La hidalga del valle/Auto

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​La hidalga del valle​ de Pedro Calderón de la Barca
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(Sale LA CULPA con bastón y saca a LA NATURALEZA herrada con clavos, como esclava.)
CULPA:

Villanos, hijos de Adán,
los que sois, los que habéis sido,
y habéis de ser para siempre
en pecado concebidos;
villanos, hijos de Adán
(segunda vez os lo digo),
los que pagáis a mi imperio
pechos del primer delito;
oíd, que con todos hablo,
pues por que a mi voz rendidos
estéis todos, y ninguno
pueda excusarse de oírlo:
a vuestra naturaleza,
mi esclava, traigo conmigo,
herrada con esos duros
hierros que en su rostro imprimo.

CULPA:

Yo soy la Culpa, yo soy
la serpiente, de quien dijo
en el Génesis Moisés
que andaba en el paraíso
disimulada. Yo soy
aquel hermoso prodigio,
que, coronada en un monstruo
de siete cuellos distintos,
Juan vio en el Apocalipsis,
con un vaso de oro rico,
brindar mortales venenos
de inficionados hechizos.
Yo soy, yo misma, en efecto;
y pues hoy mi aliento altivo
lo ha dicho en públicas voces,
no sin vanidad lo ha dicho.

CULPA:

No vengo a engañaros hoy,
y así mi nombre no finjo;
a supeditaros vengo,
y así a voces lo repito.
Cuando yo en el mundo estaba
sin imperio y sin dominio,
arrastrando por la tierra
el pecho escamado mío,
me resbalaba en las flores,
temerosa de mi ruido,
y mis alientos cobardes
eran callados gemidos,
disfrazándome engañosa,
por temor, o por arbitrio,
en las grutas de los valles,
o en las quiebras de los riscos;
porque como andaba entonces
de traición, era preciso
disimular los intentos
y recatar los designios.

CULPA:

Pero ya que victoriosa
con tantos aplausos vivo,
que erguido el pecho levanto,
que el cuello enroscado vibro,
la cerviz, que alta sacudo,
la frente, que altiva rijo,
dando, no gemidos roncos,
ya no callados bramidos,
sino declaradas voces,
en articulados silbos.
Sabed, mortales, sabed
que no sin causa ha nacido
hoy en mí la vanidad
que victoriosa publico;

CULPA:

pues hoy en una campaña,
que era verde laberinto,
la Gracia, y yo, cuerpo a cuerpo,
y cara a cara nos vimos,
no partido el sol, las dos
entramos en desafío,
que como le tiene entero,
ella partirle no quiso;
pero no importa, que yo
con las nubes de mi abismo
le empañe la luz al sol,
y con igual maña y brío,
ella a la luz, yo a la sombra,
en el hermoso distrito,
brazo a brazo forcejeamos,
y fuerza a fuerza reñimos;

CULPA:

hasta que viendo que era
la suya mayor, previno
mi ingenio contra su fuerza
un ardid; reconocido
de la Gracia, se ausentó,
teniendo ya por indigno
(viendo el sitio por mi parte)
quedarse ella en aquel sitio.
Ausentóse, en fin, dejando
la campaña a mi albedrío,
llena de inmensos despojos,
y trofeos infinitos,
quedando, por mayor triunfo,
mayor blasón de mi invicto
aliento, por prisionera
de mis cadenas, y grillos
la naturaleza humana,
siendo en eterno martirio
esclava vil de la Culpa,

CULPA:

en cuyo grande conflicto,
por escapar con la vida,
pleito homenaje me hizo,
de que un pecho eternamente
me pagarían sus hijos,
tan común, tan absoluto,
tan entero, tan cumplido,
que sin exceptuar persona,
todos claramente dijo;
y así, cualquiera embrión
apenas en el abrigo
materno (primer sepulcro
del hombre) señas de vivo
dará, al informarse en él
del alma el vital suspiro,
cuando se nombre mi esclavo,
se confiese mi cautivo,
siendo, aun antes de nacer,
en aquel natural limbo,
señalado con mis hierros
y marcado con mis signos,
sin que pueda haber jamás
mortal ser que sea excluido
de este pecho este tributo,
pues hasta los reyes mismos
con villanaje de humanos
acudirán al servicio.

CULPA:

Piadosamente cruel
he aceptado los partidos;
y así a cobrar el tributo
ambiciosa el aire giro,
iluminándole a rayos,
tornasolándole a visos.
Dezmera soy de mí mesma,
pues yo mesma a mí me envío
a cobrar mis rentas; éste
es el padrón donde alisto
mis vasallos, y por que
ninguno pueda atrevido
excusarse de la paga,

CULPA:

aquesta esclava he traído
a que me avise de cuantos
se engendraren, pues ya miro
que ella no podrá engañarse
de saber cuántos han sido
engendrados, siendo éste
de naturaleza oficio;
y así a concurrir con ella
en el instante e improviso
de cualquiera concepción,
con ella voy de continuo,
corriendo parejas toda
la carrera de los siglos.
Ya a vista del mundo estamos;
su fábrica descubrimos,
una emulación hermosa
de ese alcázar cristalino.

CULPA:

Tres puertas tiene, las dos
todas abiertas las miro,
y la tercera cerrada.
Y pues que desde el principio
del mundo, hasta el fin del mundo
dilato el imperio mío,
desde la primera quiero
ir asentando en mi libro
los tributarios vasallos,
que en mis padrones registro.
Llama a esa primera puerta,
reconozcan sus vecinos
en su semblante mi horror,
y vean cuántos han sido,
son y serán, que las dos
a vasallarlos venimos;

CULPA:

tú esclava, yo victoriosa;
tú con temor, yo con brío;
tú rendida, yo triunfante;
tú con yerros, yo con ricos
despojos; tú humilde, yo
altiva; tú con suspiros,
yo con voces; tú con llantos,
y yo, en fin, con regocijos;
por que vean los mortales,
postrados hoy, y rendidos,
que Culpa y Naturaleza,
con dos afectos distintos,
en cualquiera concepción,
igualmente concurrimos.

NATURALEZA:

Estas dos puertas, señora,
que ya cursadas has visto,
son de la ley natural
y escrita; mas la que admiro
cerrada, no sé yo quién
viva en ella, e imagino
que hasta ahora no se ha abierto
pues no hay gente en su edificio.

CULPA:

Si la hubiere, pagará
el tributo; haz lo que digo.

NATURALEZA:

¿Ha de la Ley Natural
candor, y yugo sencillo
de nuestros primeros padres?

(En lo alto de la torre está una fábrica de tres puertas, las dos abiertas y la una cerrada, y JOB sale por una y dice sin bajar.)
JOB:

¿Quién con míseros gemidos
llama a estas puertas?

