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Las tres musas últimas castellanas 050

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Soneto amoroso

(Las tres musas últimas castellanas)

de Francisco de Quevedo


Embarazada el alma y el sentido
con un sueño burlón, aunque dichoso,
aumentando reposo a mi reposo
me hallé toda una noche entretenido.


Tu rostro vi en mis llamas encendido,
que dora lo cruel con lo hermoso,
enlazando tu cuello presuroso
con nudo de los brazos bien tejido.


Túvele por verdad el bien pequeño;
llegué luego a soñar que te gozaba,
hecho de tanta gentileza dueño.


Y en esto conocí que me engañaba,
y que todo mi bien fue breve sueño,
pues yo, tan sin ventura, le alcanzaba.