La escuela moderna :15

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Francisco Ferrer y Guardia, La escuela moderna, 1908.

.XV.

INGENUIDAD INFANTIL

En el Boletín de 30 de setiembre de 1903 se insertaron los trabajos de los alumnos de las diferentes secciones de la Escuela Moderna, leídos en la sesión de clausura del segundo curso escolar.

Ha de tenerse en cuenta que en estos escritos, en que sus infantiles autores se veían obligados a buscar un asunto al que aplicar su naciente criterio, el esfuerzo intelectual se imponía predominando el razonamiento inexperto, ingenuo e inspirado en el sentimiento de lo justo, sobre la aplicación de las reglas de forma; resultando que si los juicios no alcanzan el perfeccionamiento racional se debe únicamente a falta de datos, a carencia de conocimientos indispensables para formar un razonamiento perfecto; lo contrario de lo que sucede en las opiniones dominantes, que no tienen otra base que la preocupación fundada en tradiciones, intereses y dogmas.

Así, un niño de 12 años establece un criterio para juzgar las naciones, en las siguientes palabras:

Una Nación o Estado, para ser civilizado, es preciso que carezca de lo siguiente...

Suspendemos aquí el enunciado para observar que a la palabra civilizado da el autor la significación de justo, y sobre todo que, despojado de preocupaciones, ve males evitables, que señala, considerando su desaparición como condición esencial para que resulte la justicia, las cuales son:

1º La coexistencia de pobres y ricos, y como consecuencia la explotación.

2º El militarismo, medio de destrucción empleado por unas naciones contra otras, debido a la mala organización de la sociedad.

3º La desigualdad, que permite a unos gobernar y mandar y obliga a otros a humillarse y obedecer.

4º El dinero, que hace unos ricos y les somete a los pobres.

Claro que este criterio es primordial y sencillo, como corresponde a una inteligencia escasamente documentada, y no puede resolver un problema complejo de sociología; pero tiene la ventaja de que deja libre acceso a cuantas observaciones racionales se presenten: es como si se le preguntase: ¿Qué necesita un enfermo para recobrar la salud?, y respondiese: Que desaparezca el dolor. Cándida y natural respuesta que no daría seguramente un niño influido por la metafísica espiritualista, que necesita ante todo contar con la voluntad arbitraria de supuestos seres extranaturales.

Claro es que tan sencilla manera de plantear el problema de la vida social no excluye en definitiva una solución razonable, antes bien lo uno reclama lógicamente lo otro, como lo demuestra el mismo escrito que comentamos con esta conclusión:

No se entienda que porque no haya ricos, ni militares, ni dinero, las gentes hayan de pelearse y abusar de la libertad y del bienestar, sino que disfrutando todos de un alto grado de civilización, reinaría la cordialidad, todos serían amigos, y seguramente la ciencia adelantaría muchísimo más, por no haber guerras ni entorpecimientos políticos.

Una niña de 9 años presenta esta sensata observación, que entresacamos de la explicable incorrección de su lenguaje:

Al criminal se le condena a muerte: si el homicidio merece esa pena, el que condena y el que mata al criminal igualmente son homicidas; lógicamente deberían morir también, y así se acabaría la humanidad.

Mejor sería que en vez de castigar al criminal cometiendo otro crimen, se le diesen buenos consejos para que no lo hiciese más. Sin contar que si todos fuéramos iguales no habría ladrones, ni asesinos, ni ricos, ni pobres, sino todos iguales, amantes del trabajo y de la libertad.

La sencillez, claridad y trascendencia de este pensamiento no permiten comentario; así se explica la admiración que causó oirlo de labios de una tierna y bellísima niña, más que realidad viviente, semejaba simbólica representación de la verdad y de la justicia.

Un niño de 12 años trata de la sinceridad y dice:

El que no es sincero, no vive tranquilo: siempre teme ser descubierto; al paso que si es sincero, aunque haya hecho algo malo, su declaración sincera descarga su conciencia.

Si se empieza a mentir desde la infancia, se llegará a grande diciendo grandes mentiras que pueden causar males enormes.

Hay casos en que no se debe ser sincero. Por ejemplo: un hombre llega a nuestra casa huyendo de la policía. Si después se nos pregunta si hemos visto a aquel hombre, debemos negarlo: lo contrario sería una traición y una cobardía.

