Numen
Ir a la navegación
Ir a la búsqueda
Mefistófela divina, miasma de fulguración, aromática infección de una fístula divina... ¡Fedra, Molocha, Caína, cómo tu filtro me supo! ¡A ti - ¡Santo Dios! - te cupo ser astro de mi desdoro; yo te abomino y te adoro y de rodillas te escupo! Acude a mi desventura con tu electrosis de té, en la luna de Astarté que auspicia tu desventura... Vértigo de asambladura y amapola de sadismo: ¡yo sumaré a tu guarismo unitario de Gusana la equis de mi Nirvana y el cero de mi ostracismo! Carie sórdida y uremia, felina de blando arrimo, intoxícame en tu mimo entre dulzuras de uremia... Blande tu invicta blasfemia que es una garra pulida, y sórbeme por la herida sediciosa del pecado, como un pulpo delicado, "¡muerte a muerte y vida a vida!" Clávame en tus fulgurantes y fieros ojos de elipsis y bruña el Apocalipsis sus músicas fulgurantes... ¡Nunca! ¡Jamás! ¡Siempre! ¡Y Antes! ¡Ven, antropófaga y diestra, Escorpiona y Clitemnestra! ¡Pasa sobre mis arrobos como un huracán de lobos en una noche siniestra! ¡Yo te excomulgo, Ananké! Tu sombra de Melisendra irrita la escolopendra sinuosa de mi ananké... eres hidra en Salomé, en Brenda panteón de bruma, tempestad blanca en Satzuma, en Semíramis carcoma, danza de vientre en Sodoma y páramo en Olaluma! Por tu amable y circunspecta perfidia y tu desparpajo, hielo mi cuello en el tajo de tu traición circunspecta... ¡Y juro, por la selecta ciencia de tus artimañas, que irá con tus risas hurañas hacia tu esplín cuando muera, mi galante calavera a morderte las entrañas!