Oda sáfica: Al Céfiro
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Dulce vecino de la verde selva, huésped eterno del abril florido, vital aliento de la madre Venus, Céfiro blando; si de mis ansias el amor supiste, tú, que las quejas de mi voz llevaste, oye, no temas, y a mi ninfa dile, dile que muero. Filis un tiempo mi dolor sabía; Filis un tiempo mi dolor lloraba; quísome un tiempo, mas ahora temo, temo sus iras. Así los dioses con amor paterno, así los cielos con amor benigno, nieguen al tiempo que feliz volares nieve a la tierra. Jamás el peso de la nube parda cuando amanece en la elevada cumbre, toque tus hombros ni su mal granizo hiera tus alas.