Triste es que para una inteligencia naciente, que considera la verdad como un bien inapreciable sin el cual no se puede vivir, la gravedad de los abusos autoritarios le hayan inducido a considerar en ciertos casos la mentira como una virtud.

Una niña de 13 años trata del fanatismo, y después de considerarlo como mal característico de un país atrasado, busca y halla su causa, diciendo:

El fanatismo es producido por el estado de ignorancia y atraso en que se halla la mujer; por eso los católicos no quieren que la mujer se instruya, ya que la mujer es su principal sostén.

Observación profunda ésta que busca la causa del fanatismo, y halla la causa de la causa, considerando que si la ignorancia produce el fanatismo, la ignorancia de la mujer perpetúa la ignorancia general.

Contra tan grave daño, señala un remedio eficaz otra niña de 13 años con este pensamiento que insertamos íntegro:

LA ESCUELA MIXTA

La escuela mixta o de ambos sexos es sumamente necesaria. El niño que se educa, trabaja y juega en compañía de la niña, aprende insensiblemente a respetarla y a ayudarla, y recíprocamente la niña; mientras que educados separadamente, indicándole al niño que es mala la compañía de la niña y a ésta que es peor la de aquél, sucederá que el niño, hombre ya, no respetará a la mujer y la considerará como un juguete o como una esclava, a lo que se ve reducida la mujer en la actualidad. Así, pues, contribuyamos todos a la fundación de escuelas mixtas en todas partes en que sea posible, y donde no, allanemos las dificultades que a ello se opongan.

A pensamiento tan bien razonado y condensado con tal sobriedad, nada podemos añadir sino que juzgamos debe ser atendida la excitación con que termina su escrito esta pensadora de 13 años.

Un niño de 12 años considera la escuela como digna de todo respeto, porque en ella se aprende a leer, escribir y pensar y sirve de base a la moralidad y a la ciencia y añade:

Si no fuera por la escuela, viviríamos en el bosque, andaríamos desnudos, comeríamos hierbas y carne cruda, y nos refugiaríamos en cuevas y en árboles; es decir, llevaríamos una vida brutal.

Con el tiempo y como consecuencia de la escuela, todo el mundo será más inteligente, y no habrá guerras, ni poblaciones incendiadas, y la gente recordará con horror al guerrero considerando que es el obrero de la muerte y de la destrucción.

Es una desgracia que debiera evitarse que haya niños que jueguen por la calle sin ir a la escuela, y cuando llegan a hombres son muy desgraciados.

Así, pues, agradezcamos a nuestros profesores la paciencia que emplean en enseñarnos y míremos con respeto la escuela.

Razonamiento justo y sentimiento bien aplicado, que indican un estado psíquico en equilibrio. Si este niño conserva y desarrolla las facultades que descubre, armonizará debidamente el egoísmo y el altruismo en bien propio y en el de la sociedad.

Una niña de 11 años lamenta que las naciones se destruyan mutuamente por las guerras; lamenta igualmente que haya diferencia de clases sociales y que los ricos sometan al trabajo y a la privación a los pobres, y termina:

¿Por qué los hombres en lugar de matarse en las guerras y de odiarse por la diferencia de clases, no se dedican con alegría al trabajo y a descubrir cosas para bien de la humanidad? Los hombres deben unirse y amarse para vivir fraternalmente.

He ahí un reproche infantil que debiera avergonzar a cuantos persisten en el sostenimiento de las causas del daño que tan dolorosamente afecta el tierno corazón de esa niña.

Un niño de 10 años, en un escrito casi correcto que podríamos insertar íntegro, y que no lo hacemos por no dar excesivas dimensiones a este trabajo y porque coincide con pensamientos de condiscípulos ya expuestos, habla de la escuela y del alumno, diciendo:

Reunidos bajo un mismo techo, deseosos de aprender lo que ignoramos, sin distinción de clases, somos hermanos guiados por un mismo fin... El ignorante es una nulidad; poco o nada puede esperarse de él. Sírvanos esto de estímulo, y no perdamos el tiempo; por el contrario, aprovechémosle, y en su día nos proporcionará la merecida recompensa... No olvidemos jamás los frutos de una buena escuela, y honrando a nuestros maestros, a la familia y a la sociedad viviremos satisfechos.

Hermosa sensatez, que a los 10 años se armoniza con la alegría infantil.