NATURALEZA:

Yo soy.

JOB:

No te había conocido
hasta que te vi los hierros
que traes en el rostro escritos,
Humana Naturaleza.

NATURALEZA:

Sin mis señas; no me admiro,
pues ya que han de conocerme,
sé, por mis hierros, mis hijos.

JOB:

Paciencia habrás menester;
¿quién es quien viene contigo,
Naturaleza?

NATURALEZA:

La Culpa,
a quien ya de esclava sirvo.

JOB:

¿Qué quieres, Culpa? Que yo
habiendo la voz oído,
que a los de la Natural
ley ha llamado, he salido
por todos ellos.

CULPA:

Cobrar
el pecho, a que reducidos
estáis todos los humanos,
es el intento que sigo,
empezando en la primera
Ley Natural, pues ha sido
Ley Natural el pagarle,
y no quiero otro testigo,
en abono de que soy
yo el origen, y el principio
de todas las aficiones,
probando que de los vicios
yo soy el original,
y ellos son retratos míos,

CULPA:

que el universal diluvio,
que empezando en un rocío,
de la aurora, se hizo lluvia;
la lluvia (cobrando bríos),
fuentes; las fuentes, arroyos;
los arroyos, anchos ríos;
los ríos, inmensos mares;
que entre piélagos y abismos,
al gran cadáver del mundo
dieron en su centro frío,
en monumentos de plata,
salobres tumbas de vidrio.

JOB:

Es la verdad; pero un arca,
a los desdenes esquivos
del mar, exenta se vio
sobre los crespos, y rizos
de las espumas, saliendo
intacta de su peligro.

CULPA:

Calla, calla, que no sé
qué hielo han introducido
en mis venas tus razones,
o qué fuego en mis sentidos,
qué monstruo de fuego, y nieve,
tan mal a los dos resisto,
que tiemblo, y me abraso a un tiempo;
un volcán, un Etna vivo
soy, pues de la nieve saco
el fuego con que respiro.
¿Quién te metió en responder
por todos los comprendidos
(a ti) en la Ley Natural?

JOB:

Mis trabajos infinitos,
que como por ti padezco
más que todos, todos (visto
mi dolor) poder me dieron
para que hablase contigo.

CULPA:

Pues habla conmigo, Job,
en el fin que solicito,
y las réplicas dejemos
de argumentos dicursivos.
A cobrar el pecho vengo;
¿qué dices a aquesto?

JOB:

Digo
que te le debo, y que en nombre
de toda mi Ley le rindo;
(Escribe LA CULPA.)
toma la congoja, el llanto,
la miseria y el conflicto,
la desnudez, hambre y sed,
que padezco; y sean malditos
la noche y día en que fui
en pecado concebido.

(Vase.)
CULPA:

Ya faltó a Job la paciencia,
pues desesperado hizo
tal acción.

NATURALEZA:

No faltó, que él
por el pecado lo dijo.

CULPA:

Ya de la Ley Natural
cobrado el tributo miro,
y confesado por Job
el vasallaje a que aspiro.
A las puertas de la Ley
Escrita llama.

NATURALEZA:

Es preciso
obedecerte forzada.
¡Ah del gran pueblo escogido
de Jehová e Israel, a quien
en un terso mármol liso,
buril el dedo de Dios
dejó el Decálogo escrito!

(Sale DAVID a la otra puerta.)
DAVID:

¿Quién llama?

NATURALEZA:

David, responder
por todos, como su invicto
rey.

CULPA:

Yo soy la que llamo,
aunque las voces han sido
de vuestra Naturaleza.

DAVID:

No te pregunto, advertido,
quién eres; y así, no habrás
menester, Culpa, decirlo,
porque ya has llegado a tiempo
que mi Culpa he conocido.

CULPA:

Según eso, ya sabrás
el intento que he traído,
que es de cobrar el tributo
que ha impuesto el común delito
a todos los de tu ley,
cuyo gran crédito afirmo
en las peregrinaciones,
que pasaron afligidos
en el desierto, sacados
de la esclavitud de Egipto;
pues en él tuvieron hambre,
sed, desnudez y martirio,
que causó la primer Culpa.

DAVID:

No puedo contradecirlo;
pero puedo consolarme
con que los cielos divinos
sus peligros, hambre y sed
restituyeron benignos,
lloviéndolos cada día
rocío.

CULPA:

Sí; mas rocío,
que se convirtió en gusanos
a otro día, corrompido.

DAVID:

Otro rocío por eso
también, sin corrupción, vimos
en la piel de Gedeón
cuajarle, cándido y limpio.

CULPA:

No más, no más, que esa piel,
que concibió en sus armiños
el rocío intacto y puro,
me ha causado un paroxismo
mortal, un mortal letargo.
¡Fuerte horror! ¡Fuerte delirio!
Reconóceme la deuda
y no argumentes conmigo.

DAVID:

No puedo negarla; toma
las voces, que al aire envío,
en señal del rendimiento
que por todas significo.
(Escribe LA CULPA.)
En iniquidades fui
engendrado, y concebido
fui de mi madre en pecado.

(Vase.)
CULPA:

Ya David por todos dijo
lo que yo quise, a esa puerta
que siempre cerrada vimos;
hasta ahora también llama,
y quienquiera que haya sido
dueño suyo, reconozca
de mi poder el dominio.

NATURALEZA:

¡Ah, de la tercera puerta!
Del Mundo, ¿qué se ha seguido
a la Natural y Escrita?

(En la puerta cerrada, LA GRACIA.)
GRACIA:

Por haberte conocido,
Naturaleza, en la voz,
abro la casa en que vivo,
esperando un huésped nuevo,
para quien sólo previno
todo el aparato de esas
dos leyes, que has discurrido;
pero como soy la Gracia,
es fuerza que tu albedrío
responda siempre que llames.
¿Qué quieres? Que aunque mi pío
corazón darte quisiera
posada, mientras te miro
con ese hierro en el rostro
no puedes vivir conmigo.

CULPA:

Ni yo se lo consintiera,
que es mi esclava, y no permito
que viva con nadie.

GRACIA:

Pues
¿qué quieres de este retiro?
¿No basta, Culpa, que seas
hoy reina de cuanto miro,
viendo a la Naturaleza,
que fue mía, en tu servicio?
¿Que aquí vienes a ofenderme?

