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Los guisados/Mojiganga

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Elenco
Los guisados
de Pedro Calderón de la Barca
Mojiganga

Mojiganga

Salen DON NUÑO y DON GIL.
DON NUÑO:

¿Que en fin, don Lesmes ha perdido el juicio?

DON GIL:

Callad, don Nuño, que el oírle es vicio,
pues desde que en poeta el simple ha dado
cuanta hacienda tenía la ha gastado
en comedias caseras,
y a todos nos convida muy de veras
a estos divertimientos
de tan raros y extraños pensamientos,
que, aunque mal digeridos,
se les debe el perdón por nunca oídos.

DON NUÑO:

Yo lo oigo y no lo creo.

DON GIL:

Hoy nos tiene un torneo
de los guisados.

DON NUÑO:

¡Hay tan raro caso!
¿De los guisados?

DON GIL:

Sí. Y él sale al paso,
que diga lo demás.

(Sale DON LESMES.)
DON LESMES:

Seáis bien llegados,
amigos, que ya estabais deseados,
pues ya van a empezar.

DON NUÑO:

Don Lesmes, digo,
aunque de todo vaya a ser testigo,
¿no nos podréis decir qué fiesta es ésta?

DON LESMES:

Mirad, amigos, ésta es una fiesta
que una fiesta es no más.

DON NUÑO:

(¡Hay tal menguado!
['Aparte'.])
Pues ¿a qué se reduce lo tratado,
la historia y el intento?

DON LESMES:

Eso bien nuevo es el pensamiento.
¡Por Dios, que nadie me dirá que es suyo!
Entrad a verle presto, que yo arguyo
que al que no le agradare
y volverse intentare,
sobre tener la boca chabacana
será, sin duda, no tenerle gana.

DON GIL:

Pues ¿no podréis decirnos esto es esto?

DON LESMES:

Si lo habéis de oír después no es ser molesto.

LOS DOS:

Vamos, fiero ignorante.

DON LESMES:

Principio del torneo y adelante.

(Sale por un lado el DIOS BACO con acompañamiento; y por otro lado DON ESTOFADO y DOÑA OLLA, que estas figuras se pueden hacer o vestirlas ridículamente como -- suenan o con verdaderas ollas y pucheros, y en cuanto a Palenque, teatro y lo demás, como mejor pareciere según los versos y en el medio la MÚSICA.)
MÚSICA:

¡Ah de la esfera de la hambre!
[Cantando.]
Venga a noticia de cuantos
en la isla de los figones
viven al mal cocinado,
cómo hoy en público duelo
reta y desafía al campo
a ley de torneo, el grande
Príncipe, don Estofado,
probando que doña Olla,
cotidiana hembra de garbo,
es quien sola ser merece
Princesa de los Guisados.

(Salen marchando DOÑA OLLA y DON ESTOFADO.)
ESTOFADO:

¡Ah de los inmensos llares,
ah de la deidad de Baco,
el más puro de los dioses
y el amigo más aguado!

BACO:

¿Quién me llama?

ESTOFADO:

Aventurero
un Príncipe estrafalario
que ante vuestro acatamiento
se presenta a pedir campo.

BACO:

Y bien ¿qué motivo alega
vuestro valor?

ESTOFADO:

Escuchadlo.
Sabed que de las cocinas
hoy en litigio formado
ha salido la cuestión,
defendiendo e impugnando
cuál de los guisados sea
Príncipe de los Guisados.
Yo, que el estofado soy,
y por mérito me hallo
esposo de doña Olla,
una Princesa que al campo
me sigue con sus pucheros,
sus deudos y sus vasallos,
de hinojos y perejiles
ante vos nos presentamos
defendiendo yo que es ella
la Princesa de más garbo
que hay desde los refitorios
a las mesas y a los bancos.

BACO:

A tan ilustre Princesa
no puedo negar los brazos,
y pues ha de haber torneo
os sentaréis en mi estrado
queriendo el dios Baco, yo,
por mí diría el adagio
que después de Dios, la olla.
Vos ocupad de ese lado
la tienda de aventurero.
Y doña Olla, entre tanto,
alegue de su justicia.

DOÑA OLLA:

Antes está a vuestro cargo
nombrar jueces.

BACO:

Decís bien,
Salgan luego aquí volando
mi cocinera gallega
y galopín asturiano.

(Salen los dos.)
GALLEGA:

Ya nos tien aquí vosté.

ESTOFADO:

Famosos son para el caso
por ser de ciencia y conciencia.

(Siéntanse.)
BACO:

Hable la Olla.

DOÑA OLLA:

Ya hablo:
ya sabéis, que no quisiera
con antiguallas cansaros,
como yo soy doña Olla
Carnero y Vaca Caldo,
apellidos conocidos
entre escudillas y platos.
Mi sangre, si la ignoráis,
podréis sacar por el rastro,
que dudo haya otra que tenga
abolorio tan probado.
Mi dote es grande: el tocino,
el repollo, los garbanzos,
la berenjena, el cardillo,
las cebollas y los ajos.

DOÑA OLLA:

Y titulando mi casa
soy, porque Dios me lo ha dado,
la Marquesa de las Berzas
y Condesa de los Nabos.
Diréisme que soy podrida
y vive el Cielo que es falso,
porque yo sólo me pudro
cuando hay muchos convidados.
Y así, vengo a que borréis
de los libros el adagio
que dice que cada día
si hubiese olla, amarga el caldo.

