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Los diez libros de Diógenes Laercio: Aristóteles

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LIBRO QUINTO.


A R I S T Ó T E L E S.

1. Aristóteles, hijo de Nicómaco y de Efestiada, fue natural de Estagira. Nicómaco descendía de Nicómaco, hijo de Macaón, que lo era de Esculapio, como dice Hermipo en el libro que escribió acerca de Aristóteles. Vivió con Amintas, rey de Macedonia, por causa de la medicina y por amistad. Fue el discípulo más legítimo de Platón, y de voz balbuciente, como dice Timoteo Ateniense en el libro de las Vidas. También dicen que tenía las piernas delgadas y los ojos pequeños, que usaba vestidos preciosos y anillos, y que se cortaba la barba y el pelo. Tuvo de su concubina Herpílide un hijo, llamado Nicómaco, según escribe Timoteo. Apartóse de Platón viviendo todavía éste, por lo cual cuentan que dijo: «Aristóteles nos tira coces, como hacen los potricos con sus madres».

2. Dice Hermipo en las Vidas que habiendo ido de embajador por los atenienses a Filipo, fue Xenócrates hecho jefe de la escuela en la Academia; y que habiendo vuelto y visto la escuela en poder de otro, tomó en el Liceo un sitio para pasear, y paseando allí hasta la hora de ungirse los atletas filosofaba con sus discípulos, y de este paseo fue llamado Peripatético[1]. Otros dicen que lo fue porque hacía algunos discursos a Alejandro al tiempo que paseaba convaleciendo de una enfermedad. Después que ya eran muchos sus discípulos, filosofaba sentado y solía decir:

Es cosa indecorosa,
si Xenócrates habla, que yo calle.

Ejercitaba unidamente a todos sus discípulos en cada proposición, y al mismo tiempo los instruía en la retórica.

3. Pasó después a estar con el eunuco Hermias, que era tirano de los atarnenses, y, según algunos, su bardaje: bien que otros afirman tenía afinidad con él, habiéndole dado en mujer a su hija o sobrina, como dice Demetrio de Magnesia en el libro De los poetas y escritores colombroños, el cual añade que Hermias había sido esclavo de Eubulo, natural de Bitinia, y que había muerto a su amo. Aristipo, en el libro primero De las delicias antiguas, dice que Aristóteles amó a una concubina de Hermias, y habiéndola conseguido la tomó por mujer, y por el gran gozo que tuvo le ofreció sacrificios, como los atenienses a Ceres Eleusinia, y a Hermias le compuso el himno que escribiremos abajo. De allí pasó a Macedonia a estar con Filipo, y recibió de él por discípulo a su hijo Alejandro; pidió a éste restaurase su patria destruida por el mismo Filipo, y conseguido esto, le puso leyes. También puso leyes en la escuela, a imitación de Jenócrates, sobre que se crease nuevo director cada diez días.

4. Luego que le pareció estaba suficientemente instruido Alejandro, regresó a Atenas, componiendo antes con él a su pariente Calístenes Olintio, al cual, como hablase al rey con demasiada libertad y no le obedeciese, lo reprendió, diciendo:

Morirás presto, mozo que así hablas.

Y así sucedió, pues habiendo sido partícipe de las asechanzas de Hermolao contra Alejandro, fue puesto y llevado públicamente en un jaula de hierro, en donde se llenó de corrupción y hediondez, y finalmente fue arrojado a un león, con lo que acabó su vida.

5. Aristóteles, pues, llegado a Atenas y regentando la Escuela por espacio de trece años, se fue ocultamente a Calcide, porque el sacerdote Eurimedonte, presidente de los sacrificios (o bien Demófilo, según escribe Favorino en su Historia varia) lo había acusado de impiedad a causa del himno compuesto por él al mismo Hermias, y haber puesto al pie de su estatua en Delfos el epigrama siguiente:

Quitó a éste la vida el rey inicuo
de los flecheros persas,
traspasando las leyes y los pactos
de los varones cándidos y fieles:
pero no le dio muerte cuerpo a cuerpo
con la cruenta lanza en la pelea,
sino con la falacia
y no guardada fe de hombre engañoso.

