Las visiones de la muerteLas visiones de la muertePedro Calderón de la BarcaMojiganga
Mojiganga
[Músicos]
(Dentro música, y castañetas e instrumentos, y sale el CARRETERO.)
MÚSICA:
Vaya de fiesta, vaya de gira,
vaya de baile, vaya de chanza,
vaya y venga la mojiganga.
CARRETERO:
El Señor sea loado,
que ya la mojiganga se ha acabado,
y que partir podremos.
señor Autor...
(Sale el AUTOR.)
AUTOR:
Pues bien, ¿y qué tenemos?
CARRETERO:
Que ha gran rato que el carro está esperando,
y este pobre ganado reventando.
Y voto a... Pero jurar no quiero,
que es impropio el jurar de un carretero.
Vamos de aquí volando;
que ya ve que le están allí aguardando
antes de medio día,
y son más de las dos.
AUTOR:
La Compañía
apenas ha acabado,
pues está todavía en el tablado,
y para legua y media...
CARRETERO:
Si no hubiera
hecho usted el concierto de manera
que haciendo el Auto aquí por la mañana,
le haría allí por la tarde, cosa es llana
que prisa no le diera; mas ya tardan
dos horas más de las que allá le aguardan,
y están las mulas sin comer, rendidas,
y por vida...
AUTOR:
Dejemos los porvidas.
CARRETERO:
¿Usted ignora que es el heredero
de juros de por vida un carretero? [A los comediantes.]
Vamos de aquí, señores, acabemos.
(Dentro.)
TODOS:
Denos lugar a que nos desnudemos
los trajes con que el Auto se recita.
AUTOR:
Nadie de desnudarse necesita,
porque si han de empezar luego en llegando,
en andarse vistiendo y desnudando
se pasará la tarde.
Y no es bien que un Concejo nos aguarde
tan noble y tan bizarro.
¡Al carro cada cual como está!
(Dentro.)
TODOS:
¡Al carro!
AUTOR:
Oíd.
CARRETERO:
¿Qué mandáis?
AUTOR:
Que vaya bien sentada
y en el mejor lugar acomodada
la que hace el Alma, encomendaros quiero.
CARRETERO:
Hacéis bien, porque el alma es lo primero.
AUTOR:
No vaya el que hace el Cuerpo junto a ella,
que es su esposo, ni aún donde pueda vella.
CARRETERO:
Ese es fácil remedio
con que el que hace la Muerte se entre en medio.
AUTOR:
La que hace el Ángel, si verdad os hablo,
es mi mujer: echadla con el Diablo.
CARRETERO:
Así lo haré.
(Vase.)
AUTOR:
Con esto me adelanto;
que el que algo ve, no desespera tanto
de lo demás que tarda.
(Vase.)
(Dentro.)
TODOS:
Ya estamos aquí todos, ¿qué se aguarda?
(Dentro.)
CARRETERO:
Dales, Pedro, y camina.
¡Ah la parda, ah la rucia, ah la mohína!
(Dentro ruido de carretería y campanillas.)
ALMA:
(Dentro.)
Para que la jornada se entretenga...
ÁNGEL:
(Dentro.)
Vaya una tonadilla...
TODOS:
Vaya y venga.
(Cantan.)
En el más festivo día
en que reina la alegría,
y todo el orbe a porfía
procura meterse en danza
vaya y venga la mojiganga.
[Camino.]
(Sale un CAMINANTE y saca unas alforjas y bota.)
CAMINANTE:
Muchísimo me enfada
que haga calor en junio a medio día,
y que sabiendo que es jornada mía
me silbe la jornada
ese enemigo de la gente honrada;
pero vencer intento sus ardores.
Vaya este trago contra sus estragos,
que, en efecto, esta vida todo es tragos,
y a un caminante nunca estorba el vino
que es cosa que se bebe de camino.
(Bebe.)
Caliente está del sol, mas no hago cuenta,
que el vino es lo mejor que el sol calienta.
¿Si por estallo me dañó el bebello?
Pensémoslo y duramos sobre ello,
haciendo cabecera de la bota;
CAMINANTE:
[Échase.]
si bien el miedo un poco me alborota,
que ha días que entre sueños me amancilla
no sé qué pesadilla.
Yo me santiguo y en dormir me empeño,
que aunque he de ver visiones en el sueño,
si sus fantasmas me han de dar enojos
par no verlas cerraré los ojos.
(Duérmese.)
(Todo lo que sigue es dentro.)
TODOS:
(Cantando.)
En el más felice día
en que reina la alegría,
y todo el orbe a porfía
procura meterse en danza,
vaya y venga la mojiganga.
