Mānavá śāstra dharma: Libro X
Las leyes de Manu
Libro X
(X)
1. Que las tres clases regeneradas manteniéndose en el cumplimiento de sus deberes, estudien los Libros Santos; pero que sea un brahmán quien se los explique: tal es la decisión.
2. El brahmán debe conocer los medios de subsistencia que prescribe la ley para todas las clases; que los declare a los otros y él mismo se conforme a estas reglas.
3. Por su primogenitura, por la superioridad de su origen, por su conocimiento perfecto de los Libros Sagrados, y por la distinción de su investidura, el brahmán es el señor de todas las clases.
4. Las tres clases, sacerdotal, militar y comerciante son regeneradas; la cuarta, la clase servil, no tiene sino un nacimiento: no hay quinta clase primitiva.
5. En todas las clases, sólo a los que han nacido en orden directo de mujeres iguales a sus maridos en cuanto a la clase y que eran vírgenes en el momento de matrimonio, deben ser considerados, como pertenecientes a la misma clase que sus padres.
6. Los hijos engendrados por los dwiyas casados con mujeres pertenecientes a la clase que inmediatamente sigue a la suya, han sido declarados por los legisladores semejantes a sus padres pero no de la misma clase y despreciables a causa de la inferioridad de nacimiento de sus madres
7. Tal es la regla inmemorial tratándose de los hijos nacidos de mujeres que pertenecen a la clase que sigue inmediatamente a la de sus maridos; en cuanto a los hijos nacidos de mujeres cuya clase está separada de la de sus maridos por una o dos clases intermediarias, he aquí cuál es la regla legal:
8. Del matrimonio de un brahmán con una vaisia nace un hijo llamado Ambashtaha; con un sudrá, un Inshada también llamado Parasava;
9. De la unión de un chatría con una sudrá nace un ser llamado ugra, feroz en sus actos, que se complace en la crueldad y que participa de la naturaleza de la clase guerrera y de la clase servil.
10. El hijo de un brahmán casado con mujeres pertenecientes a las tres clases inferiores; el de un chatría casado con mujeres de las dos clases que le suceden; el de un vaisia casado con la mujer de la única clase inferior a la suya: con mirados los seis como viles (apasadas) con respecto a los otros hijos.
11. Del matrimonio de un chatría y de una brahmani nace un hijo llamado suta; de la unión de un vaisia con mujeres pertenecientes a la clase militar y a la sacerdotal, nacen dos hijos llamados magadha y vedeha.
12. De la unión de un sudrá con mujeres pertenecientes a las clases comerciante, militar y sacerdotal, resultan hijos producidos por la mezcla impura de clases y que son el ayogava, el kshatri y el chándala, el último de los mortales.
13. Así como al ambashata y al ugra nacidos en orden directo con una clase intermediaria entre las de sus padres, considera la ley que puede tocárseles sin impureza; así también al kshattri y al vedeha nacidos en el orden inverso con una clase intermediaria entre la de sus padres, puede tocárseles sin impureza.
14. A los hijos de dwiyas más arriba mencionados y nacidos en el orden directo, de mujeres cuya clase sigue inmediatamente, a la de sus maridos o está separada de ella por una o dos clases intermediarias, se les distingue, según el grado de inferioridad del nacimiento de sus madres, con el nombre de anantaras, de ekantaras, de dwiantaras
15. De la unión de un brahmán con una ugra se origina un avrita; con una ambastha un abhira; con una ayagavi, un dhigvana.
16. El ayagavi, el kshattri el chandala que es el último de los hombres, nacen de un sudrá en el orden inverso de las clases y los tres están excluidos de la celebración de las ceremonias fúnebres en honor de los antepasados.
17. El magakha y el vedeha, nacidos de un vaisia y el suta solamente, nacido de un chatría, igualmente en el orden inverso, son otros tres hijos excluidos también de los mismos deberes.
18. El hijo de un nishada y de una mujer sudrá pertenece a la raza de los pukkasas; pero al hijo de un sudrá y de una mujer nishadi se le llama kukkutaka.
19. Al que ha nacido de un kshattri y de una mujer ugra, se le llama swapaka (que cocina perro) ; al que ha sido engendrado por un vedeha y una ambashthi se le llama vena.
20. Los hijos que engendran los dwiyas con mujeres de su clase sin celebrar enseguida las ceremonias como la de la investidura, privados del sacramento que confiere la Savitri, están llamados vratyas (excomulgados).
