La comadreja y los ratones (Samaniego)
Apariencia
Débil y flaca cierta Comadreja, No pudiendo ya más, de puro vieja, Ni cazaba ni hacía provisiones De abundantes Ratones, Como en tiempos pasados, Que elegía los tiernos, regalados, Para cubrir su mesa. Sólo de tarde en tarde hacía presa En tal cual que pasaba muy cercano, Gotoso, paralítico o anciano. Obligada del hambre cierto día, Urdió el modo mejor con que saldría De aquella pobre situación hambrienta, Pues la necesidad todo lo inventa. Esta vieja taimada Métese entre la harina amontonada. Alerta y con cautela, Cual suele en la garita el centinela, Espera ansiosa su feliz momento Para la ejecución del pensamiento. Llega el Ratón sin conocer su ruina Y mete el hociquillo entre la harina; Entonces ella le echa de repente La garra al cuello, y al hocico el diente. Con este nuevo ardid tan oportuno Se los iba embuchando de uno en uno, Y a merced de discurso tan extraño, Logró sacar su tripa de mal año. Es feliz un ingenio interesante: Él nos ayuda, si el poder nos deja; Y al ver lo que pasó a la Comadreja, ¿Quién no aguzará el suyo en adelante?