Murió allí mismo habiendo bebido el acónito, como dice Eumelo en el libro quinto de sus Historias, a los setenta años de edad; y añade que tenía treinta cuando entró en la escuela de Platón. Engáñase en esto, pues vivió sesenta y tres, y entró con Platón a los diecisiete. El himno es como se sigue:

¡Oh Virtud, laboriosa a los mortales!
¡Noble y excelso halago de la vida!
Por tu belleza, oh Virgen,
es en Grecia la muerte ya envidiada,
y continuos trabajos se toleran.
Tú grabas en la mente de los hombres
el no caduco fruto, preferible
al oro, a nuestros padres
y al blandísimo sueño.
Por ti el hijo de Júpiter, Alcides,
y los hijos de Leda,
mil trabajos sufrieron,
tu fuerza publicando con facciones.
Por el mismo deseo de alcanzarte,
bellísima Virtud, Aquiles y Áyax
a la mansión tártarea descendieron.
Igualmente, el amor de tu hermosura,
robó del sol los claros resplandores
de Atarna al ciudadano;
que siendo ya clarísimo en sus hechos,
haránlo más las musas inmortales
hijas de la memoria,
prendas del firme amor, que dan aumento
de Jove Hospedador al sacro culto[2].

Hay un epigrama mío a él, que es el siguiente:

De impiedad acusaba Eurimedonte,
sacerdote de Ceres,
a Aristóteles, y éste el riesgo evita
acónito bebiendo.
Esto era realmente lo más fácil
para burlar a un sicofanta injusto.

6. Fue el primero que escribió defensa de sí mismo; y fue en esta misma acusación, como dice Favorino en su Historia varia; y también que dijo que en Atenas:

las peras sobre peras,
y los higos maduran sobre higos.

Dice Apolodoro en las Crónicas que Aristóteles nació el año primero de la Olimpíada XCIX; se puso bajo la enseñanza de Platón, y permaneció en ella veinte años, habiendo entrado el diecisiete de su edad. Que paso a Mitilene siendo arconte Eubulo, el año cuarto de la Olimpíada CVIII; pero muerto Platón el primer año siendo arconte Teófilo, se fue a Hermias, con quien demoró tres años. Que siendo arconte Pitodoro pasó a estar con Filipo el año segundo de la Olimpíada CIX, teniendo ya Alejandro quince años de edad. Que regresó a Atenas el año segundo de la Olimpíada CXI, y enseñó en el Liceo hasta trece años. Y finalmente, que partió a Calcide el año tercero de la Olimpíada CXIV, donde murió de enfermedad a los sesenta y tres años, en cuyo tiempo murió también Demóstenes en Calabria[3], siendo arconte Filocles. Dicen que por haber recomendado a Calístenes a Alejandro cayó en desgracia del rey, y que éste, para más afligirlo, favoreció a Anaxímenes y envió regalos a Jenócrates. Ambrión en la Vida de Teócrito dice que éste lo motejó en el epigrama siguiente:

A Hermias eunuco, y a Eubulón esclavo,
ha erigido un vacío monumento
más vacío, Aristóteles, de mente.

Y Timón añade:

Ni del Estagirita
la nimiedad y levedad molesta...

Hasta aquí su vida; mas yo he hallado también su testamento, que es como se sigue:

7. «Haya salud; pero por si algo sucediese, dispone Aristóteles en esta forma: Será ejecutor de todo y siempre, Antípatro; y hasta que Nicanor se halle en estado de administrar mis bienes, serán curadores Aristómenes, Timarco, Hiparco, Dióteles y Teofrasto (si le pareciere bien y conveniente el serlo) de mis hijos, de Herpílida y de todo lo restante. Cuando la muchacha sea casadera, se dará a Nicanor en matrimonio; y si muriese (lo que no suceda) antes de casarse, o bien después de casada sin tener hijos, Nicanor será dueño de administrar, no sólo por lo que mira a mi hijo, sino también las demás cosas, ejecutándolo con la dignidad correspondiente a él y a mí. Cuidará también Nicanor de la muchacha y del niño Nicómaco de modo que nada les falte, siéndoles como padre y hermano. Si a Nicanor aconteciese el morir (lo que no suceda) antes de recibir en mujer a la muchacha, o bien después de recibida antes de tener hijos, según él dispusiere, así se cumpla. Si Teofrasto quisiere estar con la muchacha, hágase todo como en Nicanor; pero si no, los curadores se aconsejarán con Antípatro, y dispondrán de la muchacha y muchacho según mejor les pareciere. Cuidarán, pues, mis curadores y Nicanor de tenerme en memoria a mí y a Herpílida, puesto que fue muy diligente para conmigo y demás cosas mías. Si quisiere casarse nuevamente, no sea con hombre desigual a mí; y se le dará de mis bienes, sobre lo ya dado, un talento de plata, tres criadas si las quisiere, la esclava que tiene, y el niño Pirreo. También si quisiere vivir en Calcide, sea suya la hospedería que está junto al huerto[4]; pero si en Estagira, la casa paterna. Cualquiera de estas dos habitaciones que elija, cuidarán mis ejecutores de alhajársela del modo que les parezca decente y bastante a Herpílida. Cuidará también Nicanor de que el muchacho Mirmeco sea devuelto a los suyos con la decencia a mí correspondiente, junto con el equipaje de él que recibí. Ambracis quede libre, y cuando se case se le den quinientas dracmas y la esclavita que tiene. También quiero se den a Tale, además de la esclavita que tiene comprada, mil dracmas. Igualmente a Simo, además del primer dinero dado para comprar un muchacho, se le compre otro, o se le dé el dinero. Tacon será libre cuando case mi muchacha; como también Filón, y Olímpico con su hijito. Ningún niño de mis esclavos será vendido, sino que de ellos deberán servirse mis herederos; y en siendo adultos se les dará libertad según convenga. Cuidarán también de las imágenes mandadas esculpir a Grilón, y cuando estén concluidas se colocarán; como igualmente la de Nicanor, la de Próxeno que pensaba regalarle, y la de la madre de Nicanor. La de Arimnesto, que ya está hecha, se colocará, para que le sirva de monumento, puesto que ha muerto sin hijos. La Ceres de mi madre será colocada en el Nemeo, o bien donde le pareciere. Cuando se construya mi sepulcro, se depositarán en él los huesos de Pitíade, como ella ordenó. Pondránse también en Estagira los animales de piedra, altos cuatro codos, que ofrecí por voto a Júpiter conservador y a Minerva conservatriz.»

Este es el tenor de su testamento.

8. Dicen que en su herencia se halló mucho cobre[5]. Y Licón asegura que se lavaba en un labro[6] con aceite tibio, y luego vendía aquel aceite. Algunos afirman que se ponía sobre el estómago un pellejito de aceite caliente. Y que cuando se echaba a dormir tomaba en la mano una bola de bronce, poniendo debajo un cuenco, para que cuando le cayese la bola en el cuenco se despertase al ruido. Atribúyensele los bellísimos apotegmas siguientes. Preguntado qué ganancia es la de los mentirosos, respondió que «cuando dicen verdad no son creídos». Como le notasen de haber dado limosna a un hombre malo, dijo: «No socorrí las costumbres, sino el hombre.» Solía decir a los amigos y concurrentes en cualquier lugar que estuviese que «la vista recibe la luz del aire que nos circunscribe, y el alma la recibe de las ciencias». Muchas veces, cuando se enardecía contra los atenienses, decía que «habían sido los inventores de los granos y de las leyes, pero que usaban de los granos, mas de las leyes no». Decía que «las ciencias tienen las raíces amargas, pero dulces los frutos». Preguntado qué cosa envejece presto, respondió: «El beneficio». Preguntado también qué cosa es la esperanza, dijo: «Es un sueño de un hombre despierto

9. Dábale Diógenes en cierta ocasión un higo seco, y suponiendo que si no lo tomaba le diría algo punzante, lo tomó, diciendo: «Diógenes ha perdido su higo con su meditada sentencia.» Habiéndole dado otro higo, lo recibió; y levantándolo en alto como hacen los muchachos, dijo: «Grande Diógenes», y se lo volvió. Decía que «los muchachos necesitan de tres cosas: talento, enseñanza y ejercicio». Habiendo oído decir que uno había hablado mal de él, respondió: «Estando yo ausente, mas que me azote.» También que «para la recomendación es la hermosura más poderosa que las cartas.» Otros quieren que esta sentencia sea de Diógenes; y que Aristóteles llamó don a la hermosura; que Sócrates la llamó tirano de breve tiempo; Platón, prerrogativa de la Naturaleza; Teofrasio, tácito engaño; Teócrito, daño de marfil, y Carnéades, reino sin guardas.