Una niña de 10 años filosofa sobre las faltas del género humano evitables, a su juicio, con la instrucción y la voluntad, y dice:

Entre las faltas del género humano se encuentran la mentira, la hipocresía y el egoísmo. Si los hombres estuvieran más instruídos y principalmente las mujeres, enteramente iguales al hombre, esas faltas desaparecerían. Los padres no enseñarían sus hijos en escuelas religiosas, que inculcan ideas falsas, sino que los llevarían a las escuelas racionales donde no se enseña lo sobrenatural, lo que no existe; ni tampoco a guerrear, sino a solidarizarse todos y a practicar el trabajo en común.

Sobre un principio de crítica de la sociedad se vislumbra en ese pensamiento el ideal que guía al género humano.

Terminamos esta recopilación con el siguiente escrito de una señorita de 16 años, que por su corrección y por su fondo puede insertarse sin mutilación alguna :

LA SOCIEDAD PRESENTE

¡Qué desigualdad hay en esta sociedad! Unos trabajando desde la mañana hasta la noche, sin más descanso que el preciso para comer sus deficientes alimentos; otros recibiendo el producto de los trabajadores para recrearse con lo superfluo.

¿Y por qué ha de ser esto así? ¿No somos todos iguales? Indudablemente que lo somos, aunque la sociedad no lo reconozca, ya que unos parecen destinados al trabajo y al sufrimiento, y otros a la ociosidad y al goce. Si algún trabajador se rebela al ver la explotación a que vive sujeto, es despreciado y castigado cruelmente mientras otros sufren con resignación la desigualdad.

El obrero necesita instruirse, y para lograrlo es necesario fundar escuelas gratuitas, sostenidas por ese dinero que desperdician los ricos.

De ese modo se conseguiría que el obrero adelantase cada vez más hasta lograr verse considerado como merece, porque en resumen él es quien desempeña la misión más útil en la sociedad.

Cualquiera que sea el valor racional de estos pensamientos, resulta patente de esta colección lo que la Escuela Moderna se proponía con objeto predominante, a saber: que la inteligencia del alumno, influída por lo que ve y documentada por los conocimientos positivos que vaya adquiriendo, discurra libremente, sin prejuicios ni sujección sectaria de ningún género, con autonomía perfecta y sin más traba que la razón, igual para todos, sancionada en último término, cuando alcanza la verdad, por el brillo hermoso de la evidencia, ante el cual desaparecen las negruras del sofisma y de la imposición dogmática.

El Congreso obrero ferroviario, celebrado en Barcelona en diciembre de 1903, anunció que formaba parte de su programa una visita a la Escuela Moderna.

La idea fué acogida con júbilo por todos los alumnos, y para sacar de ella una utilidad, se les invitó a que formularan, cuantos se sintieran inspirados un pensamiento adecuado a la circunstancia, los cuales serían leídos por sus autores en el acto de la visita.

Por causas imprevistas no se realizó la visita anunciada, mas habiendo recogido un hermoso ramillete de pensamientos infantiles que exhala el delicado perfume de la sinceridad del juicio despreocupado, matizado además por la gracia de la ingenuidad intuitiva se publicó en el Boletín.

Hay que observar que se partía del tema obligado del saludo a obreros congresistas reunidos para tratar de mejorar sus condiciones de trabajo y de existencia y resultó que los alumnos a pesar de no existir indicio siquiera de sugestión y sin previa consulta mutua, como si se inspirasen en un criterio único, manifestaron una gran conformidad en sus afirmaciones diferenciándose algo no mucho en la argumentación por lo que se extractaron sus escritos, haciendo las supresiones necesarias para evitar la repetición aunque dejando subsistentes la ingenuidad y casi siempre la incorrección original.

Una niña de 9 años escribió:

Os saludo, queridos obreros, por el trabajo que hacéis en bien de la sociedad.

A vosotros y a todos los obreros hay que agradecer el trabajo con que se hace todo lo necesario para la vida y no a los ricos que os pagan un jornal mísero, y no os lo pagan para que viváis, sino porque si vosotros no trabajárais tendrían que trabajar ellos.

Un niño de 9 años después de cariñoso saludo, dice:

La tierra debe pertenecer a los obreros lo mismo que a los demás. La naturaleza no ha creado hombres para que se queden con todo. La tierra debería cultivarse sin que el que trabaja fuera explotado y otro se comiera sus frutos. El obrero habita en casa pequeña y obscura, come poco y mal y no va en coche como el burgués. Si el obrero quisiera todo sería suyo; si no que se cuenten los obreros y los burgueses, ¿de cuáles hay más? Pues como los obreros son más, pronto o mejor dicho, en seguida, obtendrían su deseo.

