Las tres musas últimas castellanas 028

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En lo penoso de un amante ausente

(Las tres musas últimas castellanas)

de Francisco de Quevedo


Embravecí llorando la corriente
de aqueste fértil cristalino río,
y cantando amansé su curso, y brío:
¡tanto puede el dolor en un ausente!


Miréme en los cristales de esta fuente
antes que los prendiese el hielo frío,
y vi que no es tan fiero el rostro mío,
que no merezca ver tu luz ardiente.


Dejé sus aguas ricas de despojos,
cubrió, Isbela, de incienso tus altares,
coronélos de espigas a manojos.


Sequé, y crecí con agua, y fuego a Henares,
y tornando en el agua a ver mis ojos,
en un arroyo pude ver dos mares.