21. De un brahmán así excomulgado nace un hijo de muy mal natural, llamado, según los países Bhurdhakantaka, Avantia, Vatadhana, Pushpadha y Sekha.
22. Un chatría excomulgado da el ser a un hijo llamado yhala, mala, nichivi, nata, karana, cassa y dravira.
23. De un vaisia excomulgado nace un hijo llamado sudhanhwa, charia, karusha, vidjanma, metra y satwata.
24. La mezcla ilícita de las clases, los matrimonios contrarios a los reglamentos y la omisión de las ceremonias prescritas, son el origen de las clases impuras.
25. Voy a declarar ahora enteramente qué personas producen las clases mezcladas, cuando éstas se unen entre sí en el orden directo y en el orden inverso.
26. El suta, el vedeha, el chandala que es el último de los mortales, el magadha, el kshattri y el ayogava;
27. Engendran, los seis, hijos semejantes con mujeres de su clase, con mujeres de las altas clases y con mujeres de la clase servil.
28. Así como un hijo apto para recibir un segundo nacimiento puede nacer en el orden directo de un brahmán y de una mujer perteneciente a la segunda o a la tercera de las tres primeras clases como de una mujer de su clase; así también entre los hombres serviles, es decir, entre el hijo de un vaisia y de una chatría, el hijo de un vaisia y de una brahmani y el hijo de un chatría y de una brahmani, no hay superioridad alguna.
29. Estas seis personas, uniéndose recíprocamente con mujeres de estas razas, engendran un gran número de razas abyectas y despreciables, más infames que aquellas de que han salido.
30. Así como un sudrá engendra con una mujer de la clase sacerdotal un hijo más vil que él; así también uno de estos seres viles engendra con una mujer de las cuatro clases puras un hijo todavía más vil que él.
31. Las seis clases abyectas, casándose entre ellas en el orden inverso, engendran quince clases todavía más abyectas y más viles.
32. Un dasyu uniéndose a una mujer ayogavi engendra un serindhra que sabe lavar y componer a su amo, que desempeña funciones serviles, aunque no sea esclavo, y que gana también su alimento, tendiendo redes para cazar a las bestias salvajes.
33. Un vedeha engendra con una ayogavi, un metreyaka de voz dulce que hace profesión de alabar a los hombres poderosos y toca una campana al levantarse el sol.
34. Un nishada, que se une a una mujer ayogavi da el ser a un margava o dasa que vive de la profesión de batelero y al que llaman kevarta los habitantes de Aryavarta.
35. Estas tres personas de nacimiento vil, el serindhra el metrevaka y el margava son engendrados por mujeres ayogavis que se ponen los vestidos de los muertos y comen los alimentos prohibidos.
36. De un vishada y de una mujer vedehi nace un karavara, zurrador de profesión; de un vedeha con una karavara y una nishadi, nacen un andhra y un meda, que deben vivir fuera del pueblo.
37. De un chándala y de una vedehi nace un pandusopaka, que gana su vida trabajando en bambú; y de un nishada y una vehedi, un ahindika que ejerce la profesión de carcelero.
38. De un chándala y de una mujer pukkasi nace un sopaka, cuya profesión es la de ejecutar a los criminales, miserables expuesto, sin cesar al desprecio de las gentes.
39. Una mujer nishadi uniéndose a un chándala, da a luz a un hijo llamado antyavasayi, empleado en los lugares en que se quema a los muertos y despreciado aún por los hombres despreciables.
40. Estas razas, formadas por la mezcla impura de clases y designadas por el padre y la madre, estén o no escondidas, deben ser reconocidas por medio de sus ocupaciones.
41. Seis hijos, tres dados a luz por mujeres de la misma clase que sus maridos y tres nacidos de mujeres pertenecientes a las clases regeneradas que siguen, pueden cumplir los deberes de los dwiyas y recibir la investidura; pero los hijos nacidos en el orden inverso y cuyo nacimiento es vil, son iguales con respecto al deber, a los simples sudrás é indignos de iniciación.
42. Por el poder de sus austeridades, por el mérito de sus padres, pueden todos en cada edad, llegar aquí abajo, entre los hombres, un nacimiento más elevado, así como pueden ser rebajados a una condición inferior.
43. Por la omisión de los sacramentos y por la no-frecuentación de los brahmanes, las razas que siguen a los chatrías, han bajado gradualmente en este mundo al rango de sudrás.