Estos niños de 9 años en su cándida explosión del juicio, demuestran que pudieran ser maestros de muchos caducos economistas que inspiran su entendimiento en el respeto de lo existente sólo por serlo, sin considerar si en razón y en justicia tiene derecho a ser.

Niña de 11 años:

Llegará el día en que sea más repartido el trabajo, domine la razón, prevalezca la ciencia y desaparezcan las clases sociales... El deber del hombre es hacer todo el bien posible, ya por medios manuales, ya intelectuales, con lo que sale beneficiado, y el que hace lo contrario es inhumano... La instrucción es la base de la humanidad y la redentora del hombre, pues ella le reintegrará en todos los derechos.

Niña de 11 años:

¡Salud, representantes del trabajo!... Vosotros, como obreros ferroviarios, guiáis potentes máquinas como si fueran inofensivos animalillos. Esas máquinas, como producto de la civilización humana y que a la humanidad debieran pertenecer, son propiedad de unos cuantos potentados a quienes nada ha costado su posición, que ha sido adquirida con la explotación de los trabajadores... Mientras vosotros sufrís el sol, la lluvia y la nieve cumpliendo vuestro trabajo, los satisfechos burgueses, quejándose de la poca velocidad del tren, se estiran en su coche-cama.

Niña de 11 años:

Celebro que os dediquéis a los trabajos ferroviarios para que adelante la industria y haya trenes que transporten viajeros, productos y muchas cosas de un pueblo a otro. Los que se dedican a esos trabajos y a los descubrimientos sí que hacen bien a la humanidad, y sin embargo, hay quien considera mejor a un general que ha ganado una batalla.

Niño de 11 años:

El trabajador, que debiera ser la admiración del mundo, es el más despreciado por nuestra sociedad. El que nos proporciona vestido, casa y muebles; apacenta el ganado que nos suministra lana y carne; con trenes o buques nos lleva de un punto a otro, y nos presta muchos otros servicios. A él debemos la vida.

Niño de 11 años, que coincidiendo con algunos pensamientos expuestos, dice:

Los parásitos que consumen y no producen pensando siempre en la explotación, desprecian al trabajador, que gana un jornal muy reducido trabajando muchas horas diarias casi sin poder mantener su familia. Si la sociedad estuviera organizada de otro modo, no habría quien se muriera de fastidio (modismo catalán), mientras los ricos están disfrutando.

En este grupo de intelectuales de 11 años se encuentran elementos para desarrollar un tratado de sociología. En él se halla lo más importante: exposición de hechos, crítica y censura consiguiente, terminando con hermosa y sencilla afirmación del ideal.

Niño de 12 años:

¿Quiénes son los que disfrutan del trabajo producido por los obreros? Los ricos. ¿Para qué sirven los ricos? Estos hombres son improductivos, por lo que se les puede comparar con las abejas, sino que éstas tienen más conocimiento porque matan a los parásitos.

Niña de 12 años:

El trabajador es esclavo del burgués... Mientras los ricos se recrean por jardines y paseos, hay trabajadores a quien sus hijos les piden pan y no tienen para dárselo. ¿Por qué sucede esto? Porque los ricos lo acaparan todo.

Niño de 12 años:

El obrero además de trabajar ha de ir a la guerra, que es un gran mal, y mientras va a la guerra, sus padres quedan sin su ayuda; pudiendo suceder que vuelva inútil para el trabajo. El día que se modifique la sociedad de modo que cada uno, cumpliendo sus deberes sociales, tenga asegurada la satisfacción de las necesidades, no habrá pobres ni ricos y todos serán felices.

Niña de 12 años:

Obreros que con vuestro trabajo acortáis las distancias por medio de las vías férreas, y tal vez llegará el día en que podáis hacer que desaparezcan las fronteras que separan una nación de otra, bien venidos seáis, porque con los ferrocarriles puede haber mucha industria y mucho adelanto, pueden también comunicarse sus pensamientos los ausentes hasta los países más remotos.

Niño de 12 años:

La mala organización social marca entre los hombres una separación injusta, pues hay dos clases de hombres, los que trabajan y los que no trabajan... Cuando hay una huelga no se ven más que civiles a las puertas de las fábricas dispuestos a hacer uso del máuser. ¿No valdría más que en vez de emplearse en eso se dedicaran a un oficio útil?

