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Oficio del General Gabino Gaínza (26 de abril de 1814)

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Oficio del General Gabino Gaínza

Excelentísimo Señor:

Una serie continuada, serie de rápidos progresos y de gran bulto, desde mi arribo a Arauco, el treinta y uno de enero en que se cuenta, por último, la rendición de Concepción y Talcahuano, restituidos a nuestro poder por capitulación, aunque después de una obstinada defensa, el diez del corriente, no me habían permitido tener dispuesto en términos de remitir a V. E. en el momento, el parte relacionado y circunstanciado que estaba escribiendo, cuando una ocurrencia extraordinaria que llama toda mi atención por interesarse en ella la política, el honor de nuestras armas, y la humanidad afligida con los desastres de una guerra entre hermanos españoles todos vasallos de un mismo Rey; me obliga a suspender esa ocupación.

Tal es la próxima llegada a este cuartel del señor Hillyar, Comandante de la fragata de S. M. B., surta en el puerto de Valparaíso con proposiciones del Director Supremo de Santiago, para la paz según me lo anuncia por oficio de diez y nueve del corriente que acabo de recibir.

En estas circunstancias he creído no deber tardar más días el participar a V. E. las interesantes noticias del estado de este reino, por lo que, dejando para la conclusión de las negociaciones que parece van a entablarse, la remisión del enunciado adelanto y envío cerca de la persona de V. E. al Alférez de Fragata don Pedro Tavira, que sobre haber servido con constante buen desempeño toda la campaña el destino de Ayudante de Campo mío, según participo a V. E. por separado, reúne un buen juicio, talento claro, conducta buena y capacidad bastante para referir y contar a V. E. lo que se sirva preguntarle.

Esto supuesto, me contraigo por ahora únicamente a felicitar a V. E. como principal autor por las glorias y progresos de este ejército.

Hasta el día, estas son la reconquista, no sólo de la ciudad de Concepción y puerto de Talcahuano, sino todo el territorio de la izquierda del Río Maule y de la ciudad de Talca a la derecha.

Todo Excelentísimo señor se ha conseguido a fuerza de armas; y los enemigos del Rey y de la Nación han perdido en las diversas escaramuzas, cuales han sido la de Cuchacucha, Talca, Romero, Penco, Membrillar, y Quechereguas veinte y tres oficiales de todas graduaciones, unos cuatrocientos soldados muertos, más de quinientos prisioneros, quinientos veinte y nueve fusiles, doce cañones de diversos calibres, y porción de munición, equipajes, víveres, etc.

Sin entrar en esta cuenta, la toma de Concepción y Talcahuano por no tener todavía relación circunstanciada, aunque si sé por cartas del Coronel don Matías de la Fuente, Comandante encargado de esa expedición, que no bajarán de sesenta los cañones que se han tomado, ni de trescientos cincuenta los fusiles; sin que el [al] ejército de mi mando le haya costado más que un solo oficial, apenas treinta hombres, poquísimos fusiles, pero ningún cañón.

El resto de enemigos que infestaba la provincia de Concepción repasó fugitivo y presuroso el río Maule bajo las órdenes de don Bernardo O'Higgins, con Mackenna su segundo, y alcanzó hasta las Quechereguas, catorce leguas más allá de esta ciudad, con marchas tan forzadas, que aunque le perseguí porfiadamente, y con viveza no pude evitar su llegada antes, ocupación y atrincheramiento de una gran casa de hacienda cómoda y muy proporcionada por sus grandes oficinas para resguardarse.

Así, después de haberlos cañoneado bien en su ventajosa posición que no hubo forma de obligarles a abandonar por más que hice provocándolos por varios medios a una batalla, hube de replegarme a esta ciudad de Talca por la mala proporción de mantenerme allí acampado, y recelos según los prácticos del país, de un próximo aguacero, en circunstancias de carecer de las tiendas necesarias para mil quinientos hombres y catorce piezas de artillería con que operaba ese día, y el resguardo de sus correspondientes municiones.

Esa división enemiga conserva aquella posición, y según noticias que procuro adquirir, su General trabaja eficazmente por reunir más gente, y que la capital le auxilie, entreteniendo a su tropa con la esperanza del saqueo de esta ciudad que dice viene a tomar.

Yo no puedo ni debo temer su ataque; pero sí me incomodaría algún bloqueo, porque quizá pudiera causar algunas privaciones y molestias, por lo que, después de bien guarnecidas las plazas y puntos de la izquierda del Maule, he dispuesto se acerque a este río alguna más fuerza de la que se ha ocupado en Chillán y Concepción donde ya no tienen que recelar; con lo que una vigilancia activa y constante, y el valor de las tropas que están a mis órdenes, unido al concepto de que en Santiago y Valparaíso, según se dice, no tienen fusiles con que armar quinientos hombres sobre su anterior fuerza; pienso no perder un palmo de terreno de lo adquirido hasta aquí, y avanzar cuanto pudiere y las circunstancias me ofrecieren hasta consumar, si es dable la pacificación de todo el reino; caso que nada se consiga por la mediación del Señor Hillyar cuyos resultados comunicaré a la mayor brevedad.

Dios guarde a V. S. muchos años.-Talca, abril veinte y seis de mil ochocientos catorce. Excelentísimo Señor. Gabino Gaínza.

Excelentísimo Señor Virrey del Perú.