44. Son los paundrakas, los odras, los dravidas, los kambodjas, los yavanas, los saka, los paradas, los pahlavas, los chinas, los kiratas, los dharadas y los khasas
45. Todos los hombres salidos de las razas que tienen origen en la boca, el brazo, la cadera, y el pie de Brahmá, pero que han sido excluidos de sus clases por haber descuidado sus deberes, son llamados dasyus (ladrones) ; ya sea que hablen la lengua de los bárbaros (mlechas), ya la de los hombres honorables (aryas).
46. Los hijos de los dwiyas, nacidos de la mezcla de clases en el orden directo y los que ha nacido en el orden inverso no deben subsistir sino ejerciendo las profesiones despreciadas por los dwiyas.
47. Los sutas deben adiestrar caballos y guiar carros; los ambashtas ejercen la medicina; los vedehas, cuidar a las mujeres; los magadhas viajar, para comerciar;
48. Los nishadas, ocuparse de la pesca; los ayogavas, ejercer la profesión de carpinteros; los medas, los andhras, los chunchus y los madgus, combatir a los animales de las selvas;
49. Los kshattris, los ugras y los pukkasas, matar o coger a los animales que viven en agujeros; los dhigvanas, preparar los cueros; los venas, tocar instrumentos de música.
50. Que estos hombres establezcan su mansión al pie de los grandes árboles consagrados, cerca de los lugares en que se quema a los muertos, de las montañas y de los bosques, que sean conocidos por todo el mundo y vivan de su trabajo.
51. La mansión de los chándalas y de los swapakas, debe estar situada fuera del pueblo; no deben tener vasos enteros y no debe poseer por todo bien sino perros y asnos;
52. Que tengan como vestidos los de los muertos; como fuentes, vasijas rotas; como adorno, hierro; que continuamente vayan de un lugar a otro.
53. Que ningún hombre fiel a sus deberes tenga relación con ellos; no deben tener asuntos sino entre ellos y sólo deben casarse con sus semejantes.
54. Que el alimento que reciben de los otros, no se les dé sino en tiestos y por intermedio de un criado y que no circules en la noche en las ciudades y los pueblos.
57. Debe reconocerse por sus actos al hombre que pertenece a una clase vil, que ha nacido de una madre despreciable, pero que no es muy conocido y que tiene la apariencia de un hombre de honor, aunque no siéndolo;
58. La falta de sentimientos nobles, la rudeza de palabras, la crueldad y el olvido de los deberes, denotan aquí abajo al hombre que debe el ser a una madre digna de desprecio.
59. El hombre de nacimiento abyecto, adquiere el mal natural de su padre o el de su madre o los dos a la vez; nunca puede ocultar su origen.
60. Por distinguida que sea la familia de un hombre, si debe el ser a la mezcla de clases, participa de grado más o menos visible del natural perverso de sus padres.
61. Toda comarca en que nacen estos hombres de raza mezclada que corrompen la pureza de clases, es pronto destruida, así como los que habitan.
62. El abandono de la vida sin esperanza de recompensa para la salvación de un brahmán, de una vaca, de una mujer y de un niño, hace alcanzar el Cielo a los hombres de nacimiento vil.
63. Abstenerse de hacer el mal, decir siempre la verdad, abstenerse de todo robo, ser puro y reprimir sus órganos, he aquí sumariamente en qué consiste el deber prescrito a las cuatro clases por Manu.
64. Si la hija de una sudrá y de un brahmán, uniéndose a un brahmán, da a luz una hija que se une también a un brahmán y así sucesivamente, la baja clase subirá al más elevado puesto, a la séptima generación.
65. Un sudrá puede así elevarse a la condición de brahmán y el hijo de un brahmán y de un sudrá, bajar a la de sudrá, por una sucesión de matrimonios; la misma cosa puede ocurrir con la prole de un chatría y la de un vaisia.
66. Si hay dudas relativas a la preferencia entre el hombre que ha sido engendrado por un brahmán para darse gusto, con una mujer de la clase servil, no casada y el que debe el ser a una mujer brahmani y a un sudrá;
67. El que ha sido engendrado por un hombre honorable y por una mujer vil, puede tornarse honorable por sus cualidades; pero el que ha sido engendrado por una mujer de clase distinguida y por un hombre vil, debe ser mirado como vil: tal es la decisión.
