La muerte según el espiritismo

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​Almanaque de espiritismo​ (1873)
La muerte según el espiritismo
 de A. García López.

Nota: Se ha conservado la ortografía original.

LA MUERTE SEGUN EL ESPIRITISMO.

Morir es nacer.

No temais la muerte los que tengais limpia la conciencia y hayais cumplido bien vuestro destino en esta jornada de la vida eterna.

No os aflijais los que os quedais aquí por los que se van, porque estos son los que realmente nacen, mientras que los que llorais sois los que permaneceis en la tumba aprisionados.

Como fenómeno fisiológico, la muerte es como el nacimiento. El hombre nace sin dolor y sin conciencia del suceso. El hombre muere sin dolor tambien, y, por lo comun, sin saber darse cuenta de le mutacion de su ser.

Aparte de las molestias acarreadas por la enfermedad, el fenómeno de la separacion del espiritu del cuerpo no engendra dolores físicos, y se parece e un sueño del que se despierta en la inmensidad de lo infinita, y allí la inteligencia recobra y ensancha en lucidez, se siente ya sin cuerpo, dándose entonces razon de que ha muerto en la existencia orgánica y que acaba de nacer á la vida libre.

Mas allá de la tumba no están la nada, le oscuridad, ni la noche eterna. Todos los átomos del cadáver vuelven al universo para entrar en el círculo perpétuo de la creacion, y al dejar de ser parte de una organizacion humana, van a convertirse en aire respirable para otros seres, a trasformarse en savia de las plantas, en perfume de las flores, en vapores de las nubes, en gotas del rocio y en agua de las fuentes. El oxigeno que os vivifica y hace latir vuestras arterias, el azoe que toma plasticidad en vuestros tejidos, los óxidos y sales que las dan consistencia, han estado en las organizaciones de vuestros padres: los aromas que embalsaman los floridos campos, y que con placer aspirais los vivos, contienen átomos que han sido parte constitutiva de los cuerpos de vuestros hijos y de vuestros hermanos: la disgregacion de sus esqueletos presta elementos á los frutos con que os alimentais y se disuelven en el agua con que mitigais vuestra sed. Este es el circulo eterno de la materia, siempre en movimiento y siempre viva. no siendo sino transformaciones necesarias para su progreso el fenómeno á que dais el nombre de muerte. Lo mismo en la materia que en el espiritu, morir es renacer, cambiar de forma la vida; pero en rigor nada muere, en el sentido que generalmente se dá a esta fatídica palabra.

La materia, que habia estado aprisionads por un tiempo más ó menos largo, constituyendo la parte Plástica del hombre, adquiere libertad y se sumerge en el giro eterno del universo. El fluido vital, que era el lazo de union de todos los átomos y la causa de todas las sinergias conservadoras, restringe su difusibilidad, abandona la periferia de la organizacion, se concentra en los órganos más importantes, cerebro, corazon y pulmones, retirase de estos tambien, a la manera como el calórico se va de un cuerpo que se enfría, y la esencia de la vida se marcha con el espíritu para comenzar otra fase de la existencia, para realizar otra etapa en el progreso sin fin, que es la ley de todo lo creado.

Si por la virtud y por la ciencia, leyes del espíritu como la atraccion lo es de la materia, aquel se ha perfeccionado suficientemente, y si ademas la antorcha del espiritismo iluminó su razon durante su vida material, la transicion de una a otra existencia es tranquila y dichosa, y la inteligencia penetra en el mundo de la luz, donde nada está oscuro, ni nada es opaco, donde todos los cuerpos aparecen transparentes para el espíritu, donde se ve sin ojos, se oye sin oidos y se habla sin lengua; por que se ve, se toca, se habla y se siente con el pensamiento y la conciencia. En ese nuevo mundo aguardan el espíritu mayores progresos y mas grandes perfecciones, porque todo progreso realizado es la preparacion para otro superior; y de este modo la inteligencia del universo, repartida en todos los seres, despues de circular por la materia, se acumula en torno de la causa increada, formando todas las almas puras el periespíritu de Dios, fundiéndose en colectividades de seres idénticos cuando han llega o a las mayores perfecciones, y constituyendo una unidad de todas las individualidades que han alcanzado el mismo grado de progreso espiritual.

No lloreis los que os quedais por los que se van, porque ellos no dejan de estar entre vosotros, aunque hayan franqueado el pórtico del templo de la verdadera luz, pues desde su nueva morada irradian en fluido hasta vuestro espiritu; y cuando llegue a vosotros el turno de abandonar este planeta, saldran rientes á recibiros y a envolveros en el éter universal, instruyéndoos en las maravillas de la creacion y en los ulteriores destinos de vuestro ser, para que veais convertida en realidad, por vuestros esfuerzos de estudio y de amor, la grande aspiracion de todos, que es comprender la inteligencia suprema. Y la comprendereis, porque estareis fundidos en ella, y sereis la fuerza que realice sus pensamientos.

A. Garcia López.


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