Mi amistad
Es de los prados violeta humilde,
Que entre sus hojas se ve temblar,
Si la acaricia céfiro blando
Gratos perfumes recogerá.
Es filon rico que en sus entrañas
Encierra á veces el pedernal,
Y la constancia sola del hombre
¡Cuántas riquezas suele encontrar!
Es la corriente que inagotable
Sale perenne del manantial,
Y aunque parece que ya está exausta
Nunca sus aguas se agotarán.
Yo no la brindo, vale tan poco,
Pero la acepto siendo cordial;
Y agradecida le formo tierna
Aquí en el alma sagrado altar.
Porque es un rayo de luz divina,
Que penetrando la inmensidad
Llega á nosotros como consuelo,
Y como un lazo de amor y paz;
Yo no la brindo porque me temo
Si mis protestas rechazarán,
Y tiemblo solo que llegue el mundo,
Mis ilusiones á marchitar.
Yo soy tan débil que me pregunto
Allá á mis solas con ansiedad,
Si de esta vida triste y amarga
Los desengaños podré arrostrar.
Por eso nunca rechazo votos;
Pero entre dudas dice mi afan
¡Ay! ...... entre tantas protestas dulces
La verdadera ¿dónde estará?
Hija del campo suspiro y temo
Los artificios de la ciudad;
Así en el alma la guardo siempre
Como la joya que quiero más.
Nació á la sombra de un bosque vírgen
Y en las orillas de un manantial;
Por eso es ella sincera y pura,
Crédula á veces, falsa jamás!
Y aunque parezca que ya no existe
Los que la busquen la encontrarán,
Si la cultivan con dulce empeño
Nunca su fuente se agotará.
Porque es la humilde, pobre violeta,
El filon rico y el manantial,
Siempre se oculta, nunca se agota
El dulce afecto de mi amistad.