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La piedra cansada: cuadro primero

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La piedra cansada
de César Vallejo
ACTO PRIMERO

ACTO PRIMERO

Cuadro Primero




La escena representa varios muros megalíticos, formando parte de un baluarte en construcción de la fortaleza de Sajsawaman. Pórticos, pasadizos, escalinatas. Algunas ventanas trapeciales acabadas, otras inconclusas. Al pie de los muros, bloques sueltos, de diverso tamaño, gruesas sogas, grandes parihuelas y otros materiales y útiles de albañilería. Atmósfera ciclópea.

La escena, antes de empezar el espectáculo, muestra el telón levantado, y la decoración aparece, por consiguiente, visible al público.

Al sonar el timbre, todas las luces del teatro se apagan y reinan en él oscuridad y silencio completos. El alba desciende lentamente a posarse en el más grande de los bloques que están sueltos al pie de los muros, dejando el resto del tablado sumido siempre en las tinieblas. Cuando la claridad del día inunda la escena, aparece, sentado al pie de dicho bloque, Tolpor, los codos en las rodillas y el rostro entre las manos, hundido en la cavilación. Pasos convergentes de multitud resuenan en torno al escenario. Del ruido rítmico y tumultuoso, de estos pasos, nace, sin solución de continuidad, la obertura del Himno al Sol.

Por distintas partes de la escena, acuden presurosos al trabajo, picapedreros y albañiles, con sus útiles de trabajo en la mano. Reunidos en la escena, cantan el himno en coro, inmóviles, hieráticos, mientras el sol se eleva tras los muros del baluarte. Tolpor levanta la cabeza y se restrega los ojos.


LOS QUECHUAS, terminando el canto, saludan: — ¡Ama Sua! ¡Ama Llulla!¡Ama Kella!...(Rodean la gran piedra e intentan moverla con lazos y palancas)


QUECHUA 1, de lo alto de los muros: — ¡Mama roca! ¡Hermosa piedra!¡Un día más alumbra tu cansancio! Un día más que vamos a tratar de levantarte. ¿Subirás? ¿Cederás, por fin, a nuestras sogas y champis?...(Todos permanecen inmóviles, mirando ansiosamente el bloque fatigado)


QUECHUA 2, de lo alto de otro muro: — Es inútil. Las canteras de Pissaj tienen entrañas pesadas, como las mujeres estériles.


QUECHUA 3, abajo: — Las piedras de Pissaj tienen el pecho malo, torcida la mirada terrenal. Desde que saltan de la cantera, hasta que se incorporan en las fronteras, dejan en pos de sí exterminio, sangre,lágrimas, muchas vidas difuntas, aplastadas por su aciega e implacable pesantez.


QUECHUA 4, abajo: — ¡Las piedras de Pissaj son las más bellas del reino!


QUECHUA 5, de lo alto de los muros, a la vez : — ¡Bloque telúrico, levántate!


QUECHUA 6, de lo alto de los muros, a la vez : — ¡Basalto endemoniado,subirás!


QUECHUA 7, de lo alto de los muros, a la vez : — ¡Lúgubre roca!


QUECHUA 8, abajo: — ¡Piedra entera, orgullosa! ¡Piedra piedra! ¡Basalto de grano tan apropiado para los grandes dentajes como para las simples aglutinaciones! ¡Cede! ¡Cede!


QUECHUA 9, de lo alto de otro muro: — ¿Qué tienes, mama roca? ¿Qué te ocurre? ¿Estás durmiendo acaso? ¿Sufres? Te duele algo, quién sabe?... ¿Sueñas?...(todos aguardan de nuevo la respuesta de la piedra) ¡Responde! (Pausa)


TOLPOR, desde el muro más alto: — ¡Trabajadores de la piedra!¡Constructores de los templos, de los palacios y de las ciudadelas! Dos aves misteriosas han cantado, esta noche, en las ramas de mi molle: el pájaro de una sola ala y el...


UNA VOZ, interrumpiendo ansiosamente: — ¿Y el pájaro áptera?


TOLPOR: — Só Y el pájaro sin alas.(Voces y movimientos de sorpresa). Cuando se retiraron los luceros, el molle, de quieto que estaba, empezó a estremecerse y retorcerse, como si le doliesen las yemas de sus hojas.


QUECHUA 10: — Así hacen todas las plantas en retoño.