68. No obstante determina la ley que estas dos personas no deben recibir el sacramento de la investidura el primero a causa de la bajeza de su madre; el segundo a causa del orden de las clases intervertido.
69. Así como una buena semilla que brota en un buen terreno se desarrolla perfectamente; así también el que debe el ser a un padre y una madre honorables es digno de recibir todos los sacramentos.
70. Algunos sabios elogian de preferencia la simiente; otro el campo; otro estiman a la vez el campo y la simiente; he aquí cuál es la decisión;
71. La simiente esparcida en un terreno ingrato se pierde sin producir nada; un buen terreno en el que no se arroja simiente alguna, permanece enteramente desnudo
72. Pero puesto que, por la excelencia de las virtudes de sus padres, aún los hijos de animales salvajes se han tornado en santos varones honrados y glorificados, el poder macho prevalece.
73. Después de haber comparado a un sudrá que cumple los deberes de las clases honorables con un hombre de las clases distinguidas que se conduce como un sudrá, el mismo Brahama ha dicho: "No son iguales, ni desiguales" pues su mala conducta establece relación entre ellos.
74. Que los brahmanes que emplean fervorosamente sus medios de alcanzar la beatitud final y que son fieles al cumplimiento de sus deberes, se conformen perfectamente a las seis prescripciones siguientes:
75. Leer las Santas Escrituras, enseñar a leer a los otros, sacrificar, asistir a los otros en sus sacrificios, dar y recibir: tales son las seis prácticas ordenadas a la primera de las clases;
76. Pero entre estos seis actos del brahmán tres sirven para su subsistencia, a saber: enseñar los Vedas, dirigir un sacrificio y recibir presentes de hombre puro.
77. Tres de estas prácticas está reservadas al brahmán y no conciernen al chatría, a saber: hacer leer los Libros Santos, oficiar un sacrificio y recibir presentes.
78. Estas tres prácticas están igualmente prohibidas por la ley al vaisia, pues Manu el Señor de las criaturas, no ha prescrito estos actos a las dos clases militar y comerciante.
79. Los medios de subsistencia propios al chatría son: llevar la espada o el dardo; los propios al vaisia son comerciar, cuidar a los ganados y labrar la tierra; pero los deberes de ambos son dar limosnas, leer las Santas Escrituras y sacrificar.
80. Enseñar el Veda, proteger a los pueblos, comerciar, y ocuparse de los ganados, son respectivamente las ocupaciones más recomendables para el brahmán, el chatría y el vaisia.
81. Pero si un brahmán no puede subsistir desempeñando los deberes más arriba mencionados, vivirá cumpliendo con el deber de un chatría; pues viene inmediatamente después del suyo.
82. Sin embargo, si se pregunta cómo debe vivir en el caso en que no pueda ganar su subsistencia, ni por uno ni por otro de estos dos empleos, he aquí lo que debe hacer; que trabaje la tierra, cuide los ganados y lleve la vida de un vaisia.
83. Sin embargo un brahmán o un chatría, obligado a vivir de los mismos recursos que un vaisia, debe cuidadosamente, cuanto le sea posible, evitar la labranza; trabajo que hace perecer a los seres animados y que depende de la ajena ayuda como la de los bueyes.
84. Ciertas gentes aprueban la agricultura; pero este medio de subsistencia, está censurado, por los hombres de bien: pues el madero armado de una hierro cortante desgarra la tierra y a los animales que ella encierra.
85. Pero si por falta de alimento un brahmán o un chatría se ve obligado a renunciar a la perfecta observancia de sus deberes para ganar con qué vivir, puede vender las mercaderías con que trafican los vaisias, evitando las que es preciso evitar.
86. Que se abstenga de vender jugos vegetales de toda clase, arroz preparado, granos de sésamo, piedras, sal, ganado, criaturas humanas;
87. Toda tela roja, todo tejido de cáñamo, de lino o de lana, aún cuando no fuera rojo, frutos, raíces, plantas medicinales.
88. Agua, armas, pescado, carne, jugo de asclepiada, perfumes de toda clase, leche, miel, leche cuajada, mantequilla clarificada, aceite de sésamo, cera, azúcar y césped consagrado;
89. Animales de los bosques de cualquier clase que sean, bestias feroces, pájaros, licores embriagadores, índigo, laca y todo animal de pezuña no hendida.