CULPA:

No; y supuesto que describo
el orbe, cobrando el pecho
a mi majestad debido
y que he llegado a tus puertas,
aunque desiertas las miro
por ahora, por si acaso
se poblaren de vecinos
(que siendo la casa esta
que a las leyes se ha seguido,
Natural y Escrita, bien
al verte en ella adivino
que la Ley de Gracia sea)
algún tiempo, determino
que de sus habitadores
fiadora salgas, escrito
dejando en este cuaderno
paguen, aunque sean mis hijos;
pues para reconocer
de su pecado el principio,
basta conocer el fin
que han de tener, rayo vivo,
llama pura ha de acabar
con todos, cuando el impío
diluvio segundo arroje
en desatados prodigios
iras, culebreando a rayos;
rayos, culebreando a giros.

GRACIA:

De ese furor, de ese incendio,
en los profetas previsto,
sin ofenderle las almas,
se quedará un verde sitio,
bien como allá en el diluvio
se reservó el paraíso,
luego si ha de reservarse
algo del incendio altivo,
mal haré en firmar por todos,
pues podrá ser (y aun lo afirmo)
que alguna humana criatura
en la hoguera de los siglos,
salamandra de ese fuego,
tenga los rayos por tibios.

CULPA:

No prosigas, no prosigas,
que de escucharte me aflijo;
un áspid tengo en el pecho,
y a la garganta un cuchillo.
¿Cómo (soy toda furor),
Gracia (toda soy abismos)
osada (¡rabiando muero!),
niegas (¡volcanes respiro!)
darme (¡quiero hablar, y lloro!)
tú (voy a llorar, y gimo)
el pecho (¡toda soy rayos!),
que (¡toda soy basiliscos!)
me han dado (¡toda soy furia!)
cuantas hasta hoy han nacido?

GRACIA:

Como ya lo figurado
de quien figuras han sido,
y sombras esas dos leyes
(que atrás has dejado), miro
acercarse, a cuyo efecto
aquesta casa fabrico;
y podrá ser que a ella venga
huésped tal, que su divino
ser no quiera pagar pecho,
por ser hidalgo y ser limpio;
y así por todos no tengo
de obligarme en tus registros.

(Vase.)
CULPA:

¿Cómo en este humano valle
de lágrimas y suspiros,
ninguna hidalga criatura
ha de negar mi dominio?

NATURALEZA:

Como es Dios quien puede hacerlo,
y es su poder infinito.

(Riéndose.)
CULPA:

¿Tú también, esclava vil,
te atreves a presumirlo,
y alegre en mi cautiverio
te regocija el oírlo?

NATURALEZA:

Sí; que la Naturaleza,
habiendo a la Gracia oído
que su ley se acerca, toda
ha de ser hoy regocijos,
desde la más tierna flor,
al más destroncado lirio.

CULPA:

Vivo yo, que no ha de serlo;
(Aparte.)
pero en vano solicito
estorbárselo, que yo,
señora de su albedrío,
no soy, ni de sus afectos;
¿pero podrá el furor mío
castigárselos, Furor?

FUROR:

(Sale.)
Habiendo tu voz oído,
vengo a saber qué me quieres.

CULPA:

Esta esclava se ha atrevido
a reír, cuando yo lloro;
pues de mis iras ministro
eres, castiga esa esclava.

FUROR:

Sí haré, pero suspendido
el brazo en la misma acción,
parece que la ha tenido.
¿Qué hay en ti, Naturaleza,
hoy más que ayer que remiso,
siendo el Furor de la Culpa
o te respeto, o te admiro?
No en vano de sus efectos
confuso y triste he venido
hoy a buscarte.

CULPA:

Furor,
¿pues qué es lo que ha sucedido?

FUROR:

Escucha, que a ti te importa
más que a todos, el aviso.
Del Tribu de Leví, de la gran casa
de David, y los reyes de Judea
(en vivo fuego el pecho se me abrasa
en nombrarlos, no sé qué causa sea),
con poca hacienda y con familia escasa,
en Nazareth, ciudad de Galilea,
Él y Joaquín nació, siendo su padre
Mataht y su parienta Esthá su madre.
De esta misma familia soberana,
en la ciudad a quien Belén llamaron,
de Estolano nació y Merecïana
una infanta a quien Ana apellidaron.
Ya jóvenes los dos, Joaquín y Ana,
como a deudos, sus deudos concertaron
casarlos, que en fin hoy es ley forzosa
que de su misma tribu sea la esposa.

FUROR:

Casados, pues, en matrimonio santo,
castamente los dos siempre vivieron,
con tanta paz, con tanto amor, con tanto
placer, que envidia religiosa fueron;
si bien, como a la risa sigue el llanto,
a sus gustos las lágrimas siguieron,
que estéril Ana, consumió sin hijos
la luenga edad de términos prolijos.
Al templo iban los dos, no sin vergüenza
de la gente, que estériles les veía,
y en él (aquí tu confusión comienza)
a su Dios le rogaban (¡pena mía!)
que liberal sus sentimientos venza;
y cada uno, llorando, le ofrecía
el fruto consagrarle por tributo
si ya de bendición les diese el fruto.

FUROR:

Con estas esperanzas, engañados
sus deseos, los dos juntos vivieron,
hasta que de su afecto arrebatados
a la consagración del templo fueron
allá a Jerusalén, donde, notados
de la esterilidad, echar se vieron
del sacerdote, a cuyo celo santo
su humildad respondió con sólo el llanto.
Desconsolados, pues, determinaron
apartarse los dos, y con extraña
ternura para sí, los dos tomaron
ella una gruta, y él una montaña.
En su ruego, aun allí perseveraron,
y viendo el cielo que su lecho baña
continuo el llanto, envuelto en sus gemidos
los escuchó, que el cielo es todo oídos.

FUROR:

Un ángel, con inmensas alegrías,
a los dos anunció, de luz vestido
(bien como fue anunciado Jeremías
y bien como Sansón fue bendecido),
que Ana concebiría (¡oh ansias mías!),
en tan mayor edad (¡pierdo el sentido!),
una niña esta noche, hermosa y bella,
poniendo el cielo su atención en ella.
Que aunque es verdad que yo saber no pude
aquesta anunciación, por milagrosa
y sobrenatural, no es bien se dude,
que la sé, no por verla misteriosa,
sino porque después uno a otro acude,
ella alegre, él ufano, ella piadosa;
él felice, y allí me informé de ello,
que en llegándolo a hablar, pude sabello.

FUROR:

De aquesta cuenta, que los dos se han dado,
un común regocijo se ha seguido;
el sol, un manto azul, todo estrellado,
con recamados visos se ha vestido;
la luna, de topacios se ha calzado;
el cielo, de diamantes se ha lucido
(yo no sé para quién); coronas bellas
de doce en doce hicieron las estrellas;
la tierra, de sus galas envidiosa,
se ha vestido también de mil colores,
y siendo por diciembre, tan hermosa
está, que brota anticipadas flores;
la azucena, jazmín, clavel y rosa,
al mayo le han robado los primores,
dando (no sé por qué) la enhorabuena
clavel, rosa y jazmín a la azucena.
Las fuentes, con tal risa, sus cristales
ofrecen hoy, que cuando fugitivas
corren tan lindas, pues tan liberales
que selladas son pozo de aguas vivas.

