La gringa: 30

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Escena II[editar]

PEONES 1.º y 2.º, ALBAÑIL, DON NICOLA, HORACIO y VICTORIA.


(Salen DON NICOLA, VICTORIA y HORACIO, con indumentarias livianas de verano. Notable progreso en el vestir de los dos primeros, especialmente VICTORIA. HORACIO, elegante y desenvuelto.)


HORACIO.- Le digo, viejo, que está equivocado... Cuanto más en la altura se coloque el depósito surtidor, menor tiene que ser su elevación...

DON NICOLA.- ¿Ma por qué hay que hacerlo más alto?... Eso es lo que yo no te comprendo.

HORACIO.- La teoría física de los vasos comunicantes...

DON NICOLA.- ¡Qué comunicante!... ¡Dejate de zonceras... que yo no soy ningún sabio... Decí las cosas claras...

HORACIO.- (Riendo mientras se aparta DON NICOLA.) ¡Bueno, bueno, bueno, viejo!... Confieso la plancha... Y no discutamos más. Ahora verá cómo el constructor me da la razón... Veamos cómo anda la obra... ¿Vos no habías venido nunca, Victoria?...

VICTORIA.- ¡No, nunca!...

HORACIO.- ¡Sos poco curiosa!... Mirá; de esta parte, en la esquina misma, y bien arriba, va a quedar un pabelloncito lindísimo... Te lo ofrezco...

VICTORIA.- Para mí es lo mismo. Yo estoy bien en cualquier sitio... y no entiendo mucho de comodidades...

HORACIO.- ¿De modo que nada te llama la atención? ¿Desencantada de la vida?... ¿A esta edad?

VICTORIA.- ¡Yo... no sé!...

HORACIO.- ¡Pobrecita!... ¿Y no has pensado en el suicidio?... Esperate... ¡Con fósforos es más romántico!...

VICTORIA.- (Con fastidio.) ¡Oh!... Salí...

HORACIO.- (Riendo.) Me olvidaba... ¡Ahora son sin veneno!... ¿Y el viejo?... ¿A qué se ha ido este porfiado?... ¡Tata!...

DON NICOLA.- (Reapareciendo.) Te digo que yo tengo razón... He visto el terreno con estos ojos...

HORACIO.- Bueno... Ya lo dirá el constructor... Vamos a verlo...

DON NICOLA.- Vos tendrás mucho estudio... Pero yo tengo la práctica...

HORACIO.- (Al ALBAÑIL.) ¿El constructor?...

ALBAÑIL.- Se fue a la cremería en el automóvil, pero ahora no más vuelve...

HORACIO.- Entre tanto podríamos ir a ver el surgente... ¿Le parece, viejo?...

DON NICOLA.- Sí, pero esperá un poco... (A los Peones.) ¿Y desde ayer que trabajan no han podido voltear más que esos gajitos?... Parece que andan haraganeando mucho, ¿eh?...

PEÓN 2º.- Si es muy fuerte este árbol... ¿Se cree que así no más se voltea un ombú?...

DON NICOLA.- ¡Hacha!... Hacha y buenos brazos se precisa... Y verán cómo cae pronto...

PEÓN 2º.- Es que no dentra el hacha, pues. ¡Rebota como si fuese goma!...

DON NICOLA.- ¡Caramba!... ¿Y para qué tienen ese serrucho en las manos?...Bueno, bueno, ¿eh? A ver si acaban pronto... Vamos...

HORACIO.- ¿Cómo no?... Vamos, Victoria...

VICTORIA.- No... es muy lejos... No tengo ganas de caminar tanto...

HORACIO.- ¿Y qué vas a hacer?...

VICTORIA.- Nada... Volverme al coche...

HORACIO.- Facha il suo cómodo, señorita romántica... (Viendo que VICTORIA se vuelve fastidiada.) ¡Ah, no!... Enojos no permito, hijita... (La besa.) Hasta luego.


(Mutis de DON NICOLA y HORACIO por la derecha. VICTORIA se aleja lentamente por el lado opuesto.)