Las tres musas últimas castellanas 027

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​A Lisi, que cansada de cazar en el estío, se recostó a la sombra de un laurel

(Las tres musas últimas castellanas)​
 de Francisco de Quevedo


Lisi, en la sombra no hallarás frescura,
tú, que con dos ardientes luminares
a la sombra la traes caniculares
que dieran a los Alpes calentura.


Del antiguo recato y compostura
han olvidado a Dafne estos lugares,
pues de dos soles tuyos, singulares,
quien huyó de uno solo se asegura.


Mas viéndole en tus ojos dividido,
para poder estar en ti dos veces,
otras tantas le mira en ti vencido.


Y siente que, como ella, le aborreces,
pues a su sombra y tronco has retraído
los rayos que le niegas y le ofreces.