Ojos, por quien llamé dichoso al día
Apariencia
- A las ojeras de una dama
- Soneto 43
Ojos, por quien llamé dichoso al día en que nací, para morir por veros, que por salir de noche a ser luceros, cercáis de azul la luz que al sol envía; hermosos ojos, que del alma mía un inmortal engaste pienso haceros de envidia del safir, que por quereros, entre cristal y rosa el cielo cría; agora sí, que vuestras luces bellas son de mi noche celestial consuelo, pues en azul engaste vengo a vellas. Agora sí, que sois la luz del suelo, agora sí, que sois, ojos estrellas, que estáis en campo azul, color de cielo.