Las tres musas últimas castellanas 048

De Wikisource, la biblioteca libre.
Soneto amoroso

(Las tres musas últimas castellanas)

de Francisco de Quevedo


Por la cumbre de un monte levantado,
mis temerosos pasos, triste, guío;
por norte llevo sólo mi albedrío,
y por mantenimiento, mi cuidado.


Llega la noche, y hállome engañado,
y sólo en la esperanza me confío;
llego al corriente mar de un hondo río:
ni hallo barca ni puente, ni hallo vado.


Por la ribera arriba el paso arrojo;
dame contento el agua con su ruido;
mas en verme perdido me congojo.


Hallo pisadas de otro que ha subido;
párome a verlas; pienso con enojo
si son de otro, como yo, perdido.