ESTOFADO:

Yo también, que soy su indigno
esposo don Estofado
a dos botes de canela
y a dos heridas de clavo,
defiendo que es doña Olla
la corona de los platos.

BACO:

Oíd que los almireces
avisan al otro lado
que viene un aventurero.

(Salen marchando el GIGOTE y la ALBONDIGUILLA.)
GIGOTE:

Y ante vos llega humillado.

BACO:

¿Quién sois?

GIGOTE:

Yo soy don Gigote,
comida propia de guapos,
y tengo mi picadero
en las orillas del Tajo.
La Princesa Albondiguilla
es mi esposa. Y yo, picado,
vengo a defender que es ella
la que merece el aplauso.

BACO:

¿Y qué armas?

GIGOTE:

Clavo y canela.

BACO:

Iguales son para el caso.
La Princesa Albondiguilla
se siente en estotro lado.

DOÑA OLLA:

Midan las armas los jueces.

GALOPÍN:

Aquí sobra por un lado
esta raja de canela
y yo para mí la guardo.

GALLEGA:

Lo que de canela sisa
quiero yo llevar de clavo.

BACO:

Alegue la Albondiguilla.

ALBONDIGUILLA:

Sólo este rostro abultado.

BACO:

Pues toquen los almireces
a embestir.

LOS DOS:

Pues embistamos.

(Dase la batalla con palos de canela y cae el GIGOTE.)
GIGOTE:

En un hueso tropecé,
¡muerto soy!

ESTOFADO:

¡Muere villano!

TODOS:

¡Viva el Estofado, viva!

BACO:

Decid que viva y bebamos.

ALBONDIGUILLA:

Ya llega otro aventurero,
galán y bien matizado.

BACO:

¿Quién sois?

VERDE:

El Carnero Verde,
y por mi señora os traigo
la Princesa Pepitoria.

ALBONDIGUILLA:

Pasad, señora, al estrado.

PEPITORIA:

No puedo, porque me pesan
mucho tantísimos trastos.

VERDE:

Yo con este cucharón
defiendo y con vuestro amparo
que la noble Pepitoria,
deidad a quien yo idolatro,
es más que mil cosas buenas.

ESTOFADO:

Ríome de ese guisado.

VERDE:

Pues con este cucharón...

ESTOFADO:

También yo cucharón traigo.

(Desenvainan dos cucharones.)
BACO:

Ea, toquen a embestir.
¡Gran pujanza!

ESTOFADO:

¡Fuerte brazo!

VERDE:

¡Tropecé en el perejil!

ESTOFADO:

¿Para qué tiene usted tanto?

TODOS:

¡Viva el Estofado, viva!

BACO:

Decid que viva y bebamos.

PEPITORIA:

Aquí hay otro aventurero.

BACO:

¿Quién sois?

(Entran el CARNERO ASADO y la ENSALADA.)
CARNERO ASADO:

El Carnero Asado,
y traigo a doña Ensalada
por norte de mis cuidados.

ENSALADA:

Doña Ensalada de Huerta
soy.

DOÑA OLLA:

Dadnos los brazos,
que todas cabemos juntas
en invierno y en verano.

CARNERO ASADO:

Mis armas este asador
ha de ser.

ESTOFADO:

Yo éste saco.

BACO:

Ea, ¡tocad a embestir!

(Batallan.)
CARNERO ASADO:

Aunque estoy duro, soy flaco.
¡Muerto soy!

TODOS:

¡Viva y reviva!

BACO:

Decid que viva y bebamos.

GALLEGA y ASTURIANO:

Otro Príncipe, señor,

ASTURIANO:

encubierto y disfrazado
va entrando por el palenque.

GALLEGA:

El olor no es nada sano.

BACO:

Ea, descubra quién es.

(Descúbrese y estará vestido con morcillas y manos.)
MENUDO:

Soy don Mondongo.

BACO:

Ahí callo.
¿Y quién es vuestra Princesa?

MENUDO:

Doña Chanfaina Livianos,
legítima esposa mía.

ESTOFADO:

Pues ¿cómo es esto, villano?
¿Cómo a parecer te atreves
entre los nobles guisados?
¡Hola! ¡Matadle, prendedle,
deudos, amigos, vasallos!
(Sale UNO.)
Aquí está el Arroz con Leche.

OTRO:

Ya te sigue el Manjar Blanco.

MENUDO:

¡Ah de mi gran parentela
de salchichas y adobados!
¡En mi defensa os poned!
(Salen OTROS.)
Ya van con todos sus trastos.
¡Mueran los guisados, mueran!

(Riñen.)
BACO:

Teneos, ¿no veis que soy Baco
y a todos presido?

TODOS:

Pues
¿qué, qué queréis?

BACO:

Que pues estamos
en forma de mojiganga
se fenezca esto cantando.

OTROS:

Habló por boca de ganso.

DOÑA OLLA:

A todos hoy la Olla
(Cantando.)
fuerza es que venza,
pues no sólo mantiene
pero sustenta.

ESTOFADO:

Y todas las señoras
háganla amigas,
supuesto que Princesas
son de alta guisa.