La vuelta de los campos
Apariencia
La tarde paga en oro divino las faenas... Se ven limpias mujeres vestidas de percales, trenzando sus cabellos con tilos y azucenas o haciendo sus labores de aguja en los umbrales. Zapatos claveteados y báculos y chales... Dos mozas con sus cántaros se deslizan apenas. Huye el vuelo sonámbulo de las horas serenas. Un suspiro de Arcadia peina los matorrales... Cae un silencio austero... Del charco que se nimba estalla una gangosa balada de marimba. Los lagos se amortiguan con espectrales lampos, las cumbres, ya quiméricas, corónanse de rosas... Y humean a lo lejos las rutas polvorosas por donde los labriegos regresan de los campos.