10. Preguntado en qué se diferencian los sabios de los ignorantes, respondió: «En lo que los vivos de los muertos.» Decía que «el saber, en las prosperidades, sirve de adorno, y en las adversidades de refugio. Que los padres que instruyen a sus hijos son preferibles a los que solamente los engendran; pues éstos les dan la vida, pero aquéllos la vida feliz»[7]. A uno que se gloriaba de ser de ciudad grande, le dijo: «No conviene atender a eso, sino a si uno es digno de una gran patria.» Preguntado qué cosa es el amigo, respondió: «Un alma que habita en dos cuerpos.» Decía que «unos hombres son tan parcos como si fuesen eternos, y otros tan pródigos como si luego hubieran de morir». A uno que le preguntaba por qué con los hermosos conversamos más largo tiempo, le dijo: «Esa es pregunta de ciego.» Preguntándosele qué ganancia finalmente le había dado la filosofía, respondió: «Hacer espontáneamente lo que otros hacen por miedo de las leyes.» Preguntado asimismo de qué modo aprovechan los estudiantes, respondió: «Siguiendo a los ágiles y no esperando a los perezosos.» A un grande hablador, que después de haberlo mortificado con dicterios le preguntó si lo había molestado mucho, le respondió: «Por Dios que no te estuve atento.» Objetándole que había dado limosna a un hombre malo (pues también se refiere así), respondió: «No le he dado al hombre, sino a la humanidad.» Preguntado cómo debemos portarnos con los amigos, respondió: «Como deseamos se porten ellos con nosotros.» Llamaba a la justicia «virtud del alma que distribuye las cosas según el mérito de cada uno»; y al saber «excelente viático para la vejez». Dice Favorino en el libro segundo de sus Comentarios que solía decir muchas veces: «¡Oh amigos!, no hay ningún amigo.» Lo cual se halla también en el libro séptimo de los Morales. Éstas son, en suma, las sentencias que se le atribuyen.

11. Escribió muchos libros; y juzgo preciso traerlos aquí para que se vea el talento de este hombre en todo género de ciencias: De la Justicia escribió cuatro libros; De los Poetas tres; De la Filosofía tres; De la Política dos; De la Retórica uno titulado Grilo; otro titulado Nerinto; otro El sofista; otro Menexemo; otro Erótico; otro El convite; otro La riqueza; otro Exhortatorio; otro Del alma; otro Del ruego; otro De la nobleza; otro Del deleite; otro titulado Alejandro o De las colonias; otro Del reinar; otro De la enseñanza; tres De lo bueno; tres De las leyes de Platón; dos De la República del mismo Platón; uno De economía; otro De la amistad; otro Del sufrir o Del sufrimiento; otro De las ciencias; dos De las cosas disputables; cuatro De soluciones de argumentos; cuatro De divisiones sofísticas; uno De contrarios; otro De las especies y géneros; otro De los propios; tres De comentarios epiqueremáticos; tres De proposiciones acerca de la virtud; uno titulado Objeciones; otro De las cosas que se dicen de muchos modos o bien según el propuesto; otro De la pasión de la ira; cinco De los Morales; tres De los elementos; uno Acerca de la ciencia; otro Del principio; diecisiete De divisiones; uno De los divisibles; dos Del preguntar y responder; dos Del movimiento; uno titulado Proposiciones; cuatro Proposiciones contenciosas; uno Silogismos; nueve Primeros analíticos; dos Segundos analíticos mayores; uno Problemas; ocho Del método; uno De lo mejor; otro De la idea, siete De definiciones antes de los Tópicos; dos De los silogismos; uno titulado Silogístico y Definiciones; otro De lo elegible y Del accidente, uno De lo precedente a los Tópicos; dos De Tópicos antes de las definiciones; uno De las pasiones; otro De lo divisible; otro titulado Matemático; trece De definiciones; dos De epiqueremas; uno Del deleite; otro De proposiciones; otro De lo espontáneo; otro De lo bello; veinticinco De cuestiones epiqueremáticas; cuatro de Cuestiones amatorias; dos de Cuestiones acerca de la amistad; uno de Cuestiones acerca del alma; dos de Política; ocho de Conversaciones de política, como la de Teofrasto; dos De lo justo; dos De la introducción a las artes; dos Del arte oratoria; uno titulado Arte; dos con el título Otra arte; uno llamado Metódico; otro Introducción al arte de Teodecto; dos de Disertaciones del arte poética; Entimemas retóricos; un libro De la magnitud; otro De la elección de entimemas; otro De la dicción; otro Del aconsejar; dos De las colecciones; tres De la física; uno titulado Físico; tres Acerca de la filosofía de Arquitas; uno De la de Espeusipo y Xenócrates; otro De las cosas tomadas de Timeo y Arquitas; otro Contra los dogmas de Meliso; otro Contra los de Alcmeón; otro Contra los pitagóricos; otro Contra los dogmas de Gorgias; otro Contra los de Xenócrates; otro Contra los de Zenón; otro De los pitagóricos; nueve De los animales; ocho De Anatomía; uno De elección anatómica; otro De los animales compuestos; otro De los animales fabulosos; otro Del no engendrar; dos De las plantas; uno De fisonomía; dos De las cosas medicinales; uno De la unidad; otro De las señales de las tempestades; otro De Astronomía; otro De Óptica; otro Del movimiento; otro De la Música; otro titulado Memorial; seis De las ambigüedades de Homero; uno De Poética; treinta y ocho De Física, ordenados alfabéticamente; dos de Problemas revistos; dos de Disciplina encíclica; uno De mecánica; dos De Problemas de Demócrito; uno De la piedra[8]; dos de Justificaciones[9]; uno de Parábolas; doce de Misceláneas; catorce De las cosas explicadas según sus géneros; uno De los Juegos Olímpicos; uno Acerca de la música de los Juegos Píticos; uno titulado Pítico; otro El catálogo de dichos Juegos Píticos; otro De las victorias dionisíacas; otro De las tragedias; otro titulado Doctrinas; otro Proverbios; otro La Ley comendaticia; cuatro De las leyes; uno De los predicamentos; otro De la interpretación; ciento cincuenta Del gobierno de las ciudades, y en particular de las que lo tienen democrático, oligárquico, aristocrático y tiránico; Cartas a Filipo; Cartas a los selimbrios; cuatro Cartas a Alejandro; nueve a Antípatro; una a Mentor; otra a Aristón; otra a Olimpia; otra a Efestión; otra a Temistágoras; otra a Filóxeno; otra a Demócrito, Unos versos; cuyo principio es:

Oh casto Dios, y anciano,
diestrísimo flechero, etc.

Escribió también Elegías, cuyo principio es:

Hija de madre hermosa, etc.

que en todo ascienden a 445.270 versos.

Filosofía de Aristóteles

12. Hasta aquí los títulos de sus libros; expondré ahora los dogmas que sigue en ellos. Dice que la filosofía es de dos especies: una práctica, otra teorética. A la práctica pertenecen la moral y la política, en las cuales se trata del gobierno público y del privado; a la teorética pertenecen la física y la lógica; y esta última no es parte de la filosofía teórica, sino como un exacto instrumento para ella, y lo ilustra con sus dos objetos o blancos probable y verdadero, usando de dos auxilios para cada uno, esto es, para lo probable, de la dialéctica y de la retórica, y para lo verdadero, de la analítica y de la filosofía, no omitiendo nada en lo tocante a la invención, al juicio y al uso. Para la invención da los tópicos y metódicos con multitud de proposiciones de donde se pueden sacar muchos problemas para los epiqueremas probables. Para el juicio da los analíticos primeros y postreros: por los primeros se juzga de las premisas o propuesto, y por los segundos de las conclusiones o ilaciones. Para el uso pone cuanto mira a la disputa, preguntas, contenciones, argumentos sofísticos, silogismos y cosas semejantes».

13. Dice que «los sentidos son el criterio de la verdad acerca de las operaciones de la imaginativa, y la mente lo es para las cosas morales acerca del gobierno público, privado y leyes». Pone un solo fin, y dice es «el uso de la virtud en la vida perfecta». Dice que «la felicidad es producida por tres géneros de bienes, a saber: los del alma, a quienes llama primeros en fuerzas; los segundos los del cuerpo, v. gr., la sanidad, la fortaleza, la hermosura y otros muchos; y los terceros que nos son externos como la riqueza, la nobleza, la gloria y semejantes».

14. Dice que «la virtud no es suficiente por sí sola para la vida feliz, pues necesita de los bienes del cuerpo y de los externos. Que el sabio no será feliz si padece trabajos, pobreza y cosas semejantes; pero que el vicio basta para la infelicidad, por más que se posean los bienes externos y del cuerpo. Que las virtudes no se siguen precisamente unas a otras, pues un hombre prudente y amante de lo justo puede ser destemplado e incontinente. Que el sabio no está absolutamente sin pasiones, pero son moderadas». Definía la amistad como «una recíproca igualdad de benevolencia. Que es de tres especies: una de parentesco, otra de amor y otra de hospitalidad. Que el amor no sólo es propio de la sociedad, sino también de la filosofía. Que el sabio puede amar, gobernar la república, casarse y vivir en compañía del monarca».

