Las mil y una noches:469

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Las mil y una noches - Tomo III​ de Anónimo
Capítulo 469: Pero cuando llegó la 470ª noche



PERO CUANDO LLEGO LA 470* NOCHE[editar]

Ella dijo:

"... Sabed, hijos míos, que el tal tesoro de Schamardal se encuentra bajo la dominación de los dos hijos del rey Rojo. En otro tiempo vuestro padre trató de apoderarse de ese tesoro; pero para abrirlo era necesario apoderarse antes de los hijos del rey Rojo. Y he aquí que en el momento en que vuestro padre iba a ponerles la mano encima, se escaparon y fueron a arrojarse, transformados en peces rojos, al fondo del lago Karún, en las proximidades de El Cairo. Y como aquel lago estaba también encantado, por mucho que hizo vuestro padre no pudo atrapar a los dos peces. Entonces fué a buscarme y se me quejó de la ineficacia de sus tentativas. Y enseguida hice yo mis cálculos astrológicos y saqué el horóscopo; y descubrí que aquel tesoro de Schamardal no podía abrirse más que con ayuda y en presencia de un joven de El Cairo llamado Juder ben-Omar, pescador de oficio. Se encontrará el tal Juder a orillas del lago Karún. Y el encanto de ese lago no puede romperse más que por el propio Juder, que deberá atar los brazos a aquel cuyo destino sea bajar al lago; y le tirará al agua. Y el que se arroje allí tendrá que luchar contra los dos hijos encantados del rey Rojo; y si tiene la suerte de vencerlos y apoderarse de ellos, no se ahogará, y sobrenadará por encima del agua su mano antes que nada. ¡Y le recogerá Juder con su red! ¡Pero el que perezca, sacará del agua antes que nada los pies, y deberá ser abandonado!"

"Al oír estas palabras del jeique Profundísimo Cohén, contestamos: «¡Ciertamente, intentaremos la empresa, aun a riesgo de perecer!' Sólo nuestro hermano Abd Al-Rahim no quiso intentar la aventura, y nos dijo: "¡Yo no quiero!" Entonces le decidimos a que se disfrazara de mercader judío; y juntos convinimos en enviarle la mula y las alforjas para que se las comprase al pescador, dado caso de que pereciéramos en nuestra tentativa.

"Por lo demás, ya sabes ¡oh Juder! lo ocurrido. ¡Mis dos hermanos perecieron en el lago, víctimas de los hijos del rey Rojo! Y también yo creí sucumbir a mi vez luchando contra ellos cuando me tiraste al lago, pero gracias a un conjuro mental, logré desembarazarme de mis ligaduras, romper el encanto invencible del lago y apoderarme de los dos hijos del rey Rojo, que son estos dos peces color de coral que me has visto encerrar en los botes de mis alforjas. Y he aquí que esos dos peces encantados, hijos del rey Rojo son nada menos que dos efrits poderosos; y merced a su captura, por fin voy a poder abrir el tesoro de Schamardal.

"¡Pero para abrir el tal tesoro, es absolutamente necesario que estés presente, porque el horóscopo sacado por El Profundísimo Cohén predecía que la cosa no podría hacerse más que a tu vista!

"¿Quieres, pues, ¡oh Juder! consentir en ir conmigo al Maghreb, a un paraje situado cerca de Fas y Miknas, para ayudarme a abrir el tesoro de Schamardal? ¡Y te daré todo lo que pidas! ¡Y serás por siempre mi hermano en Alah! ¡Y después de ese viaje, regresarás entre tu familia con el corazón jubiloso!"

Cuando Juder hubo oído estas palabras, contestó: "¡Oh mi señor peregrino, tengo pendientes de mi cuello a mi madre y a mis hermanos! ¡Y soy yo el encargado de mantenerles! Así, pues, si consiento en marcharme contigo, ¿quién les dará el pan para alimentarse?" El moghrabín contestó: "¡Te abstienes sólo por pereza! ¡Si verdaderamente no te impide partir más que la falta de dinero y el cuidado de tu madre, estoy dispuesto a darte ya, mil dinares de oro para que subsista tu madre mientras tú vuelves, que será al cabo de una ausencia de cuatro meses apenas!" Al oír lo de los mil dinares, Juder exclamó: "¡Dame ¡oh peregrino! los mil dinares para que vaya a llevárselos a mi madre y parta luego contigo!" Y el moghrabín le entregó al punto los mil dinares, y el pescador fué a dárselos a su madre, diciéndole: "¡Toma estos mil dinares para tus gastos y los de mis hermanos, porque me marcho con un moghrabín a hacer un viaje de cuatro meses al Maghreb! Y haz votos por mí durante mi ausencia, ¡oh madre! y tu bendición me colmará de beneficios". Ella contestó: "¡Oh hijo mío, cómo me va a hacer languidecer de tristeza tu ausencia! ¡Y qué miedo tengo por ti!"

El joven dijo: "¡Oh madre mía! ¡nada hay que temer por quien está bajo la guarda de Alah! ¡Además, el moghrabín es un buen hombre!" Y le elogió mucho el moghrabín. Y su madre, le dijo: "¡Incline Alah hacia ti el corazón de ese moghrabín de bien! ¡Vete con él, hijo mío! ¡Acaso sea generoso contigo!"

Entonces Juder dijo adiós a su madre y se fué en busca del moghrabín.

Y al verle llegar el moghrabín le preguntó: "¿Consultaste a tu madre?" Juder contestó: "¡Sí, por cierto, e hizo votos por mí y me bendijo!" Díjole el otro: "¡Sube detrás de mí a la grupa!" Y Juder montó a lomos de la mula detrás del moghrabín, y de aquel modo viajó desde mediodía hasta media tarde.

Y he aquí que el viaje despertó un gran apetito en Juder, que tenía mucha hambre...

En este momento de su narración, Schehrazada vio aparecer la mañana y se calló discreta.