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Las hormigas (Daireaux)

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Fábulas argentinas
Las hormigas

de Godofredo Daireaux


Fue la cosa más natural del mundo y nadie se opuso, quedando constituido el gobierno con las cien hormigas más grandes y fuertes que se encontraron en el hormiguero. Pero pronto sucedió que estas señoras ya no quisieron trabajar, dejando que sus compañeras más débiles reventaran bajo el peso abrumador de cargas enormes. Sin cansarse mucho, habrían ellas podido aliviarlas, pero ni un gesto hicieron para ello, y contemplaban con desprecio, no sin fruncir las narices por el olor a sudor que despedían, a estas trabajadoras que peleaban empeñosas.


Y como eran más grandes, también pidieron más comida, obligando a las hormigas pequeñas a traérsela, y tantas fueron al fin las exigencias de estas pocas señoras haraganas y vividoras, que la multitud de las hormigas pequeñas empezó a resistirse.


Se negaron a trabajar, se juntaron amenazadoras, y como eran muchas, pronto consiguieron imponer una justa repartición de las cargas, a cada una según sus fuerzas.