FUROR:

El peso de los orbes celestiales
son (sin hierbas ni aromas ofensivas,
siendo, no sé a qué fin) bello traslado,
cifra hermosa de todo lo criado.
A pesar de la esfera, te florece
el más estéril prado, el más desierto
monte; éste escalar el sol parece,
y aquél parece el más cerrado huerto.
Y el cielo con la oliva reverdece,
la palma crece, y el ciprés experto;
luce el plátano, y todos cobran alma:
cedro, oliva, ciprés, plátano y palma.
Las aves, con canciones más süaves,
pasmados tienen a su voz los vientos,
y aun músicos más suaves que las aves,
articulados forman los acentos.

FUROR:

Alegres una vez, y otra vez graves,
son a compás templados instrumentos,
haciendo armoniosa y dulce salva
a la noche, más métrica que el alba.
¿Mas para qué te informa la voz mía
de aquesta novedad, de esta extrañeza,
si lo puedes saber de la alegría
que ha ostentado esa vil Naturaleza?
Efectos suyos son los de este día,
pues de su esclavitud en la tristeza,
feliz, contenta, alegre está, y ufana,
siendo, cual es, Naturaleza humana.

CULPA:

¿Qué importa? Que yo altiva, osada y fuerte,
de esta que humilde está, presa y cautiva,
los triunfos borraré, y aun de otra suerte
he de vencer su vanidad altiva:
si en esa anunciación su gloria advierte,
presto en la Concepción haré que escriba
en mi libro esa niña el vasallaje
que debe, por nacer de su linaje.
Anunciado Sansón, pero ha pagado;
Jeremías también lo ha concedido;
pues para concebirse con pecado,
¿anunciada qué importa que hayas sido?
De mí, ningún viviente se ha exceptuado;
de ti, ningún humano se ha excluido.
Camina, pues, Naturaleza humana,
en casa (con los dos) de Joaquín y Ana.
Verán el sol, la luna y las estrellas,
la azucena, los lirios y las rosas,
las claras fuentes y las plantas bellas,
músicas dulces y aves amorosas,
con eclipses, desmayos y querellas,
con estragos, con ruinas lastimosas,
que esa anunciada luz tan prevenida
ha de ser en pecado concebida.

(Vanse, y suena música, y sale EL PLACER, escuchándola.)
MÚSICA:

Por que de Gracia y de Fe
eterno tu aplauso sea,
tota pulchra, amica mea;
macula non est in te.

PLACER:

¡Válgame el cielo! ¿Qué voces
me están hablando al oído,
llevándome suspendido
de sus acentos veloces?

MÚSICA:

Tú, Placer, ¿no las conoces?

PLACER:

No, que mis ojos no ven
quién es quien canta, ni a quién
es la Música tampoco,
pues sólo examino, y toco
(si en ello reparo bien),
que en los cantares habrá,
que he escuchado de una esposa,
toda limpia, y toda hermosa;
pues la primera palabra,
que en ella el esposo habla,
y yo del tono escuché,
en raro concepto fue,
para que ser así crea.

MÚSICA:

Tota pulchra, amica mea;
macula non est in te.

PLACER:

Toda eres hermosa, dice,
y en ti no hay mancha ninguna,
a Fe de buena fortuna,
bien dichosa, y bien felice
ser aquella a quien predice
la canción misterio tanto,
aquella a quien este canto
se dedica, y bien perfeta,
pues el músico y poeta
es el Espíritu Santo,
¿qué trae consigo este día,
que todo el orbe es contento,
es música todo el viento,
es todo el valle alegría,
toda la tierra armonía,
todas las nubes colores,
belleza todas las flores,
risa todos los cristales,
paz todos los animales,
todos los cielos favores?

PLACER:

Pues, mariposas aladas,
infinitos niños bellos
suben, y bajan a ellos
con alas tornasoladas,
las frentes traen coronadas
con flor de otra primavera.
¡Quién uno coger pudiera!
Que a fe que si le agarrara,
que nunca allá se tornara;
y pienso que le estuviera
aun mejor a él que no a mí,
que aunque soy pobre, no dudo
que no anduviera desnudo,
como en el aire le vi,
yo le vistiera (¡ay de mí!)
si vestirse puede un rayo,
pues el copete que el mayo
teje, un sayo mi Placer
le hiciera, si el Placer ser
puede de su capa un sayo.

PLACER:

En la casa de Joaquín,
donde yo a servir he entrado,
es a donde se han parado,
convirtiéndole en jardín
todos: ¿yo no sé a qué fin,
ni con qué causa colijo
que haya en ella regocijo
tan grande? ¿Ni para qué
yo en ella a servir entré?
¿Si por la falta de un hijo,
tristes, y desconsolados,
él y su esposa vivieron,
desde que del templo fueron
en Jerusalén echados,
no penetran mis cuidados
a quien se hace este festín,
ni tampoco sé a qué fin,
viviendo en la soledad
aparte, hoy en la ciudad
se han buscado Ana y Joaquín?

PLACER:

¿Pero quién os mete a vos
en discurrir ni pensar,
Placer, que os haréis pesar?
Éstas son cosas de Dios;
no discurramos los dos
pergeño, que soy grosero,
y vos muy sutil; empero,
pues el primer día ha sido
que Joaquín me ha recibido,
hacerle falta no quiero;
y, pardiez, que no el cuidado
de servir sólo me lleva,
que fuera cosa muy nueva
tener cuidado un criado
(y más el Placer, que es dado
a servir mal, y a faltar),
sino el ansia de mirar
si asir pueden mis solaces,
uno de aquellos rapaces
que han dado en salir y entrar
en su casa; éste bailando,
riendo de mí se fue
éste, y todo, ¿pues por qué,
muchachos, que andáis jugando,
de mí os estáis retirando?

PLACER:

Mirad, que soy el Placer;
¿aún no, aún no os dejáis coger?
¿Qué hicierais más al pesar?
Mirad que me haréis pensar
que no me habéis menester.
Pero gente es la que viene;
quiero quedarme en la puerta
de la casa de Joaquín,
que ya es celestial Esfera.

