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La oveja y el ciervo

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La oveja y el ciervo
de Félix María Samaniego


Un celemín de trigo
Pidió a la Oveja el Ciervo, y la decía: 
«Si es que usted de mi paga desconfía, 
A presentar me obligo
Un fiador desde luego,
Que no dará lugar a tener queja.»
«Y ¿quién es éste?», preguntó la Oveja. 
«Es un lobo abonado, llano y lego.»
«¡Un lobo! ya; mas hallo un embarazo: 
Si no tenéis más fincas que él sus dientes, 
Y tú los pies para escapar valientes,
¿A quién acudiré, cumplido el plazo?» 



Si quién es el que pide y sus fiadores, 
Antes de dar prestado se examina, 
Será menor, sin otra medicina,
La peste de los malos pagadores.