CARRETERO:
Porque no entre en el pantano
guía la reata, Pedro.
UNO:
No es posible detenella.
ALMA:
Borracho estás, carretero.
ÁNGEL:
Vuelcos me da el corazón.
CARRETERO:
Y al carro le dio lo mesmo:
volcóse con mil demonios.
UNOS:
¡Que me ahogo!
OTROS:
¡Que me muero!
CAMINANTE:
Fantasmas ¿qué me queréis?
Visiones, dejadme quieto.
ALMA:
¡Ay, desdichada de mí!
(Dentro.)
CARRETERO:
Acude, Perico, presto
a ayudarme a socorrerla,
que al Alma todos los huesos
una arca la está abrumando.
CAMINANTE:
¡No tuviera el alma cuerpo!
CARRETERO:
Quebróse una pierna el Diablo.
CAMINANTE:
Pues será el diablo cojuelo.
UNO:
La Muerte está sin sentido.
CAMINANTE:
¡Miren si la muerte ha muerto!
MUERTE:
Descalabrado está el Ángel.
CAMINANTE:
Estuviérase en el cielo...
UNOS:
¡Que me muero!
OTROS:
¡Que me ahogo!
CAMINANTE:
¡Ay de mí! ¡Qué extraño sueño!
No es decible cuán gustoso
(Levántase.)
estoy de hallarme despierto.
Que me llevaba el Demonio
soñé, y aún ahora lo veo...
CAMINANTE:
No me tocan los socorros,
que yo no soy caballero,
toreador soy de tinaja,
y no más.
DEMONIO:
Aunque huyas, necio,
sabré por fuerza llevarte.
[Agárrale.]
CAMINANTE:
¡Que me agarra Santos Cielos!
¡Favor, ángeles benditos,
en tanta aflicción!
(Sale el ÁNGEL con una cruz grande.)
ÁNGEL:
Reniego
de Compañía con tantos
azares.
CAMINANTE:
No me tocan los socorros,
que yo no soy caballero,
toreador soy de tinaja,
y no más.
DEMONIO:
Aunque huyas, necio,
sabré por fuerza llevarte.
[Agárrale.]
CAMINANTE:
¡Que me agarra Santos Cielos!
¡Favor, ángeles benditos,
en tanta aflicción!
(Sale el ÁNGEL con una cruz grande.)
ÁNGEL:
Reniego
de Compañía con tantos
azares.
CAMINANTE:
(Aún peor es esto:
renegando de mí viene,
ya que viene, por traerlo
a tan mala compañía.
[Aparte.] )
ÁNGEL:
Hombre, ¿tienes un pañuelo
con que atarme esta cabeza?
CAMINANTE:
No solamente le tengo
mas no le tendré en mi vida.
ÁNGEL:
¿De qué huyendo vas?
CAMINANTE:
De miedo
de un diablo que se persigna
y un ángel que echa reniegos.
DEMONIO:
Tente, hombre...
ÁNGEL:
No te vayas.
CAMINANTE:
¿Si soy hombre de Auto Viejo,
pues que me hallo contrastado
del Ángel malo, y el bueno?
¡Valedme, ánimas benditas
del purgatorio!
(Saca el CUERPO el ALMA en brazos.)
ALMA:
Ya vengo
más aliviada.
CAMINANTE:
Señora
Alma, que mire la ruego,
que no lo dije por tanto.
CUERPO:
Con todo, ir a ver pretendo
si hay por aquí en qué albergarse.
Hombre, en tus manos te dejo
el Alma, cuídame de ella
mientras yo por ella vuelvo.
ALMA:
No te vayas, que ya yo
he restaurado el aliento.
CAMINANTE:
Señor Diablo, aquí está el Alma.
Señor Ángel, aquí el Cuerpo.
Repártanlo entre los dos
y déjenme a mí ir huyendo.
(Sale la MUERTE con guadaña.)
MUERTE:
¿Dónde has de huir si has de ser
tú en quien me vengue el primero?
CAMINANTE:
Ello sólo me faltaba.
MUERTE:
¿Con quién se pudo hacer esto
de no acordarse de mí,
y dejarme hasta el postrero
estar debajo del carro?
CAMINANTE:
Pues ¿por qué se enoja de eso?
¿Quién no dejó para postre
hacer de la muerte acuerdo?
MUERTE:
Hoy morirás a mis manos,
pero ¿qué es lo que allí veo?
¿qué bota es ésta?
CAMINANTE:
La almohada
sobre que yo estoy durmiendo
todavía, pues estoy
viendo que la vida es sueño.
MUERTE:
Agradécele a mi sed
el que en tu bota me vengo
primero que en ti.