PLACER:

Y pues hoy me ha recibido
con cariñosas promesas,
y le sirve mi ignorancia,
el no hacerle falta es fuerza,
por si por dicha hay visita,
que venga esta noche a ella,
no tengan que llamar; pero
aunque en confusas tinieblas,
que ya la noche, a pesar
de tantas luces, dispensa,
he conocido quién son,
que en fin soy Inteligencia,
pues el divino Placer
allá en el cielo se engendra,
que pensar y que admirar
me han dado las tres, que llegan,
pues la Gracia, acompañada
del Divino Amor que en ella
vive, por aquesta parte
hacia la casa se acerca;

PLACER:

la Culpa de su Furor,
que un instante no le deja,
por esotra, y admirada,
confusa, absorta y suspensa,
entre la Culpa y la Gracia
viene la Naturaleza;
de grandes misterios son
prevenciones, pues revelas
tus misterios al humilde,
haz, Señor, que aquéste entienda.

(Salen LA GRACIA y EL DIVINO AMOR por una parte; y por la otra, LA CULPA, y EL FUROR y LA NATURALEZA un poco más adelante, y van andando como hacia la casa de Joaquín.)
GRACIA:

De una música llamada,
que acordadamente suena,
y guiada del Divino
Amor (que tras sí me lleva),
he penetrado los aires,
siempre a obedecer dispuesta.

AMOR:

Ya prevenida la Gracia,
humilde está a mi obediencia.

CULPA:

Guiada de aquesta esclava,
que está a mis leyes sujeta,
y acompañada también
del Furor, que en mí se engendra,
penetrado he los abismos.

FUROR:

Bárbaras inteligencias,
ya prevenida la Culpa,
sigue a la Naturaleza.

NATURALEZA:

Absorta entre mil afectos,
con temor y reverencia
voy a misterio tan grande,
mientras con más luz me ciega.

AMOR:

Por dar horror a la Culpa,
y que a esta ocasión no venga,
canta, Gracia; oiga tu voz.

GRACIA:

(Cantando.)
Tota pulchra, amica mea.

PLACER:

Quien dijo toda es hermosa
no previno mancha en ella.

NATURALEZA:

Ésta es la voz de la Gracia.

FUROR:

Por que no esté tan contenta
y huya de aquí, canta, Culpa,
otro verso también.

CULPA:

(Cantando.)
Pereat
dies, in qua natus sum.

PLACER:

Que sea maldito y perezca
el día, en que es concebido
el hombre.

NATURALEZA:

Mi Culpa es ésta.

AMOR:

Prosigue, Gracia, prosigue
la confusión, que le aumentas.

GRACIA:

Macula non est in te.

NATURALEZA:

Ya sin mancha la confiesa
el mismo Espíritu Santo.

FUROR:

Prosigue, por que convenzas
su ignorancia.

CULPA:

(Cantando.)
Et in peccatis
concepit me mater mea.

NATURALEZA:

¡Entre la Culpa y la Gracia
absorta estoy y suspensa!

CULPA:

¿Naturaleza, qué aguardas?
Dentro de esa casa entra,
por que contigo entre yo.

(Adelántase LA NATURALEZA y va LA CULPA tras ella.)
NATURALEZA:

El obedecerte es fuerza.

PLACER:

¡Qué dispuesta a obedecer
está la Naturaleza!

AMOR:

Llega, Gracia, porque viene
la Culpa a tomar la puerta.

(Párase LA NATURALEZA.)
NATURALEZA:

No sé qué me ha suspendido.

PLACER:

Partió la Naturaleza
y esperó un poco la Gracia.

CULPA:

¿Naturaleza, qué esperas?
Entra dentro.

NATURALEZA:

Entra conmigo.

(Al dar la mano LA NATURALEZA a LA CULPA, tómala LA GRACIA y se entra, cerrándose una puerta que ha de haber.)
GRACIA:

Sí haré.

CULPA:

Tente, aguarda, espera,
Naturaleza engañada,
que no soy yo la que llevas;
otra primero que yo
entró y cerróme las puertas.

PLACER:

Adelantóse la Gracia,
dejando a la Culpa fuera,
por que la Culpa y la Gracia
estar juntas no pudieran.

CULPA:

¡Ay de mí! ¿Qué concepción
puede ser, mortales, esta
que sin mí se hace? No es
posible, sin culpa, hacerla.

FUROR:

Es verdad; y pues contigo
está tu Furor, no temas;
entra dentro.

CULPA:

No es posible,
porque está de Gracia llena
esta casa; tanto, que
no puedo caber yo en ella.

FUROR:

Yo te haré lugar.

(Quítale EL AMOR la espada al FUROR y se pone a guardar la puerta.)
AMOR:

Primero
te quitaré yo las fuerzas,
y con tu espada seré
el querubín de esta puerta.

(Vase.)
PLACER:

Sin armas quedó el poder
de la Culpa, por haberlas
quitado el Amor Divino
al Furor de su soberbia.

FUROR:

¿Qué has conseguido en quitarme
esa espada que te llevas,
si aunque me dejes sin armas
conmigo mismo me dejas?
Entra, Culpa, que mi aliento
te inspira llamas eternas.

CULPA:

Sí haré, a pesar de la Gracia,
y con mi rabia sangrienta
morderé (serpiente altiva)
la planta a esa niña bella.

PLACER:

Paréceme que te pone
la tal planta en la cabeza.

(Vase.)
FUROR:

Para hablar en esto, es
muy grande vuestra simpleza.

CULPA:

En el Paraíso entré,
estando en su verde esfera
también entonces la Gracia;
¿pues qué mucho que me atreva
(de mi Furor persuadida)
a esta casa, aunque esté en ella
la Gracia ahora? Mas como
que trabadas en la tierra
tengo las plantas, no puedo,
no puedo (¡ay de mí!) moverlas;
que tiene echadas raíces
la Culpa en la tierra, es cierta
proposición, pues soy tronco
y no puedo andar en ella.
León he sido, la cuartana
me ha dado ahora, pues tiemblan
todos mis miembros helados
discurriendo por mis venas
un ardor, que helado abrasa;
un hielo, que ardiente hiela;
Furor, llega a mí.

FUROR:

No puedo,
que en maravilla como ésta
tú tienes el accidente,
y yo desmayo las fuerzas.
No en vano (¡ay de mí!), no en vano,
al ir cobrando las rentas
del común pecho del hombre,
encontré en la edad primera
sobre las ondas del mar,
que hidrópicas, y sedientas,
bebieron el universo,
aquella arca hermosa, aquella
que corrió sobre las ondas,
sin temor de la tormenta.

