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Las mil y una noches:0986

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Las mil y una noches - Tomo VI
de Anónimo
Capítulo 0986: el parasito

EL PARASITO

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"Cuentan que el Emir de los Creyentes El-Walid, hijo de Yezid, el Ommiada, se complacía extremadamente en la compañía de un tragón famoso, amigo de los buenos platos y de todo tufillo apetitoso, que se llamaba Tofail el de los Festines, y cuyo nombre ha servido desde entonces para caracterizar a los parásitos que se invitan por sí mismos a las bodas y a los festines. Por otra parte, aquel Tofail, gastrónomo en grande, era hombre ingenioso, ilustrado, maligno, burlón; y era vivo en la respuesta y en el chiste. Además, su madre estaba convicta de adulterio. Y él es precisamente quien ha condensado la doctrina de los parásitos en algunas reglas cortas, al mismo tiempo que prácticas, que se resumen en los datos siguientes:

Quien se invite a una buena comida de bodas, evite con cuidado mirar acá y allá con aire inseguro.

Entre con pie firme y escoja el mejor sitio, sin fijarse en nada, a fin de que los invitados y convidados crean que es un personaje de la mayor importancia.

Si el portero de la casa se muestra agrio y reacio, amonéstesele y humíllesele para que no pueda permitirse la menor observación.

Una vez sentado ante el mantel, arrójese sobre la comida y la bebida, y esté más cerca del asado que el propio asador.

Trabaje en los pollos rellenos y en la carne, aunque sea seca, con dedos más cortantes que el acero.

Y tal era el código del perfecto devorador, establecido por Tofail en la ciudad de Kufa. Y en verdad que Tofail fué el padre de los devoradores y la corona de los parásitos...

En este momento de su narración, Schehrazada vió aparecer la mañana, y se calló discretamente.