Oh quién muriera por tu amor ardiendo
Apariencia
- Soneto XL
¡Oh quién muriera por tu amor, ardiendo en vivas llamas, dulce Jesús mío, y que las aumentara aquel rocío que viene de los ojos procediendo! ¡Oh quien se hiciera un Etna despidiendo vivas centellas deste centro frío, o fuera de su sangre el hierro impío de un africano bárbaro cubriendo! Este deseo, que a morir se atreve, recibe Tú, pues la ocasión venida, bien sabes que no fuera intento aleve ¿Y qué mucho que amor la muerte pida? Pues no era muerte, sino puente breve que me pasara a ti, mi eterna vida