FUROR:

No en vano, no, en la segunda,
entre el destierro y miseria
de los peregrinos hijos
de Israel, vi al alba bella
llorar un manso rocío
sobre una cándida y tersa
piel, siendo el llanto del alba,
al caer, lágrimas tiernas;
al llegar, menudo aljófar,
y al irse cuajando, perlas.
Y no en vano se imagina
en la Ley de Gracia eterna
reservada del incendio
alguna mansión inmensa;
¿pero qué digo? ¿Qué digo?

FUROR:

Miente mi voz si confiesa
que es verdad que sin mi Culpa
puede ser Concepción ésta,
por más figuras y sombras,
y por más que con diversas
gracias presuma la Gracia
pasmar la Naturaleza.
Privilegio de Dios tengo
(su mano me lo dio mesma)
de que nadie nacería
sin reconocer la deuda
que como pecheros pagan
los descendientes de Eva.
Aqueste valle no es
posible que exentos tenga,
porque todo es behetría,
y todos pagan en ella;
y así, a aquesta Concepción
pondré pleito ante su eterna
Cancillería.

CULPA:

No dudes
que salgas con la sentencia
(haz notorio el privilegio
de que están las leyes llenas)
en tu favor, pues en todas
hay quien la Culpa confiesa,
y en todas tres tus letrados
Job, David y Pablo sean;
y habiéndola requerido
con él a sus mismas puertas,
si no te le obedecieren,
saca desde luego prendas,
que serán las opiniones
encontradas que padezca;
y si quisiere cobrarlas
por hidalga o por exenta,
litigue a ejecutoria,
pruebe hidalguía y limpieza.

(Sale. Entra EL PLACER.)
PLACER:

Si probara que eso sólo,
me vuelve a echar acá fuera.

FUROR:

¿Adónde está el privilegio
que tu justicia sustenta?

CULPA:

En el Génesis está;
ve por él.

FUROR:

Aquí me espera.

(Vase.)
PLACER:

Por buen privilegio va,
pues está al pie de la letra
cuando a la mujer castiga
el Señor su inobediencia,
que pondrá la mujer, dijo,
las plantas en la cabeza
de la serpiente, que entonces
la engañó.

CULPA:

Yo he de ponerla
pleito.

PLACER:

Pues mal pleito tienes,
viborilla, en mi conciencia.

CULPA:

¿Por qué, villano? ¿Por qué?

PLACER:

Por mil cosas, que son éstas:
La una, porque lo metéis
a voces, que es mala seña
de quien no tiene buen pleito:
las dos, porque sois blasfemas,
pues decís que Dios no pudo
(siendo suma Omnipotencia)
hacerlo; sí quiso hacerlo;
las tres, porque es indecencia
decir que pudo y no quiso;
las cuatro...

CULPA:

Déjame.

PLACER:

Advierta
que he dicho por mil razones,
y me faltan novecientas
y noventa y siete.

CULPA:

¿Quién
eres tú que a hablar me llegas,
sin temor de mis enojos,
sin pavor de mis dolencias?

PLACER:

Un algo tan venturoso,
que a conocerme no llegas.

CULPA:

¿Pues qué quieres de mí?

PLACER:

Quiero
pedirte que no te metas
en poner pleito a esta niña,
en razón de su nobleza,
porque no saldrás con él.

CULPA:

Muy grande es vuestra simpleza
para hablar conmigo; ¿pues
por qué no, si es ley severa
y general que a ninguna
humana criatura exceptas?

PLACER:

Porque es criatura divina,
y no se entiende con ella.

CULPA:

Humana es, pues se concibe
de humana Naturaleza.

PLACER:

Divina es, pues que por gracia
Dios de Culpa la reserva.

CULPA:

Humana es, pues que naciendo
dolor a su madre cuesta.

PLACER:

Divina es, pues antes que
nazca, nace su belleza
bendita entre las mujeres.

CULPA:

Humana es, pues que la llevan
a presentar en el templo
como a víctima y ofrenda.

PLACER:

Divina es, pues es su vida
integridad y pureza.

CULPA:

Humana es, puesto que esposo
le dan de su sangre mesma.

PLACER:

Divina es, pues que desposada
su virginidad conserva.

CULPA:

Humana es, pues que concibe
dentro de sus entrañas mesmas.

PLACER:

Divina es, pues que concibiendo
virgen intacta se queda.

CULPA:

Humana es, pues que a su esposo
ya le da celos y penas.

PLACER:

Divina es, pues que le informa
un ángel de su inocencia.

CULPA:

Humana es, pues peregrina
va a los montes de Judea.

PLACER:

Divina es, pues santifica
al Bautista su presencia.

CULPA:

Humana es, pues pare al hombre
en una casa desierta.

PLACER:

Divina es, pues sin dolor
lo pare y queda doncella.

CULPA:

Humana es, pues los pastores
se duelen de su miseria.

PLACER:

Divina es, pues que los reyes
la adoran y reverencian.

CULPA:

Humana es, pues de ese parto
a purificarse llega.

PLACER:

Divina es, pues que lo hace
por cumplir con la obediencia.

CULPA:

Humana es, pues que huye a Egipto,
temerosa de una fuerza.

PLACER:

Divina es, pues que derriba
cuantos ídolos encuentra.

CULPA:

Humana es, pues pierde al hijo,
que es la cosa que más precia.

PLACER:

Divina es, pues disputando
le halla las más doctas ciencias.

CULPA:

Humana es, pues que le ve
prender, y no le remedia.

PLACER:

Divina es, pues su pasión
la hace mártir de paciencia.

CULPA:

Humana es, pues que permite
que allí su sangre se vierta.

PLACER:

Divina es, pues del pecado
redime al hombre con ella,
que es el mérito mayor
que es posible que merezca.

CULPA:

Luego si tú mismo dices
que es la mayor excelencia
del hombre ser redimido
con la Sangre de Dios, de ésta
excluyes hoy a su madre,
pues procuras que no sea
en pecado concebida,
para que parte no tenga
en la Sangre derramada
de Dios; pues naciendo de ella
sin pecado, no hay de qué
lavarse; con que se prueba
que concebida en pecado
ha de ser su madre mesma;
o no ha de ser redimida
con su sangre; considera
cuál la puede estar mejor,
o cuál es más preeminencia:
ser concebida en pecado,
o no ser (aquesto es fuerza)
partícipe de la Sangre
de Dios; y por que no pierda
tiempo, a buscar el Furor
voy, piensa bien la respuesta.
(Vase.)

PLACER:

¿Quién me metió en argüir
(siendo un mentecato yo)
en lo que tanto importó
estudiar y discurrir?
No sé qué me he de decir;
mi ignorancia está vencida:
¿que no ha de ser redimida
con la sangre esta mujer
de Dios-Hombre, o ha de ser
en pecado concebida?
Dejar de gozar favor
tan sumo, como llegar
su sangre a participar,
ya es un defecto, en rigor;
ser de la Culpa al Furor
avasallada, y rendida,
ya es otro; pues elegida
de Dios, ¿no le ha de tener,
luego en Gracia puede ser
redimida y concebida?