TOLPOR: — Me levanté del lecho, miré por la rendija de la puerta…


QUECHUA 11: — ¡Malo! ¡Los secretos de un árbol son sagrados!


TOLPOR: — Asentado sobre una rama baja...


VARIOS, vivamente: — ¿El pájaro sin alas? ¿El ave áptera?


TOLPOR: — No. El pájaro de una sola ala. ¡Un animalillo delicado pero,a la vez, feísimo, espantoso! Tenía el cuello enarcado en dirección de mi cabaña, como si me espiara. Un calofrío recorrió mi cuerpo. Ahogué un grito y me volví a mi cama, horrorizado.


VARIOS: — ¡Desgracia! ¡Reveses militares! ¡Malas guerras!


TOLPOR: — Pero he aquí que, apenas me hube retirado de la puerta, oí que el pajarruco lanzaba un graznido ronco, grave, sostenido... (Murmullos. Emoción)


QUECHUA 12: — Para que muera el Inca Pachacútec, se oyó al mismo animal graznar sobre los techos del palacio de Kassana.


VARIOS: — Viracocha proteja a su pueblo.


TOLPOR: — El molle se puso entonces a bramar, como si anunciase tempestad. Sentí luego que el ave abandonaba el ramaje...


QUECHUA 13: — El vuelo de esos pájaros no se oye: es tan callado, tan imperceptible, como el vuelo del alma, al pasar de la rama de la vida a la rama de la muerte.


TOLPOR: — Poco después, un canto —esta vez fue un canto y no ya un graznido— un canto erró en la noche. ¿De dónde salía ese canto?...


QUECHUA 14: — El canto del ave áptera es la voz de los fetos en los vientres de sus madres.


QUECHUA 15: — Es la voz de los pumas desgraciados.


QUECHUA 16: — Es la voz de las plantas, que lloran por los hombres.


TOLPOR: — ¡Buenos trabajadores de la piedra, arquitectos de la más grande fortaleza del Tahuantinsuyo! ¡No hay cántico más bello ni más triste que el cántico del pájaro sin alas!


QUECHUA 17: — ¡Basta! ¡A la faena! ¡No dependen del hombre los designios del destino, ni el canto de las aves!


TOLPOR, baja del muro y, con aire de misterio, mirando fijamente ala piedra cansada: — Se perdió junto a ella. ¿Qué se ha hecho?... No lo sé...(Los demás le dejan hacer, intrigados. Tolpor da vuelta entorno de la piedra, como buscando algo) Vino directamente del molle y se detuvo aquí, no cabe duda...


QUECHUA 17: — ¿Qué se detuvo aquí, junto a la piedra?


TOLPOR, con exaltación: — ¡El ave sin alas está aquí! ¡Debajo, de la piedra fatigada! (Risas. Tolpor invoca al bloque en alta voz) ¡Guijarro cansino! ¿Dónde está? ¿Pasó?... ¿Le escondes? ¿Se refugia tal vez bajo tu masa?...(Empuja a dos manos la piedra y le grita enfurecido) ¡Say Jusca! ¡Mama roca! ¿Dónde está? ¿Te lo has tragado?...(Vuelve a empujarla con todas sus fuerzas)


TODOS, con repentino asombro: — ¡Oh! ¡Oh!¡Oh!... ¡Se ha movido! ¡Se ha movido! (Un canto, infinitamente triste, palabras, cruza por encima de los muros. Los quechuas paran el oído)


TOLPOR, con la mirada deslumbrante en alto: — ¡Ahí está!... ¡Ahíestá!...(El canto se aproximay se precisa: es el arquitecto, jefe delos trabajadores de la fortaleza, que viene cantando. Tolpor y los demás trabajadores, al verle, se apresuran a mover el bloque, por una vasta maniobra común)


TODOS, alborozados, al arquitecto que desciende una escalinata entrelos muros: — ¡Se ha movido! ¡La piedra cansada se ha movido!...


EL ARQUITECTO: — ¡No matar! ¡No mentir! ¡No estar ociosos!


LOS QUECHUAS: — ¡La piedra fatigada se ha movido!


EL ARQUITECTO: — Bien. El Inca había expresado su deseo de asistir a su levantamiento. Previamente, quiero verla moverse, por sí misma. ¡Disponeos! ¡Champis! ¡Sogas! ¡Picas!...

(El telón ha empezado a caer en medio del ajetreo de los quechuas, que se disponen a mover el bloque)



TELÓN