15. Establecidas tres especies de vida, a saber, meditativa, operativa y voluptuosa, prefería la meditativa. Decía que «la disciplina encíclica es conducentísima para adquirir la virtud». En la física fue diligentísimo en indagar las causas, asignándolas aún a las más mínimas cosas, y por esto escribió no pocos libros de Comentarios físicos. Definió, a imitación de Platón, que «Dios es inmortal, y que su providencia se extiende hasta las cosas celestes, pero que él es inmutable. Que las cosas terrenas son gobernadas por cierta simpatía con las celestes. Que además de los cuatro elementos hay otro quinto, de quien constan las cosas etéreas, y que su movimiento es diferente del de los otros, como que es circular. Que el alma es incorpórea, como que es la primera perfección[10] y la potencia del cuerpo físico-orgánico que tiene vida». Según él, hay dos de estas perfecciones o entelequias: llama entelequia a la que tiene apariencia incorpórea y potencial o virtual: v. gr., la imagen de Mercurio expresada en cera, capaz de recibir los lineamentos y exacta semejanza, como también su estatua en bronce. Llámase también entelequia o perfección habitual la de una concluida y consumada estatua de Mercurio. Dice: del cuerpo físico, por haber cuerpos artificiales, v. gr., los que hacen los artistas, como son: una torre, una nave; y otros los que da la Naturaleza, v. gr., las plantas, los cuerpos de los animales. Dijo: orgánico, esto es, dispuesto para alguna operación, v. gr., el ojo para ver, el oído para oír. Pone: que tiene vida por su virtud, esto es, en sí mismo, lo cual es en dos maneras; o habitualmente, o actualmente. Se dice tener alma actualmente u operativamente al que está despierto, y habitualmente al que durmiendo. Para dejar esto decidido, añade: por su virtud o potencia.

16. Estas cosas y otras muchas como éstas expuso, que sería largo enumerar. Fue siempre sumamente aplicado al trabajo y fecundísimo en invención, como consta de los arriba notados libros que escribió, los cuales se acercan a cuatrocientos, contando solamente los que de cierto son suyos. Atribúyensele además otros muchos escritos y varios apotegmas no escritos que encierran saludables consejos.

17. Hubo ocho Aristóteles: el primero este mismo. El segundo, uno que gobernó la república de Atenas, de quien corren ciertas Oraciones judiciales muy buenas. El tercero, uno que escribió De la Ilíada. El cuarto fue orador siciliano, que escribió Contra el Panegírico de Isócrates. El quinto, uno apellidado Mito, discípulo de Esquines Socrático. El sexto fue cireneo, escritor De Poética. El séptimo fue un maestro de niños, de quien hace memoria Aristóxeno en la Vida de Platón. Y el octavo fue un gramático de poco nombre, de quien anda un tratado Del pleonasmo. De nuestro estagirita hubo muchos discípulos; pero el más célebre fue Teofrasto, de quien vamos a tratar.


  1. Porque el verbo περιπατέω significa pasear.
  2. Este himno lo trae Ateneo, lib. XV, con poca variedad.
  3. Καλα βρίά. Así está escrita también en Plutarco esta palabra, en la Vida de Demóstenes; pero parece debe escribirse Καλανρεία o Καλανρία como está en Pausanias. Lo cierto es que de cualquier modo que se escriba debe entenderse por ella una isla del archipiélago junto a Trecene. Véase Estrabón, lib. VIII.
  4. Estas hospederías griegas, ξένων, las describe Vitrubio, lib. VI, cap. X.
  5. λοπάδας, ollas. Ateneo y Eliano dicen que Aristóteles había sido boticario.
  6. ένπυέλω, que nosotros solemos llamar baño, y los latinos, pelvim, labrum.
  7. Los atenienses tenían una ley particular que eximía de sustentar a sus padres a los hijos que no hubiesen sido adoctrinados en algún arte o ciencia por sus padres. Parece que si esta ley estuviese actualmente en uso, podría no ser útil en muchas ocasiones para corregir la desidia de muchos padres en la instrucción de sus hijos e hijas.
  8. Sería acerca de la piedra imán, o bien de la de toque.
  9. Justificaciones de las ciudades griegas era el título de este libro, como se lee en la Vida de Aristóteles que publicó por la primera vez Gil Menagio en sus Notas a Laercio. Confírmanlo Eustatio y Harpocración.
  10. έντελέχεια.