ª:

Ten y tengamos pues

ANTÓN:

Si haré, y en viéndole,
volveremos al cántaro las nueces.

DAMA 1.ª:

No le des, no le des.

ANTÓN:

¡Jesús mil veces!
Óyeme, holgona niña, [...], ¿a quién digo?
¿Conmigo levas?

(Sale la DAMA 3.ª)
DAMA 3.ª:

¿Qué le han hecho, amigo?
Asiéntese, repórtese y escúcheme.

ANTÓN:

Asiéntome, repórtome y escúchela.

DAMA 3.ª:

¡Qué gracia tiene! ¿Cómo no le huelgan?

ANTÓN:

Porque en lugar de holgarme...

DAMA 3.ª:

¿Qué?

ANTÓN:

Me cuelgan.

DAMA 3.ª:

Pues ¡en la Casa Holgona!

ANTÓN:

Damas bellas,
lo holgón viene a ser sólo para ellas.

DAMA 3.ª:

El corazón me deja lastimado,
el bazo herido, el hígado llagado.

ANTÓN:

¿Llagado? Deje: escuche aqueste cuento.
En ciertas cañas que hubo en esta villa,
sacó un galán pintada una esportilla
en la adarga, y la letra decía: Gado,
y todo junto: Es-por-ti-lla-gado.
Mas cierta dama que lo vio, replica:
«Aquella ¿es esportilla o esportica?
Porque si es esportica y Gado el mote,
quedará el cifrador de bote en bote.»

DAMA 3.ª:

¡Qué gracia que ha tenido! ¿Oyes, Francisca?
Tráiganle con que beba.

DAMA 1.ª:

Luego vengo.
 (Vase.)

ANTÓN:

Traigan que beba; que con qué, ya tengo.

(Sale AGUILITA, con bizcochos y la DAMA 1.ª con vino.)
AGUILITA:

Aquestos son bizcochos.

ANTÓN:

¿Oís? ¿Qué digo?
¡Aguilita! ¿Sois vos?

AGUILITA:

Yo soy, amigo.

ANTÓN:

Amiga seas del diablo.

AGUILITA:

¿Qué hay, cuitado?

ANTÓN:

Antes no hay, que ya me lo han quitado.

DAMA 2.ª:

Coma.

DAMA 1.ª:

Coma usted.
(Cómense ellas los bizcochos.)

AGUILITA:

¿Por qué no come?

ANTÓN:

Porque se lo han comido antes que tome.

DAMA 2.ª:

Beba vuested el vino, que es famoso.

ANTÓN:

Aunque en ayunas el beber es yerro,
vaya un traguito.

(Sale un MÚSICO, arrebatándole el vino.)
MÚSICO:

Harale mal en cerro.

ANTÓN:

Guarde Dios a vuested por el cuidado
de mi salud. Si a los que aquí han entrado
regalan como a mí estas señoras,
sacarán los estómagos bien mochos.

DAMA 1.ª:

¿A qué le supo el vino?

ANTÓN:

A los bizcochos.

AGUILITA:

Señor Antón, a los bobos
de aquesta suerte los pesco.

ANTÓN:

Tendiste la red por trucha,
y pescaste un abadejo.

AGUILITA:

Nunca haréis vos buena harina.

ANTÓN:

Sí haré, que en la tolva puesto
tengo el alma candeal
aunque es tan trechel el cuerpo.

DAMA 1.ª:

Ya que entró en la Casa Holgona,
justo será que le holguemos,
pues capa y sombrero ha dado.

ANTÓN:

Y ocho reales y un pañuelo.
Cuenten como han de contar,
pues la sortija no cuento.
Pues vaya de letra y baile.

ANTÓN:

Casa Holgona de recreo.

(Cantan.)
MÚSICOS:

En la Casa Holgona
un capigorrón
hasta los vestidos
por despojos dio.
El se ve rendido
de aquel ciego dios,
que con cada una
le tiró un arpón.
Cuando atento escucha
que con dulce son,
preguntado Anfriso
Celia respondió

ANTÓN:

Yo conozco una dama
tan grande holgona,
que por ver una danza
fue hasta Lisboa.

AGUILITA:

Pues yo sé de una moza
de aquesta villa,
que en habiendo ahorcado
ventana alquila.

DAMA 2.ª:

¿Cuáles son los holgones
más propiamente?

ANTÓN:

Los que están sin cuidado
de lo que deben.