DEMONIO:
Pues fue
él que nos la ha descubierto,
a la salud de la Muerte
bebamos todos.
CAMINANTE:
Me huelgo
que la muerte beba y viva,
porque no me digan luego
que mata el beber.
CUERPO:
[Al ALMA.]
El susto
repara, cobra el aliento
y bebe siquiera un trago.
ALMA:
Por obedecerte bebo.
CAMINANTE:
Como el alma es tan devota,
se eleva mirando al Cielo.
ÁNGEL:
Acabe, pese a su alma;
que más necesidad tengo
yo.
CAMINANTE:
No bebe mal el Ángel.
DEMONIO:
Venga, que de sed reviento.
CUERPO:
También tomaré yo un trago,
si es que ha quedado...
DEMONIO:
Acabemos.
Mas ¡por Dios!, que ya está enjuta...
CAMINANTE:
¡Mire el diablo del infierno!
Aún hasta las botas tienta.
(Sale el CARRETERO.)
CARRETERO:
Vengan, que ya el carro puesto
está.
DEMONIO:
¡Mal haya mi vida...!
CUERPO:
¡Mal haya mi alma...!
ALMA:
¡Y mi cuerpo...!
LOS TRES:
¡Si en él otra vez entrare!
MUERTE Y ÁNGEL:
Yo también digo lo mesmo.
CARRETERO:
¡Muy lindo melindre es éste!
Volcarse un carro, ¿es portento?
CUERPO:
No, que no es portento estar
borracho su carretero.
CARRETERO:
Mientes como cuerpo humano.
CUERPO:
Tú como humano pellejo.
[Pelean.]
DEMONIO:
Ténganse con mil demonios.
MUERTE:
Baste estar yo de por medio.
LOS DOS:
¡Cielos, favor, que me matan!
CAMINANTE:
Señores...
(Dentro.)
GALLEGOS:
Fugid Galegos,
que en pos de nos los gitanos
ya chegan.
(Dentro.)
GITANOS:
Idlos siguiendo
porque encerremos nosotros
lo que traen segado ellos.
DEMONIO:
Gente se oye, y pues los dos
despartirlos no podemos,
demos voces unos y otros.
MUERTE Y ÁNGEL:
¡Segadores!
DEMONIO Y ALMA:
¡Pasajeros!
MUERTE Y ÁNGEL:
¡Venid!
DEMONIO Y ALMA:
¡Corred!
(Dentro.)
GALLEGOS:
Allí hay gente
de que poder guarecernos.
GITANOS:
Aunque se junten con otros
no importa; llegar podemos.
Que a más moros, más ganancia.
LOS CUATRO:
¡Acudid, acudid presto!
(Salen los GALLEGOS y los GITANOS.)
GALLEGOS:
Mas ¡ay cuitados de nos,
que hemos dado con ú Demo!
GITANOS:
¡Mueran todos! Mas ¡ay! que es
mi muerte la que yo encuentro.
GALLEGOS:
¡Qué parasismo!
GITANOS:
¡Qué pasmo!
CARRETERO:
¿De quién huís, majaderos,
si ésta es una compañía
que yo a representar llevo
de que ese carro volcado
es buen testigo?
CAMINANTE:
No es bueno
que desde que se lo oí
he estado por dar en ello?
GITANOS:
En albricias de no ser
verdad el susto, troquemos
en regocijo el espanto.
GALLEGOS:
Pase o pesar a contento.
ALMA Y ÁNGEL:
Sí, pero ¿cómo ha de ser?
CAMINANTE:
¿No se está sabido eso
pues todas las mojigangas
tienen un fin, advitiendo
que es disparatar adrede,
tal vez gala del ingenio?
GALLEGA:
Si es así, va una cantiña
de gitanos y galegos.
(Canta.)
¡Ay por aquí, por aquí galegos!
¡Ay por aquí, por aquí, cantemos!
GALLEGO:
¡Ay por aquí, por aquí, Duminga!
¡Ay por aquí, por aquí, Lurenzo!
GITANA:
Vaya pues de bulla,
pues que de ella es tiempo,
que a las Mojigangas
no da ser lo serio.
¡Ay por aquí, por aquí, galegos!
¡Ay por aquí, por aquí, cantemos!
CAMINANTE:
Miedo a estas visiones
tuve; pero luego
que he mirado a esotras
mucho más le tengo.
ALMA Y ÁNGEL:
Todo lo hagan bulla,
voces e instrumentos,
que en fines de fiesta
hay siempre mal pleito.
TODOS:
¡Ay por aquí, por aquí, galegos!
¡Ay por aquí, por aquí, acabemos!