La indiferente (Salas y Quiroga)
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(Música de Romagnesi.)
La indiferente y bella Flora del amor ciego se burlaba, sin experiencia a toda hora la pobrecilla así cantaba: «No temo, amor, tu poderío, a pesar de toda tu saña, libre seré de tu albedrío; tu buena cara no me engaña». «Me lo han dicho mis compañeras, los hombres son muy inconstantes; si con ellos somos severas suelen mostrarse muy amantes; si nos rendimos, los bribones nos abandonan cruelmente; ¡ay! Quien se fía de tal gente merece males a millones». Pero el amor lo vence todo, y a su poder se rindió Flora; pronto, humilde, y de mejor modo así cantaba a toda hora: Amor, me rindo... ¡qué dulzura sobre mi pecho has esparcido! ¡Por qué tan tarde he conocido tu dulce imperio y mi locura!