Niña de 12 años:

Para que el obrero sea respetado como lo debe ser todo hombre y prevalezcan sus derechos sin ser insultado ni menospreciado, debe instruirse.

Niño de 12 años:

¿Los hijos de los burgueses y los de los trabajadores no son todos de carne y hueso? pues ¿por qué en la sociedad han de ser unos diferentes de otros?

Sin faltar en este grupo nada de lo expuesto en el anterior, hay cierta nota de gran energía y más intensidad, de sentimiento, sobresaliendo un pensamiento en que hay profundidad, verdad y una concisión correcta y bellísima.

Niña de 13 años:

La explotación del hombre por el hombre es despiadada, inhumana y cruel... ha de llegar el día en que los trabajadores se unan para exigir de la burguesía que cese para siempre tan inicua explotación.

Niña de 14 años:

El deber de todo hombre es buscar y descubrir cuanto pueda ser útil para sí y para sus semejantes, ayudándoles en cuanto le sea posible y consolándoles en sus afirmaciones. El que no obra así no merece el nombre de ser humano. La solidaridad, la fraternidad, y la igualdad son las máximas aspiraciones de la sociedad futura.

Niña de 17 años:

Saludo y felicito a los obreros ferroviarios como representantes del trabajo y como amantes de la igualdad, cosas que concuerdan mal con esta sociedad egoísta, hipócrita y vana. Deseo que la obra emprendida en su congreso tenga éxito cumplido y que logren disminución de horas de trabajo y aumento de jornal, de que tanto necesitan para sus necesidades y, para atender a su instrucción.

En la manera como las nacientes inteligencias desarrolladas en la Escuela Moderna, respondían a la excitación que se les había dirigido para que se manifestaran libremente acerca de la representación de una de las más importantes ramas del trabajo, no debe verse más que una demostración de saber positivo, ni menos una orientación en determinado sentido de la opinión, sino la genial espontaneidad con que los alumnos exteriorizaban su manera peculiar de sentir, libres de preocupaciones y convencionalismos.

La enseñanza racionalista progresaba. He aquí una bella manifestación de su progreso, tomada del Boletín:

CONFRATERNIDAD ESCOLAR

Los alumnos de la Clase elemental del Ateneo Obrero de Badalona han dirigido a los de la Escuela Moderna la siguiente carta.

A los niños de la Escuela Moderna - Barcelona

Queridos compañeros:

Deseando ponernos en relación con niños de otras escuelas para trabar amistades e instruirnos mutuamente, nos dirigimos a vosotros para principiar nuestros propósitos.

Hace pocos días hemos empezado a leer Las Aventuras de Nono, que nos gustan muchísimo, y como nuestro profesor nos ha dicho que vosotros hace tiempo que las leéis, deseamos nos indiquéis algo de lo que habéis sacado de su lectura.

Aprovechamos esta ocasión para ofrecernos como buenos amigos vuestros, y sabed que estamos deseosos de conoceros, y que nuestro profesor nos ha prometido llevarnos a Barcelona a ver la Colección Zoológica del Parque; allí podremos vernos. Ya os lo anunciaremos.

Recibid de estos, ya vuestros amigos que esperan deseosos vuestras contestaciones, muchos abrazos para todos.

Os desean Salud y Amor, los niños de la Clase Elemental del Ateneo Obrero de Badalona.

En su nombre

Francisco Rodríguez.

Badalona, 16 de febrero de 1904.

La lectura en clase por el profesor Badalonés, causó vivísima impresión en nuestros alumnos; todos, desde los párvulos a los de la superior, sintieron intensa simpatía por aquellos niños que les ofrecían confraternidad, y quedaron deseando el momento de demostrarlo prácticamente.

Invitados por los profesores a contestar a la feliz iniciativa de los niños badaloneses, como corresponde a pensamientos y a sentimientos tan humanamente bellos, cada cuál tomó la pluma y todos hicieron su contestación.

