Ir al contenido

Noticias de descubridores: 09

De Wikisource, la biblioteca libre.
Nota: En esta transcripción se ha respetado la ortografía original.



VIII.

Una de las personas más notables que se encuentran en los anales de la conquista del Nuevo Mundo, es el Adelantado Álvar Nuñez Cabeza de Vaca, cuyo valor, constancia y resignacion en los trabajos, así como la humanidad con que trataba á los Indios, prueban que tenía tan excelente y bondadoso corazón, como aventajadas dotes de guerrero. Habia nacido en la ciudad de Jerez de la Frontera, y era nieto del Adelantado Pedro de Vera, á quien los Reyes Católicos Doña Isabel y Don Fernando concedieron la conquista de las islas Canarias, en cuya empresa, que no consiguió llevar á cabo, consumió un cuantioso patrimonio, y aun tuvo que empeñarse en suma considerable para rescatar sus dos hijos de un alcaide moro. Uno de ellos fué padre de Álvaro, habido con Dona Teresa Cabeza de Vaca, señora de ilustre linaje. Nada sabemos de sus primeros años, que debió emplear en servicio del Estado, puesto que ejercia el cargo de Tesorero del Rey en Sevilla en 1527, cuando se decidió á partir para las Indias con Pánfilo de Narvaez, que se dirigia á conquistar la Florida. Partió la expedicion, en la cual ejercia Cabeza de Vaca los destinos de Tesorero y Alguacil Mayor, del puerto de Sanlúcar de Barrameda el 17 de Junio de aquel año, y después de haber llegado sin novedad particular á su destino y batido en un primer encuentro á los Indios Apalaches, tuvo tan mala fortuna, que los seiscientos Españoles que la componían perecieron todos á manos de los naturales, gente feroz, belicosa y antropófaga, excepto cuatro, que fueron Álvar Nuñez, Alonso del Castillo Maldonado, Andrés Dorantes, y el esclavo negro Esteban de Azamor, quienes debieron el salvar la vida al estado de flaqueza y extenuacion en que estaban, por lo cual no los creyeron los Indios de provecho para comérselos.

Dedicóse en tan lamentable situacion Álvar Nuñez á curar las enfermedades de aquellos naturales, en lo cual tuvo tal suerte, que logró captarse el aprecio y respeto de aquellas tribus, que lo miraban, así como á sus compañeros, cual á seres sobrenaturales. Refiere él mismo en sus Comentarios que, por ignorancia de otros medios físicos, vallase para sus curaciones de soplos, oraciones y rezos, y de aplicar la señal de la cruz en las partes doloridas, con lo cual, ayudado de la gacia de Dios, obtuvo maravillosos resultados; y hasta asegura que en cierta ocasión resucitó un Indio muerto. Imposible nos es, en buena crítica, aceptar como ciertos estos hechos sobrenaturales, hijos sin duda de la casualidad, aunque no han faltado autores que defiendan con el mayor entusiasmo sus milagros [1]; pero lo que no admite duda es que con la fama que adquirieron los cuatro Españoles, pudieron gozar de completa seguridad y correr la tierra, siendo perfectamente recibidos en todas las tribus, y de una en otra vinieron á parar á San Miguel de Culhuacan, en la costa del mar del Sur, después de una peregrinacion de cerca de diez años: de allí pasaron á Méjico, de donde regresó Álvar Nuñez á España por los años de 1537.

No escarmentado con los anteriores adversos sucesos, solicitó y obtuvo del Emperador Carlos V la gobernacion del Paraguay con titulo de Adelantado, obligándose á continuar el descubrimiento, conquista y poblacion de aquel territorio. Partió nuevamente de Sanlúcar á 2 de Noviembre de 1540 con 700 Españoles y un buen número de aventureros hidalgos, y después de haber reconocido el cabo de San Agustin, el puerto de Santa Catalina y la entónces casi desierta Buenos-Aires, continuó por tierra su camino, explorando todo el país, y llegando á la Asuncion el dia 11 de Marzo de 1542, tomó inmediatamente posesion de su gobierno.

Procedió al arreglo de la colonia, nombrando su Maestre de Campo á Domingo Martinez de Frala, á quien encargó proseguir los descubrimientos hasta ponerse en comunicacion con el Perú: hizo salir una expedicion al mando de su sobrino Alonso Riquelme á conquistar la provincia del Ipané, y por último, marchó con otra en persona á explorar el país y buscar minas. Durante ella tuvo serias desavenencias con los Oficiales Reales, indisponiéndose con ellos, particularmente con el Contador Felipe de Cáceres, hombre inquieto y mal acondicionado, quien púsose al frente de una conspiracion dirigida á despojarle del mando. En efecto, no bien regresaron á la Asuncion, cuando, aprovechando los conjurados la ocasión de hallarse enfermo en cama, le sorprendieron en su posada, intimándole el que se diese á prisión. Resistióse á ello, hasta que Jaime Requin, uno de los amotinados, poniéndole una ballesta armada al pecho, le amenazó con la muerte. Entregó entónces su espada á D. Francisco de Mendoza; en seguida, asiendo de él, le pusieron un par de grillos y encerraron en una oscura cuadra de la casa de García de Venegas, juntamente con su sobrino Riquelme, el Alcalde Mayor Pedro de Estopiñan y otros capitanes y caballeros á quienes prendieron también, poniéndoles cincuenta soldados de guardia. Apoderados del gobierno, nombraron Capitan general á Domingo de Trala, quien, aunque se excusó cuanto pudo, hubo de ceder á la fuerza, admitiendo el mando para evitar mayores excesos, el 15 de Diciembre de 1543.

Los enemigos de Álvar Nuñez formáronle muy á su gusto el proceso, y terminado éste al cabo de diez meses de sufrir una dura prision, le embarcaron para España, acompañado del Veedor Alonso Cabrera y el Tesorero García Venegas, encargados de sostener ante el Consejo de Indias la acusacion. Llegaron á España después de sesenta dias de navegacion, y el Emperador mandó poner preso á Cabrera y Venegas, de los cuales el primero enloqueció y el segundo murió en la cárcel antes de sentenciarse el proceso. En éste salió Álvar Nuñez sentenciado á privacion de oficio y á seis años de destierro en Oran con seis lanzas; pero apeló, y fué en revista absuelto, señalándosele 2.000 ducados de pensión en Sevilla. Allí vivió hasta su fallecimiento, cuya época se ignora, gozando del aprecio general, pues ejerció la primacía del Consulado con mucha honra.

Escribió Álvar Nuñez Cabeza de Vaca dos obras, una la relacion de su expedicion á la Florida, con el título de Naufragios, que se imprimió el año de 1555 en Valladolid, y la segunda los Comentarios de su gobierno, que extendió el escribano Pedro Fernandez, y vió la luz pública juntamente con la anterior en un tomo en 4.°; libro curiosísimo y en extremo apreciable para conocer el modo de vivir y costumbres de los Indios de las tribus salvajes en tiempo de la conquista; le reprodujo el Sr. Barcia en su coleccion, año de 1740, y también en el tomo XXII de la «Biblioteca de autores Españoles,» año de 1857, D. M. Rivadeneira.


  1. El Marques de Sorito, en una Disertacion que cita D. P. González de Bárcia.