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Obsesión

De Wikisource, la biblioteca libre.
Nota: Poema número 79 de Las flores del mal (edición de 1861).

Grandes bosques, me espantáis como catedrales;
Aulláis como el órgano; y en nuestros corazones malditos,
Estancias de eterno duelo donde vibran viejos estertores,
Responden a los ecos de vuestros De profundis.

¡Yo te odio, Océano! tus saltos y tus tumultos,
Mi espíritu en él los recobra. Esta risa amarga
Del hombre vencido, lleno de sollozos y de insultos,
Yo la escucho en la risa enorme del mar.

¡Cómo me agradarías, oh noche! ¡Sin estas estrellas
Cuya luz habla un lenguaje conocido!
¡Porque yo busco el vacío, y el negro, y el desnudo!

Pero, las tinieblas son ellas mismas las telas
donde viven, brotando de mis ojos por millares,
Los seres desaparecidos de las miradas familiares.