Para dar una colectiva que forme una respuesta común con el elemento fundamental de cada individuo, como ha de suceder en todo acto humano comunista, en que, como en aritmética, toda cantidad es la reunión de las unidades íntegras que la forman, tenemos 64 cartas; 16 de niñas y 19 de niños de la clase elemental, y 10 de niñas y 19 de niños de la clase superior: la alegría con que se recibe el saludo de amor y la idea de recíproca presentación en un día de recreo es unánime; la respuesta acerca de lo que han sacado nuestros alumnos de Las Aventuras de Nono, quizá no es muy categórico, porque la mayor parte se contentan con decir que el libro les gusta mucho y refieren las escenas que son más de su agrado; no obstante, hay varios niñas y niños, no exclusivamente los mayores, que profundizan hasta formar juicios parciales y alguno general de la obra.

Lo notable en esta recopilación de contestaciones es que no hay nada contradictorio, cada alumno expone su impresión, y el que alcanza poco, aunque no sepa expresarlo, siente lo mismo que el que alcanza más; pudieran expresarse los pensamientos por una escala ascendente con una dirección única. Los hay que se encantan con el idilio de Autonomía, y quien se apena con la tiranía e insolidaridad de Argirocracia; uno se fija en la descripción del hogar de la familia de Nono; otro en la belleza de la práctica de la solidaridad que expresa magistralmente el gírabo con estas palabras: sin darte cuenta de ello has puesto en práctica la gran ley de la solidaridad universal que quiere que todos los seres se ayuden mutuamente. Todo está tenido en cuenta y para cada nota hay su intérprete: la libertad del trabajo, la igualdad social, el inconveniente y las consecuencias del vicio y de la falta de recíproca sinceridad, la gracia consecuencia de la felicidad general y armónica, el heroísmo de los solidarios, la grata sensación de la belleza natural y de la poesía, hasta la nota cómica apuntada; no falta a quien le haya caído en gracia el golpe que dió Nono a la nariz de Monadio.

Con todos estos elementos y con frases textuales levemente corregidas de la mayor parte, y no de todos para evitar repeticiones, se compuso la siguiente carta, que si no podían firmar todos por la integridad de su forma, si podían hacerlo por su fondo de pensamiento y de sentimiento.

A los niños de la Clase Elemental del Ateneo obrero de Badalona

Queridos compañeros:

Lo mismo que vosotros deseamos ponernos en relación con niños bien educados para practicar la amistad y la solidaridad.

Aceptamos con alegría vuestra proposición y esperamos impacientes el momento de conoceros, de jugar con vosotros, de comunicarnos nuestros conocimientos y de hablar de ese hermoso libro Las Aventuras de Nono que tanto os gusta ahora que empezáis a leerlo, y que tanto amamos nosotros que ya le hemos leído.

Considerar que hemos de esforzar nuestras inteligencias para llevar esta sociedad más cerca de los propósitos que tuvieron nuestros padres y que no han podido conseguir; a eso estamos llamados.

¡Qué hermoso en el país de la Autonomía! Allí se está muy bien: se trabaja, se descansa y se juega cuando se quiere; cuando uno hace lo que desea, como debiera hacerse entre los hombres; no hay dinero, ni centinelas, ni guardas rurales, ni soldados que tengan cara de garduña o de hiena, ni ricos que vivan en palacios y se paseen en coche junto a pobres que viven en malas habitaciones y mueran de hambre después de trabajar mucho; no hay ladrones, porque todo es de todos y no se practica la explotación del hombre por el hombre. En país tan delicioso quisiéramos vivir todos. Ese país lo sueña Nono, hoy no es posible pero vendrá un día, que lo será; para que lo sea pronto debemos trabajar todos, porque Autonomía es un ejemplo de la sociedad futura. Hemos deducido que es de aquella manera como se tiene que vivir, no de la manera que vivimos actualmente, tan lejos de la verdadera y completa civilización.

Argirocracia es una repetición de lo que sucede en la sociedad actual; todos los países, unos más que otros, imitan a Argirocracia, país fatal donde existe la explotación, donde hay quien trabaja y quien se recrea, donde unos sirven a otros y se encierra en la cárcel a los que hablan de la felicidad con que se vive en Autonomía.

En resumen: Las aventuras de Nono es un libro instructivo que ha de leerse con mucho cuidado, y que casi todo él quiere decir que un país donde todos trabajan para uno y uno para todos, y no hay dinero, ni ladrones, ni quien imponga las leyes que les plazca, ni armas y donde se fomenta la ciencia y el arte es como habría de ser el mundo.

Esperamos el momento de conoceros, repetimos vuestra despedida:

Salud y Amor.

Alumnas y Alumnos de la Escuela Moderna Barcelona.