90. Pero el brahmán labrador puede, si quiere, vender para usos piadosos, semilla de sésamos sin mezcla, después de haberlas producido por propio cultivo, siempre que no las conserve largo tiempo con la esperanza de sacar más provecho.
91. Si emplea el sésamo en cualquier otro uso que no sea el de preparar su alimento, untar sus miembros y hacer oblaciones, será reducido al estado de gusano, así como sus abuelos, en los excrementos de un perro.
92. Un brahmán está degradado inmediatamente si vende carne, laca o sal, esta reducido en tres días a la condición de sudrá si comercia leche.
93. Por haber vendido de buena gana, las otras mercaderías prohibidas, un brahmán desciende en siete noches al estado de vaisia.
94. Sin embargo, pueden cambiarse líquidos con líquidos; pero no darse sal en cambio de líquidos; puede también cambiarse arroz preparado por arroz crudo y semillas de sésamo por igual peso o por igual medida de otras semillas.
95. Un hombre de la clase militar, en caso de miseria, pude recurrir a estos diferentes medios de existencia, pero nunca y en ningún tiempo debe pensar en desempeñar funciones mas elevadas, como las de brahmán.
96. Que un hombre de bajo origen que por avaricia vive desempeñando las ocupaciones de las clases superiores, sea privado enseguida por el rey de todo lo que posee y desterrado.
97. Vale más desempeñar sus propias funciones de una manera defectuosa, que desempeñar perfectamente las de otro; pues el que vive cumpliendo los deberes de otra clase pierde enseguida la suya.
98. Un hombre de la clase comerciante que no puede subsistir, cumpliendo sus propios deberes, puede descender a las funciones de un sudrá, siempre que evite cuidadosamente lo que no debe hacer;
99. Un sudrá que no encuentra ocasión de servir a los dwiyas, puede dedicarse apara vivir a los trabajos de los artesanos, si su mujer y sus hijos están necesitados.
100. Que ejerza de preferencia los oficios, como el de carpintero y las diferentes artes como la pintura, por medio de las cuales puede prestar servicios a los dwiyas.
101. Un brahmán que no quiere desempeñar las funciones de los chatrías, ni las de los vaisias y que prefiere permanecer firme en su camino, aunque esté extenuado, por falta de alimento y próximo a sucumbir, debe conducirse el modo siguiente:
102. El brahmán que ha caído en la miseria, debe recibir de quienquiera que sea; pues, según la ley no puede suceder que se manche la pureza perfecta.
103. Enseñando las Santas Escrituras, dirigiendo los sacrificios, recibiendo presentes en estos casos prohibidos, cuando están en la miseria, no comenten falta alguna; son tan puros como el agua y el fuego.
104. Al que hallándose en peligro de morir de hambre, recibe alimento de quienquiera que sea, no lo mancha más el pecado que el barro al éter sutil;
105. Ayigarta, hambriento estuco a punto de hacer morir a su hijo Sunah Sefa; sin embargo, no se hizo culpable de crimen alguno, pues buscaba un socorro contra el hambre.
106. Vamadeva, que sabía distinguir perfectamente el bien y el mal, no se tornó absolutamente impuro por haber deseado en un momento en que lo apuraba el hambre, comer carne de perro para conservar la vida:
107. El rígido penitente Bharadwasha, atormentado por el hambre y solo con su hijo, en una selva desierta, le aceptó algunas vacas al carpintero Vridhu.
108. Viswamitra, quien sin embargo conocía perfectamente la distensión del bien y del mal, urgido por la necesidad, se decidió a comer el muslo de perro que había recibido de manos de un chándala.
109. De estos tres actos generalmente desaprobados a saber: recibir presentes dados por hombres despreciables, dirigir sacrificios para ellos y explicarles las Santas Escrituras, lo que hay de más bajo y lo que se le reprocha más a un brahmán en el otro mundo es recibir presentes.
110. Oficiar en un sacrificio y explicar las Santas Escriturasson dos actos que siempre hacen para los que tienen el alma purificada por el sacramento de la iniciación; pero un don se recibe aún de un hombre servil, de la clase baja.
111. El pecado cometido por asesorar a hombres despreciables en un sacrificio y por explicarles las Santas Escrituras, se borra con la plegaria en voz baja y con las oblaciones; el pecado cometido por recibir algo de ellos, con el abandono de este presente y con las austeridades.
112. Un brahmán privado de sus recursos, debe rebuscar espigas o semillas en cualquier parte; recoger semillas una tras otra es más digno de alabanza.