PLACER:

Sí; pues con eterno aviso
(no lo extraño ni lo dudo)
Dios quiso hacer cuanto pudo,
y pudo hacer cuanto quiso;
luego que sea, es preciso,
esta Virgen escogida
para Madre, preferida
en todo, siendo en su estado
concebida sin pecado,
y con sangre redimida.
¡Oh, quién supiera explicar
el cómo esto puede ser!
Que en mi modo de entender
ya lo he llegado a alcanzar;
esta azada he de tomar,

PLACER:

(Toma un azadón y cava.)
y un hoyo en la tierra herida
he de hacer; o si mi vida
mostrarse al volver los dos,
que es redimida de Dios,
y sin Culpa concebida

(Salen LA GRACIA, LA NATURALEZA y EL AMOR DIVINO y los músicos.)
GRACIA:

Pues victoriosos nos vemos
con el eterno blasón
de esta pura Concepción,
al cielo mil gracias demos.

AMOR:

Himnos en su loor cantemos
por tal dicha y gloria tal.

MÚSICA:

Esta Niña celestial,
de los cielos escogida,
es la sola concebida,
sin pecado original.

NATURALEZA:

¿Qué es esto, Placer? ¿El día
que más te hube menester
trabajas, siendo Placer,
y faltas de mi alegría?

PLACER:

Sí, que esta fatiga mía
estudio es, para llegar
una experiencia a tocar
que hasta que una duda venza,
no soy Placer de vergüenza,
siendo dolor de pesar.

(Cava.)
GRACIA:

Cavando la tierra dura,
¿qué es lo que intentas hacer?

PLACER:

Si he de morir, o vencer,
labrarme mi sepultura.

AMOR:

¿Qué es lo que tu afán procura?

PLACER:

Estudiar un argumento
y cavando en él, intento
ahondar una sutileza.

GRACIA:

¿De la tierra la aspereza
penetras?

PLACER:

Ése es mi intento.

GRACIA:

Pues que ya la Culpa tengo
de estos umbrales ausente,
a la fábrica eminente
iré, que al huésped prevengo.

NATURALEZA:

¿Vaste?

GRACIA:

Tú verás que vengo,
si me llamas con piedad.

(Vase.)
NATURALEZA:

Lloraré tu soledad.

PLACER:

Para que entendáis mejor
mi intento, pues el Furor
viene, de aquí os retirad.

(A un lado EL AMOR y LA NATURALEZA, y sale EL FUROR con un libro en la mano.)
FUROR:

Ya el privilegio está aquí:
Moisés (que al fin es letrado,
en las leyes gradüado)
habló en derecho por ti,
Culpa; con él (¡ay de mí!)
(Cae en el hoyo, y se ha de hundir el medio cuerpo.)
en mí mismo tropecé;
hasta el abismo bajé;
no me puedo levantar
sin quien me llegue a ayudar.

PLACER:

Pues yo, Furor, llegaré;
levanta, y ahora quiero
limpiarte el polvo.

(Levántale y límpiale.)
FUROR:

Es piedad,
cuya liberalidad
siempre agradecerte espero.

PLACER:

¿Haste hecho mal?

FUROR:

Dolor fiero
tuve, mas ya se ha aplacado
con haberme levantado
tú, pues queda mi temor
sin manchas, y sin dolor.

PLACER:

Eso es lo que he procurado.

(Sale LA CULPA.)
CULPA:

No puedo al Furor hallar,
que anda la soberbia mía
sin Furor todo este día.

(Va a caer y la detiene EL PLACER.)
PLACER:

Tente, Culpa, sin llegar
a caer, ni a tropezar
en ese hoyo, que es abismo,
a donde tu Furor mismo
en este instante cayó.

CULPA:

Siempre agradecida yo.

PLACER:

Ya está puesto el silogismo.

CULPA:

Pues me has redimido ahora
de tan extraña caída,
he de estar toda mi vida.

FUROR:

Pues aun su piedad ignora
tu pecho, porque a mí ahora
de ese hoyo me sacó;
si por él no fuera, no
pienso que me levantara
en mi vida.

CULPA:

Cosa es clara
que le he debido más yo,
pues antes de haber caído
me ha excusado de caer.

FUROR:

Más tiene que agradecer
quien, viéndose ya perdido,
es de alguno socorrido,
que el que no se vio jamás
perdido; pues que verás
que a uno el favor le llegó
padeciendo, y a otro no,
sino temido no más;
y ningún dolor ha habido,
ningún tormento se ha hallado,
que tan grande imaginado
sea como padecido;
luego el que le haya tenido,
y ha sentido su tormento,
agradece más atento
al que padeció el rigor,
porque al paso del dolor
mide el agradecimiento.

CULPA:

Si después de haber caído
todo el favor que te ha dado
es haberte levantado;
sin caer, me ha socorrido
a mí, que no ha permitido
que caiga. Luego en mi ser,
más tengo aún que agradecer,
pues estoy como tú estás,
y tengo de más a más
no haber llegado a caer.
El que algún dolor padece,
la cura no ha agradecido,
pues con lo que ha padecido
que la ha pagado parece,
y ya en esto desmerece
el modo de agradecer;
mas no en quien se llega a ver
la cura antes del dolor;
luego viene a ser mejor
preservar que socorrer.

PLACER:

¿De manera que ya aquí
hoy los dos me confesáis
que en obligación me estáis?
¿Y tú, mayor?

CULPA:

Es así.

PLACER:

¿Y confesáis que es en mí
igual siempre la fineza
en socorrer la tristeza
en que estábades?

LOS DOS:

Sí.

PLACER:

Pues
para hablar conmigo es
muy grande vuestra simpleza;
porque si llego a mirar,
que yo he podido tener
un modo de socorrer,
y otro aquí de preservar,
en Dios piedad singular
es preciso que confiese
ya vuestra lengua con ese
ejemplo: que dos ha habido,
a uno por haber caído,
y otro por que no cayese...
El levantaros postrado,
y limpiaros, da a entender
que en no dejaros caer
limpiados he, y levantado;
una atención, un cuidado
me habéis costado los dos:
vos, porque caísteis; vos,
porque no os dejé caer;
pues si esto hace mi poder,
¿qué no hará el poder de Dios?

