La perfecta casada: Capitulo 13

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La perfecta casada de Fray Luis de León
Capitulo 13

Señalado en las puertas su marido, cuando se asentare con los gobernadores del pueblo.


En las puertas de la ciudad eran antiguamente las plazas, y en las plazas estaban los tribunales y asientos de los jueces, y de los que se juntaban para consultar sobre el buen gobierno y regimiento del pueblo. Pues dicen que en las plazas y lugares públicos, y adonde quiera que se hiciere junta de hombres principales, el hombre cuya mujer fuere cual es la que aquí se dice, será por ella conocido y señalado, y preciado entre todos. Y dice esto Salomón o en Salomón el Spíritu Sancto, no sólo para mostrar cuánto vale la virtud de la buena, pues a sí da honra y a su marido nobleza, sino para enseñarle en esta virtud de la perfecta casada, de que vamos hablando, qué es lo sumo della, y la raya hasta donde ha de llegar, que es el ser corona y luz, y bendición y alteza, de su marido; pues es así que todos conocen y acatan y reverencian, y tienen por dichoso y bienaventurado al que le ha cabido esta buena suerte; lo uno, por haberle cabido, porque no hay joya ni posesión tan preciada ni envidiada como la buena mujer; y otro, por haber merecido que le cupiese; porque, así como este bien es precioso y raro, y don propiamente dado de Dios, así no le alcanzan de Dios sino los que, temiéndole y sirviéndole, se lo merecen con señalada virtud.

Así lo testifica el mismo Dios en el Eclesiástico: «Suerte buena es la mujer buena, y es parte de buen premio de los que sirven a Dios, y será dada al hombre por sus buenas obras». De arte que, el que tiene buena mujer, es estimado por dichoso en tenerla, y por virtuoso en haberla merecido tener. De donde se entiende que el carecer deste bien, en muchos es por su culpa dellos. Porque a la verdad, el hombre vicioso y distraído, y de aviesa y revesada condición, que juega su hacienda, y es un león en su casa, y sigue a rienda suelta la deshonestidad, no espere ni siquiera tener buena mujer, porque ni la merece, ni Dios la quiere a ella tan mal que la quiera juntar a compañía tan mala y porque él mismo, con su mal ejemplo y vida desvariada, la estraga y corrompe.

Pero torna Salomón a lo casero de la mujer, y dice: