DB JULIO
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un cataclismo. Mis compañeros están furiosos y decididos á proclamar al Rey neto. Acabáramos de una vez. Lo que ha de venir, venga pronto.
— Dices bien; pero no te metas en nada, querido hijo. Yo sé lo que es política; sé lo que es conspirar. Mucho cuidado. Sigue á tus compañeros; pero no te distingas entre ellos por un celo excesivo en favor del Rey neto.
.—Así lo haré— dijo Anatolio estirándose bien para tocar con las manos la cabecera dol lecho.—Poco tiempo me queda de servicio. He pedido mi licencia absoluta... A casa que es madre, á cuidar de mi familia y de mi conveniencia.
.—¡Admirablemente pensado y dicho! Va-. mos á ver: ¿tienes tus papeles corrientes para la boda?
— Todo corriente. Por mi parte... Que mi prima fije el día.
— ¿Que yo fije... que yo fije el día...?—balbució Sola, mirando á su padre.
— Es claro, mujer; que digas: tal ó cual día me quiero casar.
— Pues el día... que ustedes quieran.
— Mañana,—gruñó Anatolio.
— Hombre... calma, calma. Fijemos un día lásico, el domingo, ó para el Carmen.
— Muy bien.
Poco después comieron, siendo muy de lamentar que en día de tanta solemnidad equivocase todas ó la mayor parte de las cosas Solita; ¡ella, que no se equivocaba nuncal Mas el padre, única persona que podía apreciar la sin-