113. Los brahmanes que están en la miseria y tienen necesidad de un metal no precisos o de cualquier otro objeto, deben pedirlo al rey; no hay que dirigirse a un rey que no esté dispuesto a dar y cuya avaricia es muy conocida.
114. la primera de las cosas que van a ser enumeradas y así sucesivamente, puede recibirse más inocentemente que las que vienen después, a saber: un campo no sembrado, un campo sembrado, vacas, cabras, ovejas, metales preciosos, grano nuevo, grano preparado.
115. Hay seis medios legales de adquirir bienes, que son: las herencias, las donaciones, los cambios o las compras, medios permitidos a todas las clases; las conquistas que están reservadas a la clase militar; el préstamo a rédito, el comercio y la labranza que conciernen a la clase comerciante; y los presentes recibidos de personas honorables que están reservados a los brahmanes.
116. Las ciencias como la medicina; las artes como el de preparar los perfumes; el trabajo por salario, el servicio por sueldo, el cuidado de los ganados; el comercio, la labranza, el contentarse con poco, la mendicidad y la usura, son los medios de sostener su vida en épocas de miseria.
117. El brahmán y el chatría, aún en un momento crítico, no deben prestar a rédito; pero ambos pueden prestar si quieren a un hombre culpable de un crimen, mediante un pequeño interés, una suma, es caso de que este haga un uso piadoso del dinero.
118. Un rey que toma hasta la cuarta parte de las cosechas de su reino en caso de necesidad urgente y que protege al pueblo con todo empeño, no comete falta alguna.
119. Su deber particular es el de vencer; que nunca vuelva espaldas en un combate; que después de haber defendido, con las armas en la mano a los hombres de la clase comerciante, reciba el impuesto legal.
120. El impuesto sobre la clase comerciante, que en épocas de prosperidad sólo llega a la dozava parte de las cosechas y al quincuagésimo de los beneficios pecuniarios, puede ser en los casos de apuro la octava y aún la cuarta parte de las cosechas y la vigésima de las ganancias en dinero; los sudrás, los obreros y los artesanos deben concurrir con su trabajo y no pagar impuesto alguno.
121. Un sudrá que desea procurarse subsistencia y no halla ocasión de entrar al servicio de un brahmán, puede servir a un chatría o, a falta de éste, puede procurarse medios de existencia, poniéndose al servicio de un rico vaisia.
122. Que sirva aun brahmán con la esperanza de obtener el Cielo o con el doble motivo de procurarse la subsistencia en este mundo y la felicidad en el otro; el que e designado como servidor de un brahmán, alcanza el objeto de sus deseos.
123. Servir a los brahmanes es, según ha sido declarado, la acción más digna de alabanza en un sudrá; cualquiera otra cosa que pueda hacer, no le trae recompensa.
124. Deben darle en su casa medios de vida suficientes, después de haber tomado en consideración su habilidad, su celo y el número de las personas a quienes está obligado a sostener.
125. Debe dársele el resto del arroz preparado, así como los vestidos usados, el desecho de los granos y los muebles viejos.
126. No incurre de ningún modo en falta el sudrá que como ajo y otros alimentos prohibidos y no debe recibir el sacramento de la investidura; los deberes piadosos como las oblaciones de fuego, no le están prescritas; pero no le está prohibido cumplir con el deber religioso, que consiste en hacer ofrendas de arroz preparado.
127. Los sudrás que desean cumplir con su deber enteramente, que lo conocen perfectamente é imitan las prácticas de las gentes de bien en la celebración de las oblaciones domésticas, absteniéndose de recitar todo texto sagrado, excepto el de la adoración, no cometen pecado alguno y se atraen justas alabanzas.
128. Cuantas veces un sudrá, sin maldecir de nadie, hace los actos de los dwiyas que no le están prohibidos, llega, sin ser censurado, a la elevación en este mundo y en el otro.
129. Un sudrá no debe amontonar riquezas superfluas aún cuando está en la posibilidad de hacerlo; pues un sudrá cuando ha adquirido fortuna, insultará a los brahmanes con su insolencia.
130. Tales son, como han sido declarados, los deberes de las cuatro clases en caso de miseria; observándolos con exactitud, se llega a la felicidad suprema.
131. Este sistema de los deberes que conciernen a las cuatro clases, ha sido expuesto por entero; voy a declarar ahora la ley pura de la expiación de los pecados.
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