sistema de clasificación bibliográfica, y así lo da a entender en el Prefacio de su tercer catálogo de 1920-1921:
“Por ello, no hemos pretendido efectuar clasificación científica alguna; no encontramos, tampoco, modelo que imitar; sólo hemos adoptado las divisiones que nos han parecido más usuales en los diversos órdenes de conocimientos. Únicamente nos han guiado consideraciones de utilidad práctica, el propósito de entender lo mejor posible la necesidad de conocer las obras que sobre las diversas materias que aquí existen”.
Inmediatamente a continuación, don Adolfo se acerca a definir por primera vez la labor de una biblioteca parlamentaria como la que dirige:
“Es preciso tener presente que esta es una Biblioteca destinada, principalmente, a facilitar los estudios legislativos y, en general, los estudios de las ciencias sociales”.
Por último Labatut, quien con la honestidad intelectual que lo caracterizó, al reconocer que el trabajo de clasificación de obras exigía conocimientos muy superiores a los que él poseía, en su mismo trabajo citado, se aproxima al número de ejemplares que ya tenía la Biblioteca del Congreso Nacional:
“Debido al afán de hacer una obra útil para los aficionados al estudio, no nos ahorramos esfuerzos; por eso tratamos de conocer las obras que forman el acerbo de esta Biblioteca —cuyo número de volúmenes se acerca a cincuenta mil— a fin de clasificarlas en la división que les correspondía”.(10)
Pero en los años en que don Adolfo dirigía la Biblioteca y ordenaba la publicación del tercer catálogo en que —como se destacó— ya la enmarcaba como una Biblioteca al servicio del Poder Legislativo, las aguas habían vuelto a agitarse en éste. vAsí, en 1920 asumió la Presidencia de la República su ex Director, don Arturo Alessandri P. cuya