PLACER:

Luego de Dios reservada
está la que no cayó,
y sin caer se levantó
limpia, antes de estar manchada:
una piedad imitada
es alzar a uno, y tener
al otro que va a caer.
¿Luego si para librar
al que cayó en su pesar
fue su Sangre menester,
para detener a quien
va a caer, es bien se arguya
que puso la Sangre suya,
que fue menester también?
Luego en su Sangre hoy es bien
que esta Niña comprendida
sea antes de la caída;
y es, pues Dios la ha preservado,
concebida sin pecado,
y en su Sangre redimida.

CULPA:

Es vana sofistería
querer que esta Niña humana
de la Sangre de Dios goce,
antes que esté derramada.

NATURALEZA:

No es, porque si menester
fuera (para derramarla)
tenerla, y se la han de dar
sus purísimas entrañas,
¿cómo pudiera verterla
antes, y después tomarla?
Pues si por ser más no había
de ser menos, cosa es clara
que así le da anticipado
este mérito de Gracia.

CULPA:

No es más, de que yo tengo
esta escritura firmada
de su nombre ante Moisés,
y a las puertas de su casa
la he de hacer pública hoy,
y si el pecho no me paga,
la obligaré que litigue
si es hidalga o no es hidalga.
Presente su ejecutoria,
haya un texto solo, haya
un evangelio, que diga
que ha nacido preservada.

AMOR:

Las asentadas noblezas,
las ilustrísimas casas,
no tienen ejecutorias,
la notoriedad les basta;
y por que esta estimación
no pierda, ni esta alabanza,
antes que le den sentencia
en su favor publicada,
te pondrán silencio, a que
no hables en aquesta causa.
El Amor Divino soy,
el Espíritu me inflama;
y pues es él quien asiste
a los pontífices, calla,
no hables en esto; en su nombre
es mi voz la que lo manda.

CULPA:

Es justicia (hablar no puedo
muda estoy) que me la hagan.
¡Reviento! ¡Muero de pena!
¡Toda soy ira, y soy rabia!
¿Furor?

FUROR:

No puedo, no puedo
articular las palabras.
¡Un puñal tengo en el pecho
y un cordel en la garganta!

PLACER:

Mudos quedaron los dos,
pues sólo por señas hablan.

CULPA:

Esto no toca al silencio;
entraré en su misma casa,
y a sus puertas clavaré
el privilegio, en venganza
de este rigor; mas ¿qué es esto?
Sobre mí se cae la casa;
y aun el cielo sobre mí
cae, que estas esferas altas
todas sobre mí parece
que se trastornan y bajan,
(Va a subir por una escalera, y ábrese la apariencia y baja por una tramoya LA HIDALGA, que lo hará UNA NIÑA, hasta ponerse encima de LA CULPA, como se pinta.)
desasidas de sus polos,
de sus ejes desquiciadas
se deshacen, se desploman,
se quiebran, se desencajan,
para que ponga esta Niña
sobre mi cerviz las plantas.

NIÑA:

El privilegio que traes
tú misma, es en esta causa
contra mí; pues dice él mismo,
con misteriosas palabras,
que habrá entre ti y la mujer
disensiones y asechanzas,
y que ella a poner vendrá
los pies sobre tu garganta;
ya se ha cumplido, pues piso
tu frente, sin que tu rabia
pueda atreverse a morderme,
con ser víbora pisada,
porque en este inmenso valle
de lágrimas soy la Hidalga.

CULPA:

¿Cómo, estando con mis hierros
la Naturaleza herrada,
y siendo en la común Culpa
antes, y después mi esclava,
nadie de mi sentimiento
y de mi Furor se guarda?
¡Ay de mí!, toda soy fuego.
¡Ay de mí!, toda soy rabia.

NIÑA:

Presto la Naturaleza
será libre, y rescatada
de tu esclavitud, que ya
la Gracia ha vuelto a la casa,
que fabrica para el huésped,
que ya tan benigno aguarda.

(En un bodegón del otro carro se descubre LA GRACIA.)
GRACIA:

Ya tiene hecho el aposento,
prevenido antes en tantas
sombras y figuras vivas
de las dos leyes que pasan.

FUROR:

Pues cuando venga ese huésped
(que tú tan divino aguardas),
¿cómo la podrá quitar
estos hierros de la cara?

GRACIA:

Lavándola en el bautismo.

FUROR:

¿Con qué?

GRACIA:

Con el agua clara
(Del tocado de LA GRACIA salen siete caños de agua.)
de estos siete caños, que
son la fuente de la Gracia.

CULPA:

Siete sacramentos son;
y aunque todos me dan tanta
confusión, sólo el primero
a atemorizarme basta,
porque es el que misterioso
mi original Culpa lava.
¡Ay de mí!, toda soy fuego.
¡Ay de mí!, toda soy rabia.

NATURALEZA:

¡Oh, llegue el día en que pueda
en ellos lavar mi mancha!

PLACER:

Ahora sí, que soy Placer,
en músicas acordadas
suene este triunfo, diciendo
a esta Niña soberana,
con más afecto que ingenio,
mil rendidas alabanzas.

MÚSICA:

¿Quién sabrá decirme, quién,
por qué una sacra canción
a esta Niña, nuestro bien,
la llama vara de Aarón,
y no vara de Moisén?

NATURALEZA:

Yo lo sé bien.
Aunque de Moisés la vara
tantos prodigios obró,
nunca hermosa floreció:
la de Aarón, sí; luego es clara
la evidencia de que es rara
sombra esta vara, de quien
fruto y flor dará en Belén,
y así, por esta razón
la llaman vara de Aarón,
y no vara de Moisén.

MÚSICA:

No ha dicho bien.

GRACIA:

Aunque la vara divina
de Moisés el mar abrió,
y paso a su palacio dio
(república cristalina),
plaga causó peregrina
en Egipto, este desdén
ser su atributo no es bien,
y así, con más perfección,
la llaman vara de Aarón,
y no vara de Moisén.

MÚSICA:

No ha dicho bien.

CULPA:

Si de los que van diciendo
los conceptos no te agradan,
diré yo uno, que viene
bien, pues estoy a tus plantas.
Aunque la vara eminente
de Moisés, tan liberal
del contagio universal,
escapó a la humana gente,
fue convertida en serpiente,
y la Serpiente no es bien
que, aun por sombra, se la den.
Y así, por mayor blasón,
la llaman vara de Aarón,
y no vara de Moisén.

MÚSICA:

Ha dicho bien.
¿Quién sabrá decirme, quién,
por qué una sacra canción
a esta Niña, nuestro bien,
la llama vara de Aarón
y no vara de Moisén?

PLACER:

Y sólo perdón merezca,
pues no merece alabanza
don Pedro Calderón, pues
le pide humilde a esas plantas.

(Tocan chirimías, y cerrándose los carros da fin el auto.)